John
Tenía una hora que había recibido el último mensaje de Paul, y ya me sentía atrapado. El tiempo no parecía estar avanzando lo suficientemente rápido, y todo lo que yo deseaba era que el maldito sol saliera de nuevo para ir a encontrarme con Paul.
— ¿Qué hora es? —pregunté a Daniel y Janet, que estaban sentados viendo una película, pretendiendo que yo no estaba dando vueltas por toda la habitación en espera de que llegara el momento de irme.
—Sólo un minuto después de la última vez que preguntaste —contestó Daniel, tomando un puñado de palomitas y llevándoselas a la boca.
Solté un gruñido y retomé el paseo por la misma pequeña habitación, donde estaba casi seguro de que desgastaría la madera si el tiempo no corría más rápido.
— ¿Has pensado en lo molesto que es verte como maniático por toda la habitación? —preguntó Daniel, arrojándome un cojín del sillón—. ¿Qué te parece si mejor empacas tus calzones?
—Lo haría si tan sólo tuviera algo aquí que fuera mío —gruñí. De reojo logré ver como era que Janet soltaba un suspiro y se encogía en el sillón, sin siquiera mirarme. Desde que había dado la noticia de que Paul y Ricitos vendrían a salvarme, Janet vivía hecha un mar de lágrimas muy molesto.
Daniel volvió su atención al televisor, y yo retomé la caminata durante dos vueltas más antes de volver a preguntar:
— ¿Qué hora es?
Daniel soltó un gruñido y tiró las palomitas al piso en cuanto comenzó a tirar de su cabello desesperadamente.
— ¿Por qué mierda Paul te citó hasta mañana? ¡Creí que estaría igual de desesperado que tú!
—No lo sé, por como es, seguramente no quiere que lo vea devastado por el vuelo —contesté, arrojándome a la cama. Quería quedarme dormido para que el tiempo avanzara más rápido, pero la ansiedad que amenazaba con comerme vivo me lo impedía.
—Quizá Paul no está tan ansioso, después de todo —susurró Janet, sorbiendo sus mocos. Me sorprendía que después de todo lo que había llorado aún tuviera fuerza para seguir siendo increíblemente molesta.
—O quizá está más divertido con Harry. Parecía que el futuro le gustaba mucho —agregó Daniel, en un tonto intento de hacerme sentir mejor. Me arrojé a la cama, deseando que por fin la pesadilla se acabara y pudiera alejarme de ese par de inútiles.
—Relájate un poco, John. Mañana iremos a primera hora al hotel y nos encontraremos con Paul, y entonces...
— ¿Iremos? —pregunté, sentándome en la cama a toda velocidad—. Ustedes dos no van a ningún lado.
Janet soltó un hipido y se levantó del diminuto sillón de un brinco, como si algo le hubiera mordido el trasero, algo que francamente me habría dado mucho gusto, si eso le hubiera causado mucho dolor.
—Te acompañaremos, John. Hasta el último segundo.
— ¡Oh, eso sí que no, mierdecilla insolente! Arruinaste un encuentro, no arruinarás dos.
Janet giró a ver a Daniel, en espera de ayuda, pero en cambio Daniel parecía mucho más interesado en él mismo, porque no tardó en tomarme del hombro como acostumbraba hacerlo.
—Exacto, Pug. John y yo iremos a ver a Paul, y después de que le entregue a John, Paul cumplirá lo que John me prometió, ¿cierto?
—Yo no te he prometido nada —le dije, arrojando su brazo lejos de mi hombro—. Y ninguno de los dos vendrá conmigo.
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Now and Then [McLennon]
Fiksi PenggemarSé que es verdad, todo es por ti. De vez en cuando, te extraño. De vez en cuando, sé que es verdad para mí.