Capítulo 37

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John

Estaba esforzándome por mantener la indiferencia con todo lo que acababa de presenciar, pero cada segundo que Ricitos estaba cerca de mí se volvía un poco más insoportable. Fue una suerte que Paul se deshiciera de él, aunque la molestia que sentía apenas si se redujo un poco. A pesar de eso logré sonreír un poco.

—Le diré a tu padre lo que hiciste —lo amenacé.

—John...en realidad, yo no...Harry fue quien... —suspiró, dejándome más confundido—. No le digas nada a mi papá, no es necesario.

—Lo consideraré, aunque primero tengo que volver a verlo, ¿no? —intenté sonar un poco ocurrente, para que no se notara la preocupación que había sentido desde que había aparecido en el futuro—. Hablaremos de eso después, creo que hay cosas más importantes ahora.

—Tuve mucho miedo, ¿sabes? —habló Paul, antes de morderse ligeramente el labio inferior—. Cuando desperté en Hamburgo y no estabas junto a mí, creí que me estabas jugando una broma pesada, pero no era así. Busqué a Astrid y no me reconoció, me dio un poco de dinero y me fui con unos marinos a Brighton. Ellos me habían salvado de haber sido violado. De Brighton me fui a Londres, sólo quería encontrarte, creí que estarías en Liverpool. Iba a tomar un tren a Liverpool cuando conocí a Harry, él me ayudó mucho. Te buscamos en Liverpool juntos, pero no estabas ahí. He estado con Harry en Londres desde entonces.

—Se nota, creo que los dos se divirtieron bastante mientras yo no estaba —gruñí, sin poder contenerme más—. ¿Y eso fue todo lo que hiciste? ¿Sólo me buscaste en Liverpool y como no aparecí fuiste a divertirte con tu novio?

—No sabía en dónde podías estar, yo aparecí en Hamburgo, ¿por qué tú no me buscaste en Liverpool?

—Para empezar, creí que no habías viajado al futuro, que estabas a salvo. Y, aunque hubiera sido distinto, no sé si lo has notado pero estaba atrapado aquí, con una maldita loca que también intentó violarme, planeando la mejor forma de acercarme a ti. El tú del futuro, pero eres un maldito loco con la seguridad, ¡terminé en prisión por tu seguridad!

—Créeme, mi yo del futuro es un maniático loco que tiene muchísimo dinero —se encogió de hombros—. Yo...no sé qué decir, creí que ya había buscado mucho, pensé que mi destino era quedarme con Harry.

— ¡¿Y eso era todo lo que ibas a hacer?! Sólo... quedarte con Harry, no ibas a volver al pasado, no ibas a buscarme, ¿no ibas a hacer nada más allá de acostarte con Ricitos? ¿No pensaste en mí? ¿En que quiero volver al pasado?

Paul puso una expresión muy seria y negó con la cabeza.

—No creí que serviría de algo continuar con la búsqueda —mi mejor amigo estaba incómodo, podía notarlo con claridad—. Tampoco se me ocurrió buscar a tu yo del futuro, ni siquiera lo pensé, y Harry tampoco lo sugirió.

— ¿Mi yo del futuro? —pregunté, sin entender mucho, hasta que finalmente las ideas aparecieron acomodarse en mi mente. Pasé mis manos por mi cabello, sintiendo la desesperación cubriendo cada nervio de mi cuerpo—. No lo sabes.

— ¿Saber qué?

Solté una pequeña risita, surgida a partir de mi desesperación por darle un buen golpe a Paul en la cara.

—No te interesó nada de mí, ¿verdad? —le pregunté, comenzando a enfadarme—. No te interesó averiguar que estoy muerto.

Paul palideció y pareció quedarse sin palabras, pues solamente miraba de un lado a otro, respirando de una manera extraña.

— ¿Mu-muerto? —negó con la cabeza—. No puedes estar muerto, tienes que estar bromeando, de seguro eres un hombre millonario, igual que mi yo del futuro, John. No puedes estar muerto, tú no.

—No todos tenemos tu maldita suerte, ¿sí? Estoy muy muerto, desde hace años, ¡un maldito loco me mató! Pero eso no te importa, ¿verdad? ¿A quién le importaría que John Lennon hubiera muerto si puedes pasar el día entero clavando el palo en el culo de Ricitos?

—John, no es que no me haya importado, yo...no sé qué me pasó, simplemente no se me ocurrió que podría encontrar a tu yo del futuro. Vi a Astrid en Hamburgo y ni siquiera me reconoció. Yo...

Paul se llevó las manos a la cara y sollozó como la nenita que era. Después de todo, parecía que sí le importaba, pero verlo así no me quitaba el enojo. Yo había pasado por muchas cosas terribles, me había preocupado por él y hasta había puesto mi vida en riesgo varias veces; mientras que él sólo había estado de puta facilita con Ricitos. Y eso me enojaba mucho.

—Lo siento... —musitó, descubriéndose la cara para dejarme ver que estaba llorando—. Sí me importas, John. Lamento no haber continuado con la búsqueda, perdón por haberme rendido tan pronto. Lo siento.

—No lo sientes, ni por mí, ni por George —le reclamé, notando que lo único que Paul parecía ser capaz de hacer era llorar—. Quiero ir a casa, pero cuando regresemos al pasado... se acabó, Paul.

Él asintió lentamente, aunque sabía que estaba destrozado por dentro. Buscó en su bolsillo y sacó un pedazo de plástico para extendérmelo. Lo tomé, frunciendo el ceño. La tarjeta tenía un número, así como el nombre del hotel.

— ¿Qué es esto?

—Harry dijo que te la diera...es de la habitación que está junto a la nuestra, la utilizas para abrir la puerta.

Paul volvió a sollozar y salió corriendo hacia las escaleras; no me quedó más remedio que seguirlo para poder averiguar dónde estaría mi habitación.

Now and Then [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora