Capítulo 38

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Paul

Agradecí que Harry hubiera dejado la puerta de nuestra habitación abierta porque no tenía ánimos para tocar. Empujé con todas mis fuerzas, dando un terrible portazo y haciendo que Hazza se estremeciera.

— ¿Estás bien, Paul?

— ¡¿Por qué no me dijiste que John está muerto?! —me abalancé sobre él y lo mandé al piso con un certero puñetazo en el rostro—. ¡Quedé como un idiota ridículo frente a John por tu culpa, Styles!

Harry me dirigió una mirada triste desde el suelo, tenía una mano sobre su labio, parecía que estaba sangrando.

—No me preguntaste nada —contestó, su voz sonaba débil y muy quebrada—, yo intenté contarte más cosas de tu vida y de The Beatles, pero tú te negabas a escuchar y me pedías que no lo hiciera...no es mi culpa, Paulie.

— ¡Sí es tu culpa! —le grité—. ¡Me haces quedar en ridículo delante de mi mejor amigo! ¡Yo no soy un marica como tú!

Eso pareció darle motivos a Harry para levantarse del suelo y apartar la mano de su sangrante labio.

— ¿Ah, no lo eres? —puso sus manos en puño—. ¡¿Por qué gritabas de placer cuando hacíamos el amor, Paul?! ¡¿O acaso sólo era sexo para ti?!

—Necesitaba corresponder...

— ¡¿Corresponder qué, maldita sea?!

— ¡Todo lo que me dabas! —ambos estábamos temblando de rabia—. El celular, la vida con lujos, los viajes, la comida... ¡todo!

Harry me dio la espalda.

— ¡Lárgate, Paul! —gritó, pero luego su voz se quebró por completo—. Creí que estábamos haciendo bien las cosas, cedí demasiado contigo, cumplí todos tus caprichos y deseos; hice todo lo que no hice con...con Louis. Pero yo no necesito una puta en mi vida, así que no quiero verte.

En ese momento el enojo desapareció y me sentí muy mal por lo que había hecho. Harry se sentó en el suelo y abrazó sus piernas, completamente deshecho. De lo que estaba seguro era de que no me iba a perdonar lo que había hecho con él. Tragué saliva y di media vuelta, notando un enorme ramo de rosas sobre la pequeña mesita que había en la habitación. Sentí que mi corazón se encogía: me había convertido en un monstruo.

—Harry...yo no...perdón, no quería decir eso.

Di media vuelta nuevamente y descubrí que él también se había girado para verme. Tenía los ojos llenos de lágrimas, su labio todavía sangraba y parecía que algunas gotas de sangre habían aterrizado en su blanca playera. Tragué saliva y me acerqué a él con sigilo, después me senté enfrente.

—Lo siento —lo abracé, pero él no correspondió—. Harry, por favor, dime ago.

— ¿Crees que precipité todo, Paul? —susurró con dolor en su voz—. Tú y yo habíamos pasado mucho tiempo juntos, te portabas lindo conmigo y yo...creí que estabas enamorado de mí. ¿Por qué nunca mencionaste nada?

Me separé de él y ladeé ligeramente la cabeza, pensando en lo que debía responder. Tenía que encontrar la manera de ser honesto, pero sin terminar siendo cruel con él. Fuera impulsos estúpidos.

—No quería herirte —me encogí de hombros—, y es horrible porque es justamente lo que acabo de hacer. Nunca me había considerado una mala persona, nunca había engañado a nadie, pero...tú te portabas tan bien conmigo que no podía negarme, aunque yo no estuviera sintiendo nada.

Harry acarició sus brazos mientras asentía con la cabeza.

— ¿Crees que algún día puedas llegar a amarme? —me preguntó, alzando la vista—. Me refiero a, tú sabes, amor de verdad.

Now and Then [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora