Capítulo 71

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Harry

Fue extraño levantarme de la cama ese día. Los tres habíamos trabajado tanto tiempo sin tener ningún tipo de progreso, y de pronto habíamos avanzado tan rápido. Sonreí un poco, sin poder creer que en unas horas mi vida habría vuelto a la normalidad y los meses anteriores pasarían a ser una especie de sueño. Nadie me creería si les contara que Lennon y McCartney estuvieron en mi casa.

Bajé a la cocina para tomarme una taza de café muy cargado, iba a necesitar energía para todo lo que tenía que hacer antes de llevar a mis invitados especiales a la estación de trenes. Me senté a esperar que hicieran su aparición, igual que las mañanas de los días anteriores, pero terminé mi café antes de que eso sucediera.

Habíamos acordado que nos levantaríamos temprano, pero quizá lo habían olvidado o no se habían despertado todavía. Si algo había aprendido de ese par era que nunca se sabía qué pasaba por sus mentes, no eran predecibles.

Subí al segundo piso, preguntándome si sería oportuno despertarlos. Revisé la hora y, al percatarme que aún teníamos tiempo, decidí subir a mi habitación a vestirme. Haber escogido la ropa que iba a usar el día anterior aceleró el proceso, y en menos de quince minutos estuve listo.

La casa seguía en silencio, lo cual me preocupaba. Si Paul y John no se levantaban pronto, no lograríamos estar en la estación a tiempo. Esperé diez minutos más, hasta que decidí que tendría que ir a despertarlos; lo último que necesitábamos era perder el tren.

Bajé de mi habitación, caminé por el pasillo y abrí la puerta de la habitación de John y Paul, sin haber imaginado que la verdadera razón por la que aún no habían salido era porque estaban teniendo sexo.

Logré notar el cuerpo de Paul sobre John, dando pequeños brincos y gimiendo levemente, antes de bajar la vista directo al piso. Sentí el calor subiendo por mi rostro hasta nublarme los pensamientos.

—Lo siento —dije, cubriéndome los ojos—. Yo solo... ya es tarde.

Tomé la perilla de la puerta y la azoté contra el marco, deseando poder olvidar la escena que acababa de presenciar. A través de la puerta, logré escuchar la risa de John, que opacaba lo que Paul estaba diciendo.

Sin lugar a dudas, ese momento quedaría grabado en mi memoria como uno de los más vergonzosos e incómodos; pero me hizo comprender cómo se había sentido Niall la primera vez que me vio con Louis en la cama.

Traté de no pensar en que, con cada momento que yo pasaba en la cocina esperando a Paul y John, ellos estaban terminando... sus asuntos.

Finalmente, después de un par de minutos eternos, ambos aparecieron en la cocina. John se limitó a reír en cuanto me vio, y comenzó a buscar el cereal para desayunar, en cambio, Paul se sentó a mi lado, con las mejillas encendidas.

—No lo menciones —supliqué, decidido a no escuchar explicaciones.

Paul sonrió ligeramente aliviado, revolvió mi cabello, y se puso de pie para preparar café.

Cuando ambos se sentaron en la mesa, agradecí que actuaran con normalidad.

—Aún estamos a tiempo, Ricitos —me dijo John, mirando la hora en el celular de Paul—. ¿Cuál era la prisa?

Aclaré mi garganta, decidido a no caer en la broma de John. A final de cuentas, ese día era más importante que cualquier otro.

—Quería hablar con ustedes... creo que con tanto ajetreo por el viaje, olvidamos mencionar que no pueden llevar nada del futuro con ustedes —tomé la bolsa que había preparado la noche anterior y se la entregué a Paul, que no reconoció el contenido.

Now and Then [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora