Capítulo 63

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John

Salí de la habitación justo a tiempo para ver como Harry se escabullía en la suya, aparentemente sin notar mi presencia. Logré meter mi pie entre el marco de la puerta antes de que la cerrara detrás de él.

Ricitos giró a ver la puerta al reparar que esta no se había cerrado. Me fue imposible no advertir el desconcierto en su rostro al verme, pues no era algo que lo caracterizara. Él siempre sonreía y parecía formar parte de aquel grupo que veía el vaso medio lleno.

En esos momentos lucía como alguien distinto. Era como si hubiera salido a que le dieran una paliza, a juzgar por la palidez de su rostro y las ojeras que de pronto se habían pronunciado. Casi podía jurar que sus rizos estaban un poco menos enredados. Fruncí el ceño.

—Luces como la mierda —le dije, metiéndome en su habitación y cerrando la puerta tras de mí—. ¿A dónde diablos fuiste?

—No tiene sentido que te cuente, no tiene nada que ver contigo o con Paul —contestó, frotando sus ojos con lo que entendí era impaciencia—. Sólo... salí por ahí.

Chasqueé la lengua, su respuesta no había sonado sincera, así que no estaba dispuesto a creerla. Me crucé de brazos, alcé las cejas y le dirigí una sonrisa burlona; gestos que desconcertaron todavía más a Harry y hasta parecieron ponerlo un poco nervioso.

—No es necesario que me espíes, John —Ricitos rodó los ojos y se frotó los brazos; no me había dado cuenta de que no traía su abrigo puesto hasta ese momento—. Sólo fui a atender negocios con mi disquera y me siento cansado, ¿eso es suficiente para ti?

Me encogí de hombros y suspiré, no tenía muchos ánimos de pelear en ese momento, mucho menos con la única persona con la que podía hablar. Harry nunca había sido grosero conmigo pero, si lo estaba siendo, estaba seguro de que tenía razones para serlo.

—Me da igual lo que hagas, sólo quería decirte que hablé con Paul —sonreí, recordando la voz de mi amado—. Dejaste tu celular y yo... lo utilicé.

Harry asintió, sin parecer realmente muy interesado en lo que acababa de decirle; sabía que estaba ocultando algo, pero no podía obligarlo a que me lo contara. Él y yo no éramos íntimos amigos. Le entregué su celular y me crucé de brazos.

— ¿Algo más que debería saber? —preguntó, luego de haber guardado su celular en el bolsillo de su pantalón.

Ricitos ni siquiera me estaba viendo a los ojos, parecía que un enorme anillo con forma de rosa en su mano era más entretenido que cualquier cosa que pudiera contarle. Medité mi respuesta por un par de segundos, pero no fue demasiado complicado contarle lo que me había parecido más relevante.

—Paul conoció a mi hijo Julian, ¿puedes creerlo?

Harry alzó la vista y sus verdes ojos se encontraron con los míos al instante. Pude notar que había temor en ellos, incluso algo de melancolía. Solté una risita nerviosa, intentando romper la extraña tensión que se estaba sintiendo en el ambiente.

—Paul me contó que Julian le ofreció un cigarrillo y que después hablaron de The Beatles y de lo mal que mi yo del futuro lo trató —sonreí forzadamente—. Espero poder cambiar eso cuando regrese al pasado, pero estuve toda la tarde pensando en que Londres es más pequeño de lo que parece, ¿no crees?

—Londres es enorme, John —Ricitos apretó sus labios y luego suspiró, con el ceño fruncido—. Fue una gran coincidencia que Paul lo encontrara. Eh... ¿Tu hijo reconoció a Paul o cómo supo Paul que era tu hijo?

—No lo sé —negué con la cabeza y me encogí de hombros—. Paul no me dio muchos detalles, pero podría preguntarle la próxima vez que lo vea... o podríamos llamarlo ahora mismo. Sé que es tarde en Londres, pero estaba hablando con él antes de que llegaras y dudo que ya se haya dormido.

Now and Then [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora