Capítulo 34

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Paul

Una semana después de volver a tener un poco de esperanza por encontrar a mi mejor amigo, Harry y yo atravesamos las puertas del aeropuerto Heathrow. Yo me sentía particularmente nervioso porque jamás había viajado en avión, pero Hazza lucía calmado mientras nos dirigíamos a la terminal.

— ¿Cuál es la probabilidad de que se caiga un avión? —Harry rió y rodó los ojos—. Hablo en serio, necesito saber si es muy posible que muera en una de esas cosas voladoras para mandarle un mensaje de despedida a John.

—Muy poco probable, Paul —se encogió de hombros—. Y...quiero pedirte que, por seguridad, no le des nuestra ubicación al tan "John Lennon" ni que le hables hasta que yo te diga. Aún no estamos seguros si se trata del verdadero o de un impostor, así que mejor no corramos riesgos.

Asentí lentamente y no pude decir nada más porque llegamos al mostrador de la aerolínea. Harry habló con la mujer que estaba atendiendo a todas las personas para que nos diera nuestros boletos y se hicieran cargo de las enormes maletas que llevábamos.

—Claro que sí, señor Styles —contestó la mujer, sonriendo mientras pestañeaba de forma extraña al ver a Harry—. Sólo voy a necesitar revisar su pasaporte y el de su acompañante.

Harry sacó su pasaporte del bolso de mano que llevaba y se lo mostró a la mujer, quien lo sostuvo un momento y lo revisó con mucha atención antes de regresárselo con una sonrisa de oreja a oreja. Después fue mi turno, saqué el documento de mi mochila y se lo entregué a la mujer. Entré en pánico cuando ella frunció el ceño y me vio con curiosidad.

— ¿Christian Paul Grey?

Me encogí ligeramente de hombros y asentí, intentando convencerme de que no se había dado cuenta de que el pasaporte era falso. Le dirigí una rápida mirada a Harry, pero él estaba mirando a la mujer.

—Disculpe... —eso fue suficiente para que ella dejara de mirarme— tenemos un poco de prisa, no me gustaría que mis fanáticas descubran que estoy aquí e hicieran un caos, a veces se ponen muy difíciles.

—Entiendo.

El pasaporte volvió a mis manos y luego recibimos nuestros boletos, que eran una especie de tiras de papel grueso con nuestros nombres impresos, así como el código del vuelo y el destino. Harry me aconsejó que pusiera el mío en medio del pasaporte.

No tardamos en abordar el avión y emprender el vuelo de más de doce horas de duración hasta México. Mis deseos por llegar y ver de nuevo a John hicieron que me quedara profundamente dormido.

...

El aeropuerto de la Ciudad de México era muy diferente al de Londres en cuanto al ambiente que se sentía, aunque era casi igual de enorme en tamaño, por lo que Harry y yo tardamos mucho en salir. Agradecí que ninguna de las autoridades dijera nada de mi pasaporte.

—Te dije que nadie se iba a dar cuenta —me dijo Harry, una vez que nos subimos al auto especial que nos llevaría hasta nuestro hotel—, y no estás engañando a nadie porque fue expedido por el Servicio Británico de Identidad y Pasaportes. Es un pasaporte en toda la regla, Paul.

— ¿Trajiste el de John?

No me preocupaba mucho que el conductor escuchara nuestra conversación porque desde el principio había dejado claro que no hablaba prácticamente nada de inglés.

—Por supuesto que sí, tú sólo relájate y disfruta del viaje —sonrió y colocó sus manos detrás de su cabeza antes de recostarse cómodamente en el asiento trasero del vehículo—. Cuando lleguemos al hotel, le mandarás un mensaje y le dirás que lo veremos en la puerta principal del hotel mañana al mediodía.

Now and Then [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora