Capítulo 32

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Paul

Un extraño grito me despertó antes de que los rayos del sol estuvieran saliendo, alarmándome de inmediato. Miré a mi lado y pude observar cómo Harry se estaba sacudiendo de una manera nada normal, también estaba sudando y murmuraba cosas a las que yo no les encontraba sentido alguno.

—No...por favor, no...

Comenzó a negar con la cabeza, fue entonces cuando supe que estaba a mitad de una pesadilla.

Hazza...tranquilo.

Me acerqué un poco más a él para pasar mis manos por su cabello, el cual estaba comenzando a mojarse por el sudor. A Harry siempre le relajaba que jugara con sus rizos, pero esa vez no estaba surtiendo ningún efecto: mi supuesto "novio" seguía teniendo una expresión de horror en el rostro.

—Louis...por favor, no...

Fruncí el ceño de inmediato, sintiendo un extraño vacío en el estómago. ¿Quién era Louis y por qué Harry estaba teniendo una pesadilla con él? Hazza nunca había murmurado mi nombre en sus sueños, así que intuí que ese chico debía ser una pieza clave en su vida, una de aquellas partes que todavía no conocía.

—Harry...

Lo sacudí sin mucha delicadeza y abrió los ojos al instante, soltando un gran suspiro de alivio, se veía que estaba a punto de llorar. Me miró con algo de confusión, pero no tardó mucho en abrazarme con fuerza, quitándome un poco la respiración.

—Tú no me dejes, Paulie —murmuró en mi oído—. No quiero que tú te vayas nunca de mi vida.

Estaba punto de contestar algo cuando Harry dirigió sus labios a los míos y me besó con fuerza, al mismo tiempo que comenzaba a colocarme boca arriba; ya sabía lo que se aproximaba. A veces me daba la impresión de que Hazza nunca se saciaba. Acarició mi anatomía por encima de la tela de mis calzoncillos y me fue inevitable sonreír en el acto, no podía decir que no me gustaba.

Harry rió un poco y se deshizo de mis calzoncillos para comenzar a estimularme con sus manos, tomándome con delicadeza. Mi cuerpo no tardó en reaccionar ante su agradable tacto y en menos de cinco minutos ya tenía una erección más que decente. Hazza no perdió más tiempo y se llevó mi miembro a la boca.

—Mierda... —musité, antes de soltar un gemido estruendoso y tomar a Harry por sus bonitos rizos, sintiendo espasmos en mi pelvis cada que Harry pasaba su lengua por una zona sensible—. Se siente bien, Hazza, sigue así.

Igual que había hecho en nuestros encuentros anteriores, observé a Harry con mucha atención: era como un niño con una paleta, tenía los ojos cerrados y lucía sumamente inocente. Me excitaba mucho verlo así, y temía que esa declaración me convirtiera en un marica; pero era cierto. La fuerza con la que caían las gotas de lluvia afuera sólo hacía que el ambiente me pareciera mejor.

Hazza, para...

Él obedeció. Se levantó para ir por el lubricante y, cuando volvió a la cama, se recostó boca arriba para prepararse; siempre me daba un poco de gracia verlo durante su "preparación", especialmente porque soltaba unos extraños gemidos. Mientras él hacía eso, yo tomé un condón de la mesita de noche, lo abrí y lo deslicé en mi miembro.

— ¿Estás listo?

—Sí, creo que sí —asintió, con una sonrisa en el rostro.

Me coloqué entre sus piernas y puse la punta de mi miembro en su entrada, ganándome una mirada ansiosa por parte de Harry. Me reí y negué con la cabeza, sintiéndome dominante.

Now and Then [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora