Capítulo 1

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MEMORIAS

ANNE

A pesar de que me mudé a un maravilloso apartamento aún extraño a mis padres y es que, aunque crezcamos y maduremos  siempre necesitamos sentirnos un poco acompañados.

Y sí, es parte esencial de la vida crecer y madurar de modo que, me tocará acostumbrarme a mi nueva vida.

He vivido mis cortos dieciocho años en casa de mis padres, con mi hermana y mi hermano mayor. No somos la mejor familia, pues como todas, tenemos nuestras diferencias; pero tratamos de llevar una buena relación y sobre todo, ser muy unidos.

Mis padres siempre me han apoyado en mis sueños y gracias a ellos estoy aquí, a punto de empezar mi primer año universitario. Han ahorrado todos estos años para cuando terminara la secundaria, poder empezar mi carrera en una de las mejores universidades de París.

Me esforcé todos mis años de estudios para ganarme una beca y el día de mi graduación para mi sorpresa recibí una carta donde decía que me habían aceptado en la de mis sueños, la Universidad Pierre y Marie Curie, ubicada en París, la ciudad que siempre había querido conocer.

Para completar mi felicidad mis padres como regalo de graduación me entregaron una cajita envuelta en un papel de hermosos estampados y un enorme lazo color rosa, las llaves de mi nuevo apartamento, mi nuevo espacio, solo para mí.

Me emocionaba pensar en como sería y cómo lo decoraría. El único detalle era que tenía que mudarme de mi ciudad, sí, de donde había crecido. Porque la distancia era el desafío más grande, la universidad quedaba a más o menos siete mil seiscientos sesenta y seis kilómetros; lo que implicaba también tener que dejar a mis padres y a hermano.

No obstante, la distancia no fue un impedimento para perseguir mi sueño y en este momento mi realidad lo sabe. Echo un vistazo a mi alrededor y suspiro al encontrarme con la vista mágica de mi nueva etapa: sola en mi departamento, a días de empezar mi anhelada carrera.

Siento que la espera se me hace eterna. Aunque no lo crean, me gusta estudiar, quiero graduarme y obtener mi diploma, volver a mi país, conseguir un trabajo y ayudarle a mis padres, devolverles todo lo que han hecho por mí y más.

No ha sido fácil para ellos sacarnos adelante a mis hermanos y a mí, pero gracias a Dios y al triple esfuerzo que han hecho mis padres, no nos falta nada.

Estoy muy emocionada por empezar la universidad, sin embargo, también estoy hecha un manojo de nervios. Siempre he sido tímida, aunado al hecho de que se burlaban de mí en la secundaria.

¿Por qué?

Claro, he olvidado contar un pequeño detalle: uso gafas y tengo frenos. Sí,  soy la rara del grupo. Siempre ha sido así y como me gusta mucho estudiar me he ganado apodos como: la cuatro ojos, La Nerd o peor aún Dientes Filosos.

Aunque no ha afectado mi rendimiento escolar, si mi popularidad. No tengo amigos, solo mi hermana quien es mi confidente y mejor amiga, y en el ámbito amoroso ningún chico se me acerca, obvio, nadie quiere ser novio de La nerd. Y aunque no me ha hecho falta tener un chico a mi lado,si me gustaría conocer el amor, como en los libros románticos que leo todas las noches antes de dormir.
Sueño con mi príncipe pero al despertar vuelvo a mi solitaria realidad.

No quiero aburrir con eso de las descripciones, pero me temo que será indispensable ese detalle a esta historia, de modo que les contaré mi secreto: mido un metro sesenta; mi cabello es largo y de color castaño; ojos color azul claro; labios delgados, piel blanca. Tengo mi estilo propio, no me gusta copiarme de las demás, siempre sencilla pero con mi propio estilo, aunque la verdad nadie nunca se fija en eso. Por el contrario, mis compañeras "las reinas de belleza" llamadas así por ellas mismas, siempre se esforzaban por criticar hasta el más mínimo detalle de mi vestuario cada día que asistía a clases y por si fuera poco, lo proclamaban a los cuatro vientos, provocando que por donde yo pasara siempre se escucharan risitas y burlas. Yo solo escondía mi cabeza en mis libros y corría hacia el baño donde me encerraba hasta que sonara el timbre de inicio de la siguiente clase. Siempre fue así pero eso nunca distrajo mi vista de la meta que me había puesto desde que entré a la secundaria, ganar una beca para irme a estudiar al extranjero donde podía empezar una nueva vida, según yo, lejos de insultos y burlas.

Me río para mis adentros al recordar el momento cuando vi el rostro de mis compañeros, pues no se esperaban que el patito feo de la escuela llegara mas lejos que ellos que se creían los cisnes y no habían conseguido más que su diploma de graduación, aclaro, algunos, puesto que más o menos la mitad del grupo no habían pasado el último examen, tras la noche anterior haberse ido de fiesta según ellos a celebrar que habían pasado todas las materias, sin saber que al día siguiente estarían con dolor de cabeza y mareos por haber tomado alcohol. Y yo, pues esa noche no dormí tampoco, pero por estar estudiando, tenía más o menos un mes de estar estudiando el mismo examen, pero aún no me sentía del todo convencida y me quedé repasando hasta entrada la madrugada.

Tengo tantos recuerdos de mi antigua vida, solo espero que el cambio de ciudad y el haber crecido y madurado me ayude a tener tranquilidad en mi vida.

Ya de vuelta al presente recuerdo que tengo tantas cosas que hacer. Hace dos días llegué a esta gran ciudad, la verdad aún no me acostumbro al clima, de donde vengo contamos con un clima tropical y aquí hace mucho frío en esta temporada, lo cual me provoca quedarme acostada, arropada y escuchando música, los mejores placeres de la vida, aunque la verdad yo prefiero leer un buen libro. Pero tengo que aprovechar estos cortos días de vacaciones que me quedan, porque cuando entre a la universidad no voy a tener tiempo de disfrutar un poco de mi cama.

Me quedo pensando en lo que vendrá y cierro mis ojos lentamente cayendo en un profundo sueño no sin antes imaginar mi cuento al lado de un príncipe azul.

Un tropiezo de amor 》Libro #1 Bilogía Amor en París《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora