Después de un largo sueño

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Narra Anne

Mis ojos me pesaban, sentía un dolor intenso en mi espalda, como si hubiese estado acostada una eternidad. Todo me parecía nuevo, desde el sonido de mis movimientos hasta las voces que parecían intendibles.
Sentí una mano cálida tocar mi frente y un olor que podía reconocer, era el perfume de mi madre, ese que tanto le gustaba.
─Cariño, si me escuchas dame una señal─era la voz de mamá.

Moví un poco los ojos, para que supiera que estaba escuchando, aún no podía abrirlos, era como si alguien los hubiese pegado.
─¡Se movió!─esa era la voz de papá.
─Princess estamos aquí─dijo Brianna.
¡Qué emoción escuchar esas voces, como si hacía mucho tiempo no las escuchara!
─Pequeña, te estamos cuidando─y ese sin dudas era el gigante.
─Aquí estamos amiga─dijo Mandy y alguien tosió, sin dudas era Brad.
Espera Anne, un momento. ¿Tyler? Estaban todos y ¿Tyler?

Luché con todas mis fuerzas para despegar mis ojos, poco a poco sentí como se iban abriendo mientras mis padres me animaban a hacerlo.

Por fin pude ver un rayo de luz atravesar mis párpados, poco a poco terminé de abrirlos, la luz era cegadora, era como si viera los rayos del sol directamente, así me quedé unos minutos mientras escuchaba los gritos de alegría de mi familia.

Me fui acostumbrando a la luz, hasta que pude ver sombras y luego reconocí quienés eran hasta ver con claridad todos y cada uno de los detalles de mi alrededor.

─¡Anne! Estamos aquí─dijo mamá con los brazos abiertos.
─Ma...ma...má...─dije y una voz ronca salió por mi garganta.
─Te estamos esperando Anne, hemos estado aquí cada día.
─¿Ha..hace...cuánto?─pregunté con dificultad.
─Creo que pregunta cuánto tiempo estuvo así─dijo Mandy.
─Un año, preciosa─se acercó papá.

¿Cómo? ¿Un año? Pero si solo había pasado un día, al menos eso sentía yo. Aunque pensándolo mejor, todo coincidía, mis ojos pegados, el dolor en mi espalda, ¡auch! Lo sentí de repente.

─¿Tyler?─pregunté temiendo la respuesta. Seguramente se había ido con una mujer, tal vez ya estaba casado, seguramente me había abandonado ¿quién iba a querer esperar a que despertara alguien que tal vez no volviera a hacerlo?
─Debe venir en camino, por cierto se ha tardado mucho, hace más de una hora que lo llamé─dijo Brianna.

Entonces, ¿me había esperado?

─Voy a llamarlo─dijo Brad y salió.
─¿Qué...pasó?─dije con la garganta seca, tenía un año sin comer y sin tomar agua.
─No lo sabemos aún, estuviste recibiendo pequeñas dosis de un mortal veneno hasta que ingeriste el doble. Es un milagro que estés viva─dijo Mandy y se acercó.
─¿Quién?
─Pues estábamos esperando que despertaras para que nos dijeras qué fue lo que pasó y quien lo hizo. Nosotros no sabemos nada.

─Señores deben salir, vamos a chequear el estado de la paciente─dijo el doctor que entró de repente e hizo salir a mi familia.

(...)

Narra Tyler

¿Cómo iba a avisarle a Anne y a su familia lo que me había pasado? Si no tenía ninguna de mis pertenencias, seguramente mi celular había quedado en el auto que tal vez quedó inservible.

La cabeza me dolía cada vez que trataba de pensar una solución, estaba en un hospital público y no tenían teléfono en la mesa de al lado de la cama. ¿Cómo podía avisar?

La enfermera entró con un bloc de notas en la mano, era mi momento de pedir ayuda.
─Señorita ¿cómo está la señora que venía conmigo?
─Está estable, pero estuvo a punto de morir en cirugía. Ya el peligro pasó, solo fue un buen susto.
─Y dígame ¿cómo le avisan a nuestros familiares?
─En recepción se encargan de llamar, pero creo que su celular quedó inservible. A eso mismo venía a buscar el número de algún familiar.

─¿Puede facilitarme algún teléfono?
─No tenemos para prestar. Dígame los números y qué mensajes les doy.
─Porfavor señorita, necesito avisar, es algo muy importante─le rogué.
Me extendió un celular y me guiñó un ojo.
─Muchas gracias─le dije sonriendo.

Marqué el número de Brad que era el que me sabía de memoria, no sin antes las punzadas al tratar de recordar.

─¿Hola?─dijo Brad.
─Brad, soy Tyler...
─¿Dónde estás? Anne está preguntando por tí.
─¿Despertó?¿Está bien?
─Sí despertó, preguntó por tí, está bien pero algo extrañada y desconcertada. ¿Dónde estás?
─Escucha, tuve un accidente con Carol en el auto, íbamos camino hacia allá pero perdí el control y nos estrellamos contra un árbol...
─¿Pero están bien?─preguntó alarmado.
─Algo, bueno Carol estaba peor pero ya está estable, en cuánto a mí, solo tengo un rasguño en el brazo y un fuerte dolor en la cabeza por el golpe. Necesito que le digas a Anne que estoy bien, que no la dejé sola y que la amo inmensamente.
─¿En qué hospital estás?
─En el Hospital Público Paris St.
─Voy a pedir el traslado para que te internen aquí, así estarás cerca de Anne y para la tía Carol también.
─Muchas gracias Brad, debo colgar. No tengo celular, se dañó en el accidente.
─Adiós Tyler, voy a mandar las ambulancias.
Fin de la llamada.

Le dí las gracias a la enfermera y le comuniqué que me trasladarían.

(...)

Nunca había ido en una ambulancia, el sonido de la sirena hacía que me doliera más la cabeza, Carol iba en la otra ambulancia.

Nos internarían en el mismo hospital en el qué estaba Anne, el mejor de todo París, yo me había ofrecido a pagarle el hospital a Anne, porque quería que recibiera el mejor trato y servicio.

La ambulancia dobló y las sirenas disminuyeron el sonido hasta apagarse por completo, así como también el motor del auto.

Luego de bajarnos en camilla de la ambulancia y ubicarnos en las habitaciones, hablé con el doctor Mckenzie, quien era el encargado de Anne.

─¿Cómo está Anne?
─La paciente ha despertado, está adaptándose, su cerebro ha recuperado todo lo que estaba herido. Deberá asistir a terapias para terminar de desarrollar lo que ha estado dormido.
─¿Puedo verla?─pregunté esperanzado.
─No veo porqué no, sin embargo te recomiendo que no trates de esforzar mucho tu mente.
─Muchas gracias doctor─estreché su mano antes de salir.

(...)

─¿Cómo está mi bella durmiente?─me asomé por la puerta.
─¡Tyler!─gritó.
Corrí hasta su cama y le planté un beso.
─Sabes a gelatina de cereza─dije relamiéndome.
─Jajaja─se rió y miró hacia un lado, estaba comiendo gelatina de cereza.
─¿Qué te ha pasado?─preguntó mirándome extrañada.
─Tuve un accidente, nada grave─dije tratándo de mentir.
─Estás mintiendo, te conozco.
─Bueno, no fue gravísimo pero Carol si estuvo en peligro... pero ya está estable─dije antes de que se alterara.
─Si algo así me comentó Brad─dijo.

Tomé su mano, miré sus ojos, esa mirada que me enloquecía y la besé como nunca lo había hecho.
─No sabes el miedo que tenía de perderte, princesa...
─Shh...─me calló con un beso─te amo Tyler.
─Gracias por despertar, me haces el hombre más feliz del mundo. Te amo Anne, siempre supe que despertarías, no perdí la esperanza de volver a verte y volver a besarte.
─Siento que solo pasó un día, pero en realidad fue un año.
─El peor año de mi vida, antes no te tenía pero sabía que estabas bien, que eras feliz, que hacías lo que te gustaba. Sin embargo, ahora todo era distinto. Sentí que me llevaban la vida, sin ti nada tenía sentido, verte en esa cama, sin moverte, me destrozaba el alma y el corazón...
─Ya estoy aquí, mi amor─dijo tiernamente y me dio un suave beso.

Tomé su mano y la entrelazé con la mía, nuestros dedos encajaban perfectamente, los espacios de nuestras manos estaban hechos el uno para el otro. No tenía duda de que quería que fuera la mujer que me acompañara el resto de mis días.

Un tropiezo de amor 》Libro #1 Bilogía Amor en París《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora