Una niña engreída

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Narra Tyler.

Las gotas de lluvias traídas por el viento caían sobre las ventanas de mi apartamento, el sonido del agua cayendo en el techo me relajaba.

El dolor oprimía mi pecho, ver a Anne llorando me había hecho sentir el peor hombre de este mundo, me sentía tan miserable.
Hacer llorar esos ojos tan puros y limpios, esos mismos que me hicieron enamorar, me daba tanta rabia, estaba arrepentido de no haberle dicho a tiempo lo qué estaba pasando.

La había destrozado y eso lo sabía, me merecía todo lo que me estaba pasando, eso también lo sabía, lo que no sabía era como hacer para remediar mi error.

Anne no me quería ver ni en sombras y yo me moría por verla, por abrazarla y besar su frente.
Mi corazón la necesitaba y yo también.
Ella, solo ella me hacía feliz, solo con ella había descubierto nuevamente la ilusión de estar enamorado y la estaba perdiendo, ¿porqué?.
No había otra respuesta, por tonto, por cuidarla y cuidar nuestro amor, para no perderla y justamente eso estaba pasando.

Había tratado con todo mi corazón y me había esforzado al cien por ciento por hacerla feliz y sabía que lo había logrado, lo confirmaba cada vez que la veía, sus ojos brillaban de una manera especial.
Ella sufría pero yo estaba sufriendo aún más. La culpa me consumía y el dolor de perderla me terminaba de destruir.

Nunca imaginé que Mandy iría a la fiesta de compromiso y mucho menos que Anne llegara a buscarme. Fuí un tonto debí haberle explicado todo, cuánto me arrepentía, ahora ella creía que realmente yo estaba enamorado de Susie y lo peor de todo, creía que había jugado con ella.

Me acosté en mi cama, la lluvia caía más fuerte, traté de mandarle un mensaje, sin embargo, no se envíaba, había bloqueado mi número.
No la culpaba, sabía que me lo merecía pero nunca nadie está preparado para decir adiós al amor de su vida.
Mientras mi mente se esforzaba en buscar una solución a mi grave error caí en un profundo sueño.

(...)

No sé cuantas horas dormí esa noche, solo deseaba no tener que ver a Susie y escuchar su chillona voz, pero era imposible.
A primera hora del día ya estaba llamándome.
─Buenos días, ¿que quieres Susie? ─dije cansinamente.
─Buenos días amor, esa no es la forma de tratar a tu futura esposa─odiaba su voz.
─Dime de una sola vez que es lo que pasa─dije tratando de no ser grosero.
─Recuerda el desayuno hoy con mis padres, te están esperando, tienes que venir ─su voz sonaba autoritaria.
No había peor manera de iniciar el día que con Susie y sus padres.
─Si, está bien, me baño y voy─Dije aburrido.

En la mesita de noche había un retrato de madera con una foto de el día del cumpleaños de Anne, mi princesa, el amor de mi vida.
Estábamos abrazados frente a la Torre Eiffel, Jack la había tomado desde un perfecto ángulo, donde se apreciaba el hermoso atardecer y el cielo rojizo.
Fijé mis ojos en Anne, mi pequeña, sonreía mirándome fijamente, mientras yo estaba de espalda a la cámara.
Sé que ella me quería tanto como yo a ella, solo ella había logrado reivindicar mi camino.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, algo que no sucedía hacía mucho tiempo, me dolía tanto perderla y tener que dejarla ir.

Me quedé un rato mirando nuestra fotografía, observando cada detalle en ella, desde el brillo en sus ojos hasta el color de zapatos que usaba aquel día.
Susie volvió a llamar y me apresuré a bañarme.

(...)

Una mañana fría, de esas en las que las calles aún tienen el olor a lluvia, en la que las nubes cubren el cielo entero, en las que los pájaros cantan agradecidos por la lluvia.
Conducía hasta la casa de Susie, pero me detuve unos minutos frente al edificio donde vivía Anne.

Un tropiezo de amor 》Libro #1 Bilogía Amor en París《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora