Capítulo 43 - Lauren

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Lauren se levantó de la cama tras terminar de leer el estudio de esa tal S.S. y se metió en el cuarto de baño. Se quitó la ropa y llenó la bañera.

– No hace falta ser un genio para deducir que Murphy es la autora del estudio. La cuestión es por qué lo puso por escrito. Qué interés puede tener en que el mundo conozca la existencia de los transeúntes temporales y las mentes omnipresentes. – dijo Lauren.

– ¿Y qué crees que intento conseguir? – preguntó Murphy.

– Dímelo tú. ¿Qué interés tienes en esto? ¿Intentas tenderme una trampa?

– No tiene sentido hacerlo, Lauren. Tienes más poderes que yo. Me es totalmente imposible siquiera rozarte. Sólo con tocar tu cuerpo podrías sentenciarme a muerte.

– Otra vez. Así que esto aún no ha terminado. Pero, ¿cómo podría matarte si eres una mente omnipresente? Tienes la inmortalidad.

– No voy a decírtelo. Creo que eres lo bastante lista como para averiguarlo por ti misma. Después de todo, eres la mujer más lista que conozco. Nadie había conseguido manipularme y tú lo conseguiste. Impresionante.

– Cállate. Sal de aquí. Déjame en paz.

– No. No estoy aquí sólo por molestar. He venido para enseñarte a usar tus poderes.

– ¿Por qué debería fiarme de ti? Intentaste matarme en varias ocasiones. Porque hay algo que no debo saber. Soy tremendamente peligrosa para ti, de modo que, ¿qué intentas?

– Nada. Sólo he venido para ayudarte a dominar tus poderes. Además, hay una cosa acerca de los transeúntes temporales y las mentes omnipresentes que no he mencionado en el estudio. Y tal vez te vendría bien saberlo.

– ¿De qué se trata?

– Un hombre que sea un transeúnte temporal o una mente omnipresente puede inseminar un óvulo de una humana corriente. Y una mujer que sea una transeúnte temporal o una mente omnipresente puede ser inseminada por el esperma de un humano corriente.

– Está bien. Gracias por la información. ¿Por qué me lo dices?

– Lauren, tú y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo. Sé qué te gusta hacer de cuando en cuando, y no te culpo. A todas las personas les gusta de cuando en cuando un buen polvo. Pero tal vez deberías andarte con pies de plomo.

– No necesito que me hables de anticonceptivos.

– No me refiero a eso, sino a que tengas cuidado. Los anticonceptivos no siempre son 100% efectivos.

– No necesito que me hables de ello.

– Pues yo creo que sí. Al fin y al cabo, estos sólo son tus primeros pasos.

– ¿Me lo vuelves a decir?

Pero no hubo respuesta. Lauren se metió en la bañera y se apoyó contra la pared.

– Acabaré por volverme loca. O quizás ya esté loca del todo. La locura es locura porque carece de coherencia alguna.

Después de ducharse, Lauren salió del cuarto de baño y se puso la misma ropa que se había puesto para ir a la sala del desayuno con otro conjunto de ropa interior. Por último, se puso la máquina del tiempo en forma de pulsera en la muñeca derecha. Además de como máquina del tiempo, también podía usarla como teléfono móvil. Salió de la habitación y bajó hasta la recepción. Se acercó al mostrador, donde estaba la misma mujer que había la noche anterior.

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