Capítulo 5 - Lauren

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La pantalla del tiempo

La cena fue rápida y no demasiado apetitosa. Tampoco era repulsiva. El espectáculo tampoco era demasiado impresionante, aunque Lauren ya esperaba aburrirse. Nunca ningún espectáculo le parecía suficientemente bueno. Si alguna vez asistía a uno, únicamente tomaba ideas mentalmente para continuar con la novela que estaba escribiendo. No podía decir que fuera la mejor que había escrito, pero a ella le gustaba especialmente. Bajo el título de "La pantalla del tiempo", relataba la historia de dos personas sumidas en dos extraños sueños. Una mujer y un hombre cuyos nombres no se especificaban en ningún momento. Únicamente se explicaban los distintos escenarios oníricos por los que pasaban, los extraños personajes que aparecían en cada sueño y, de cuando en cuando, podían encontrarse algunas extrañas coincidencias entre los sueños de ambas personas. Entonces era el momento en que abrían los ojos y veían que no estaban en las camas donde se habían acostado, estaban enfrente del Sol, situados entre este y una capa extraña azul oscura, morada y negra que los envolvía de forma panorámica pero que sólo podían ver cuando cerraban los ojos. Un lugar inmenso dotado de una lógica inexplicable, donde cuando se cerraban los ojos podía vislumbrarse un espectáculo grandioso, tanto que quien cerraba los ojos deseaba no volver a abrirlos nunca con tal de no volver al mundo real. Aquel lugar los envolvía y, mientras ellos miraban aquel increíble espectáculo, los consumía. Iba atrapando personas en la grandiosidad de su sueño. Aquel lugar era lo que sucedía cuando todo lo malo de la vida desaparecía y de la vida sólo quedaba lo bueno. La gente deseaba seguir mirando aquel espectáculo para siempre, pero la pantalla del tiempo se lo cobraba con la desaparición de los malos momentos de la vida y con la aceleración de la putrefacción de la misma vida humana. Era entonces cuando abrían los ojos y tanto el hombre como la mujer estaban postrados en el mismo lecho. O eso creían. Podían ver entre un sueño y otro, pero nunca llegar más allá de mirar. La pantalla del tiempo se interponía entre ellos. La pantalla del tiempo era despiadada y los separaba, o al menos eso era lo único que podían pensar sus mentes ambiciosas e ingenuas. En realidad, los estaba protegiendo de no caer en un sueño que no existiera y del que nunca despertarían. Si querían encontrarse, debían buscarse en la realidad, y no en los sueños. Entonces despertaban. Pero ya era demasiado tarde. La pantalla del tiempo se había interpuesto entre ellos. Una diferencia de 400 años los separaban. La pantalla del tiempo proyectaba ilusiones falsas que los hundirían en la oscuridad de sus pensamientos profundos que la consciencia era incapaz de analizar. Con la historia de "La pantalla del tiempo", Lauren trataba de explicar una moraleja que consiste en que nunca hay que fiarse de lo que no se puede verificar. La realidad debe estar verificada.

– La realidad debe ser verificada. Los sueños nos sumen en sus falsas promesas y nos consumen desde nuestro interior. Quien se limita a soñar, no tiene vida. Pero quien se limita a vivir, no tiene sueños. La pantalla del tiempo separa lo real de lo imaginario. Sabes que lo real sucederá en algún momento. La pantalla del tiempo que se extiende ante la actualidad y lo real que está por llegar se va reduciendo paulatinamente hasta que llegamos a nuestro destino. Pero la pantalla del tiempo no protege a las personas de lo imaginario. Las personas necesitan protección contra lo imaginario. – se decía Lauren mientras ignoraba aquel espectáculo. – Pero nadie sabe juzgar entre realidad e imaginación, y nadie sabe interpretar "La pantalla del tiempo".

Lauren y Elizabeth salieron de aquel local tras cenar. No pidieron mucha comida; la calidad no lo recomendaba.

– ¿Vamos a ir o no? – preguntó Elizabeth.

Lauren no pareció haber escuchado su pregunta. Parecía seguir sumida en sus propios pensamientos, ignorando al resto del mundo.

– ¿Me has oído?

8 St-NYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora