Lo que creas más conveniente
Michael se despertó en una habitación desconocida. Volvió la vista hacia un lado y vio a una chica también desconocida tumbada a su lado. Sobre el suelo se extendían las prendas de ambos. Aún era temprano; apenas pasarían de las siete de la mañana. Aún no podía verse el Sol en aquella mañana del 16 de febrero de 2.157, pero en el cielo habían nubes de tormenta que se habían descargado la noche anterior, en la 46a tormenta del año. Las calles de Nueva York estaban empapadas y apenas nadie se dejaba ver por ellas. Las siete de la mañana de un domingo no era una hora a la se pudiera ver mucha gente por la calle. Para unas personas era demasiado tarde como para volver de la juerga de la noche del sábado y para otras era demasiado temprano. Cada cual tenía su opinión. Michael se levantó de la cama y recogió la ropa que había esparcida por el suelo. Salió sigilosamente de la habitación como para examinar el lugar en que se encontraba. No reconoció absolutamente nada; era obvio que no había estado nunca en aquel lugar. Ni siquiera sabía exactamente dónde estaba situado el piso en que estaba. Afortunadamente, entre la ropa que había tirada por el suelo estaba su móvil. Llamó a Mia, la última persona conocida a la que había visto, aun sin esperar que atendiera la llamada.
– Buenos días. – dijo Mia, para sorpresa de Michael.
– ¿Estás despierta? ¿Dónde estás?
– No lo sé, en algún lugar de China Town.
– ¿En China Town?
– Es broma. Estoy en el mismo apartamento que tú.
Michael se habría esperado muchas respuestas por parte de Mia a la pregunta "dónde estás", pero esa no.
– Estás de coña.
– No estoy de coña, estoy en el mismo apartamento que tú. Estoy en la habitación contigua a la tuya.
– ¿Lo dices en serio?
– Completamente.
– ¿Y cómo lo sabes?
– Es sencillo, porque anoche vinimos aquí los cuatro.
– ¿Los cuatro?
– Es largo de contar. Aprovechemos que estamos en el mismo apartamento y reunámonos en el salón.
Mia colgó al instante. Michael no recordaba haber estado nunca en una situación como esa, pero estaba seguro de que su hermana sí, de modo que confiaba en ella para manejarla. Se levantó y se puso la ropa que tenía en la habitación. Salió de la estancia en que se encontraba y fue al salón, donde le aguardaba Mia también con la misma ropa que había llevado la noche anterior.
– ¿Cómo hemos llegado a parar aquí?
– Es largo de contar. Resulta que anoche nos encontramos también con otra pareja de hermano y hermana. Al final lo convertimos en una cita doble. Yo apenas bebí porque veía que tú no ibas a enterarte de dónde íbamos a ir a parar. En realidad no te he mentido; sí que estamos en China Town.
– ¿Y cómo encontramos en Manhattan a una pareja de hermanos que viven en China Town?
– Fue una coincidencia. Estuvimos charlando un rato. Por cierto, la chica que está tumbada en la cama donde estabas se llama Ava.
– Sólo por curiosidad, ¿cómo se llama el hermano? Dices que era una pareja de hermano y hermana.
– Ah, sí. Pero no me acuerdo de cómo se llama él.
– ¿Te acuerdas de cómo se llama la chica con la que me he acostado y no te acuerdas de cómo se llama el chico con el que te has acostado?
– No te quejes, que por mí me habría quedado a la chica. Está mucho mejor que su hermano.
– Gracias por el detalle de acostarte con un tío.
– De nada. No ha sido fácil para mí.
– Pero ahora en serio, tenías razón. Salir de fiesta y echar un polvo de vez en cuando sienta bien. Gracias por haberme echado una mano.
– De nada, pero la próxima vez yo me quedaré a la chica.
– ¿Y si no es lesbiana o bisexual?
– Buscaremos una lesbiana o bisexual.
– ¿En serio?
– Completamente. Son menos bruscas en la cama que los tíos. Incluso hay menos casos de violencia de género de mujeres que de hombres. Simplemente me estoy ciñendo a la estadística. La estadística dice que es mejor para la salud y más seguro para la integridad física tener a una mujer como pareja que a un hombre, pero eso ya depende de la identidad sexual de cada uno. Pero, en mi opinión, prefiero como pareja a una mujer que a un hombre.
– Estás de coña.
– Soy una bióloga bisexual salida. Nunca haría bromas acerca de estadísticas de violencia de género y sexo.
– Ya. ¿Qué vamos a hacer ahora?
– Yo marcharme. Tú, lo que creas más conveniente.
– ¿Qué quieres decir con "lo que crea más conveniente"?
– ¿Crees que podrías llegar a algo serio con esa chica a la que te tiraste anoche borracho y de la que no recuerdas su nombre?
– No lo sé, no recuerdo nada acerca de ella.
– Entonces es que no.
– Pero estaba borracho.
– Eso no importa. Si de verdad te hubieras enamorado de esa chica recordarías las cosas que te gustaran de su persona aunque hubieras fumado hachís. Si no estás seguro, mejor apuesta por la negativa.
– ¿Entonces nos largamos sin más?
– Eso depende. ¿Crees que podríamos desayunar aquí?
– ¿Eso qué importa?
– En el mundo de los ligues de una noche tienes que saber de qué te puedes aprovechar y de qué no. Echa un vistazo rápido a su nevera y mira qué tienen.
– ¿No te da vergüenza?
– Yo no tengo vergüenza, ni la conozco, ni tengo intención de tenerla o conocerla. Si no vas a mirar tú en su nevera, lo haré yo.
– No voy a mirar en la nevera de otra persona.
– Está bien.
Mia se levantó del sofá, abrió la nevera de la cocina y echó un vistazo rápido a su interior. Apenas nada que se pudiera desayunar, únicamente varias latas de cerveza, dos cartones de leche, una pizza precocinada y varias botellas de agua con gas.
– No hay nada. Vayámonos.
– ¿Nos vamos así, sin más?
– ¿Tienes intención de algo más con esa chica?
– La verdad es que no. Y tú tampoco tienes intención de algo más con ese chico.
– No. ¿Alguna objeción entonces?
Michael negó con la cabeza. Tanto él como Mia salieron del piso, cerraron la puerta y se marcharon.
![](https://img.wattpad.com/cover/157208511-288-k100557.jpg)
ESTÁS LEYENDO
8 St-NYU
Bilim KurguEn el año 2.532, 400 años después de la violenta Guerra de las 57 Tormentas, la Tierra se ha convertido en un páramo contaminado donde el aire es tóxico y los últimos reductos de la raza humana viven en cápsulas respirando aire en conserva. Lauren...