Capítulo 51 - Michael

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Reales, oníricas e irreales

Michael salió de la habitación de Lauren extrañado tras el aparentemente forzado final de su conversación. Bajó con el ascensor hasta la planta baja y salió del edificio. Aquel sábado 26 de febrero de 2.157 comenzaba de un modo un tanto extraño, aunque el resto del día prometía ser monótono en su mayoría.

– Esa mujer está loca. Puede que sus intenciones sean buenas, al fin y al cabo, está buscando la razón por la que la humanidad desaparecerá prácticamente en el futuro, pero eso no quita que esté totalmente loca. Por muy guapa y lista que sea. ¿Y por qué me ha besado? ¿Y por qué me ha llamado "mente insegura"?

Michael se calló un momento y respiró hondo.

– Tal vez no lo haya dicho por fastidiarme y realmente sea una mente insegura. Quizás Lauren Turner esté intentando ayudarme y ese sea su modo de hacerlo. Quién sabe. Nos llevamos 375 años. En 375 años habrán cambiado muchas cosas.

Comenzó a caminar y se alejó del edificio. Aquella mañana había poca gente circulando por las calles, y las calles no tenían el tráfico habitual de Nueva York. Al cabo de unos minutos, Michael llegó al número 368 y subió hasta la 10a planta. Entró en el apartamento y miró por la ventana.

– No termino de entender de qué va todo esto. Los transeúntes temporales, personas que han viajado en el tiempo y que han perdido todo vínculo afectivo con su realidad temporal original, las mentes omnipresentes, transeúntes temporales con poderes de escala sobrenatural, las realidades temporales, formas de seguir el tiempo en función de puntos de vista, la pantalla del tiempo, un lugar paradisíaco donde desaparecen las sensaciones negativas a la par que la putrefacción se construye hasta tomarte por completo, que separa los sueños entre sí y que diferencia las realidades temporales, a la que sólo se puede acceder por un camino onírico, la comunicación interonírica, el hecho de establecer comunicaciones con otras personas a través de los sueños... Y por último, la locura de un Universo regido por las leyes establecidas por la locura humana subdividido en tres mundos paralelos inaccesibles entre sí. Las cosas reales, oníricas e irreales. Nunca antes habría imaginado que los sueños no fueran irreales. Pero, indudablemente, tampoco son reales. La paradoja de Schrödinger me habría impedido pensar siquiera en la posibilidad de la existencia de cosas que no son reales pero tampoco son irreales. Sin lugar a dudas, la paradoja de la coexistencia de las circunstancias incompatibles es más interesante una vez que se analiza a fondo de lo que en un principio pueda parecer. El hecho de que aspectos incompatibles coexistan es una locura. La locura del Universo. O de la humanidad. No estoy seguro.

Michael se alejó de la ventana. Entró en la cocina y se sirvió una taza de café con leche. Se sentó en el sofá y le dio un trago lentamente. Después dirigió la vista a la mesa que tenía delante.

– Tal vez no tenga sentido pensar en qué podría suceder y en qué podría no suceder. Podrían darse ambas circunstancias a la vez en un lugar donde la lógica y la coherencia no valen una mierda. No. No es que valgan una mierda, es que han sido ignoradas en su totalidad. La locura ha superado a la cordura. Al final, ha sucedido lo que todo el mundo sabía que sucedería.

Las mañanas de los sábados Michael no solía tener nada especial que hacer, y aquella no era una excepción. A pesar que desde la noche anterior no había vuelto a saber nada de Mia, no pensó en llamarle. Al final, Michael debía admitir que aquellas mañanas de invierno sin nada que hacer eran insoportablemente aburridas sin ella. Se metió en su habitación y dirigió la vista hacia la mesita de al lado.

– "1Q84". Empecé a leer esta novela por recomendación de Mia, y ahora resulta que Lauren la leyó a los 14 años. Al parecer, todas las mujeres excéntricas de mi vida se leen esta novela.

Suspiró sordamente.

– Pero ahora no quiero leer. Sólo leería "La pantalla del tiempo" ahora mismo. ¿Por qué he pensado de repente en ese libro? Es lo menos extraño que me ha sucedido últimamente. O tal vez no. Al final, todo está entrelazado. La pantalla del tiempo, su versión literaria, los transeúntes temporales, las mentes omnipresentes, las realidades temporales, las realidades paralelas y, sobre todo, un Universo dividido en real, onírico e irreal. Cuando Lauren asesinó a Murphy en su realidad temporal original, desató sus poderes como mente omnipresente, razón por la cual fue capaz de venir hasta esta época y establecer comunicaciones conmigo y con Mia. Por otra parte, la historia de "La pantalla del tiempo" relata unos hechos que, aunque imaginados por Lauren, no son fantásticos, sino que se trata de un ejemplo de una situación que se ha dado en la realidad, de personas que cayeron prisioneras de la pantalla del tiempo por perseguir información que debían buscar en el mundo real. Y ahora tal vez debería ser yo el que debería andarse con pies de plomo. Es posible que sea yo quien caiga prisionero de la falsamente paradisíaca pantalla del tiempo y me pudra sin que sea capaz de verlo.

Aquella clase de jornadas eran aburridas para cualquier persona. Hasta que llegó la hora de comer, Michael únicamente se limitó a leer "1Q84", a pesar de su anterior aparente falta de ganas de sumirse en un mundo literario.

– Este día va de mal en peor. No sólo una asesina me ha echado de su habitación en un hotel de lujo en el centro de Manhattan, sino que además no he podido hacer nada a lo largo de la mañana, aunque brilla un poco el Sol, sigue haciendo un frío terrible, no sé qué ha sido de mi hermana desde anoche, no puedo leer la novela de Lauren y, lo peor de todo, es que no tengo ni idea de qué podría suceder en un mundo donde la lógica y la coherencia han desaparecido, de modo que no sé cómo debería actuar en consecuencia. Tal vez ese sea un problema. Tal vez esté demasiado obsesionado con tener cada aspecto de mi vida planificado que no sea mentalmente capaz de afrontar un pequeño imprevisto, por ridículo y aparentemente insignificante que sea. Y eso hace que sea infinitamente inseguro, ya que nunca soy capaz de confiar en que algo vaya a ir justo como deseo. ¿Tiene Lauren razón entonces? ¿Soy realmente tan inseguro que cualquier persona puede manipular mi mente y tan tremendamente obsesivo con la planificación que, en palabras de Lauren, "temo irracionalmente a cualquier cambio en vida"? ¿Tanto que preferiría morir a sobrevivir y empezar una vida nueva en un mundo posterior? ¿Realmente me he rebajado a esto? ¿A preferir perder la vida que admitir que estaba equivocado? ¿En serio soy incapaz de reconocer mis errores sólo por orgullo, como dice Mia? ¿De verdad soy un completo gilipollas, como dice Mia?

Michael comió rápido y sin aparentar disfrutar demasiado de la comida. Después, se tumbó en el sofá y puso la televisión. No había ningún programa interesante para ver, de modo que no prestaba demasiada atención; a pesar de ello, no quería apagarla. El sonido de fondo resultaba agradable.

Al cabo de unos minutos, Michael escuchó el sonido de la puerta abriéndose. Se levantó del sofá y vio a Mia dentro del apartamento.

– No esperaba que vinieras hasta más tarde. – comentó Michael.

– Eso ahora no importa. Lo que realmente importa ahora es el hecho de que debemos huir de esta época. Sea como sea y lo antes posible.

– Creía que no estabas segura de querer marcharte.

– Y yo también. Pero tengo una historia que contarte.

8 St-NYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora