En esta sociedad discriminatoria
El día transcurrió relativamente rápido. El casi inalterable sonido de la lluvia cayendo al suelo se mantuvo como si actuara de banda sonora. A medida que las lluvias se iban intensificando los termómetros bajaban hasta las cifras negativas. La 53a tormenta paró un poco antes de las cinco de la tarde, pero las temperaturas no subieron, ni las nubes se apartaron para dar paso a unos míseros minutos donde brillase un ápice de luz solar en el cielo. Así las horas desaparecían de la cuenta atrás hasta la 57a tormenta. El firmamento empezó a teñirse de negro a las seis de la tarde, y a las nueve de la noche la oscuridad era tal que era imposible ver nada sin ayuda de luz artificial.
– ¿Qué vamos a hacer? – preguntó Michael a Mia.
– Es difícil responder. Estamos en un momento peliagudo en el que no es sencillo saber qué es lo correcto. ¿Deberíamos o no buscar a Lauren en Tremblay's? Difícil cuestión incluso para nosotros. Químico y microbióloga, pero no alcanzamos a predecir los pasos de una desconocida.
– ¿De verdad la sigues considerando una desconocida? En los últimos días llevamos tanto tiempo hablando con ella que ya me parece que la conozco de toda la vida.
– Sí, esas cosas pasan. El tiempo es demasiado complejo para la mente humana, ¿no crees?
– El tiempo es tan complejo que no sé ni siquiera definirlo. Pero eso ahora no es lo importante. Lo importante es tener claro cuál es el plan. Si es que se puede desarrollar un plan.
– Michael, siempre podemos desarrollar planes, pero nuestra mente es tan ingenua que cuenta con que podamos ejecutarlos de la misma forma que nos los imaginamos previamente. Dejemos de seguir a nuestras mentes por un momento y actuemos por instinto.
– ¿Qué sugieres? ¿Que no pensemos en nuestras acciones, como los animales?
– Los seres humanos somos animales. Racionales, pero animales. Aunque yo no me refería a eso. Ejecutemos sólo una parte. Vayamos al bar. Y, si encontramos a Lauren, hagamos sencillamente lo que nos resulte más natural. Nunca es buena idea forzar las situaciones. Lauren sabe qué es lo que queremos de ella, de modo que no es necesario forzar nada. Sólo tenemos que hacer que haga lo que queremos.
– Eso ha sonado horrible. Además, lo pintas como si fuera muy sencillo.
– Es más sencillo de lo que parece. Simplemente actúa con naturalidad. Conseguiste dormir en la misma cama que ella. Ya es algo.
– Me lo pidió ella. Me pidió que le leyera en voz alta su propia novela y que me acostara con ella ambos en ropa interior.
– Sí, eso le pega a Lauren.
– ¿Y cómo sabes qué es lo que le pega a Lauren?
– Antes de que mantuviéramos relaciones sexuales, tuve el gusto de hablar con ella en Tremblay's durante alrededor de una hora. Es indudablemente una mujer brillante, a la par que excéntrica.
– Eso sí que me lo esperaba. Pero, ya que sabes cómo suele actuar Lauren, dímelo.
– Está bien. Ten en cuenta que puede matarte en cualquier momento con sólo pensar en ello, de modo que no la cabrees mucho.
– Ajá. ¿Algo más?
– Es feminista. Ten en cuenta con no atacar a su libertad personal como mujer. Ni a la suya ni a la de cualquier otra mujer. Resumiendo, no hagas ningún comentario machista.
– ¿Desde cuándo yo hago comentarios machistas?
– A todos se nos puede escapar alguno. A las mujeres también se nos puede escapar algún comentario machista. Es muy difícil evitarlo absolutamente, en esta sociedad discriminatoria en la que vivimos. Son innumerables las situaciones en que se degradan o se tratan de degradar los derechos de la mujer, pero debes asegurarte de no ser partícipe de ninguna.
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8 St-NYU
Science-FictionEn el año 2.532, 400 años después de la violenta Guerra de las 57 Tormentas, la Tierra se ha convertido en un páramo contaminado donde el aire es tóxico y los últimos reductos de la raza humana viven en cápsulas respirando aire en conserva. Lauren...