Capítulo 22 |Una ayuda|

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Estaba en el sillon con una cinta en la boca, mis manos y pies amarrados. Empecé a escuchar que alguien hablaba por un micrófono pero era casi imposible entender ¿una fiesta? ¿un circo? No lo sabía pero estaba demasiado asustada para seguir pensando cual iba ser mi destino, llegaron tres hombres al lugar y junto a ellos aquel chico tan amable.

―Todos ya saben que hacer ―ordenó aquel chico, me observó ―la dejaremos de ultima, primero la chica americana, luego la otra, despues sigue ella ―mi corazón se destruyo cuando señaló a Lina, podría ser mi y valiente pero el miedo también estaba presente en su rostro ―su amiga...―señaló a Ana quien empezo a llorar ―...y de ultima a ella ―se refirió a mi.

Un hombre levanto a una de las chicas americanas, quito todo lo que la tenía atada y le advirtió demasiado fuerte en inglés que si intentaba algo nos mataban a todas. Abrió una puerta y se pudieron ver unas escaleras hacia un escenario, no se podía ver mucho pero bastó para que todas empezaramos a sollozar. Subieron a la pobre chica a rastras, al llegar cayó al suelo y se escucharon unos aplausos, el hombre empezó a decir montos de dinero. Estaban vendiendola como a un punto objeto, era humana ¡Qué le pasaba a esta gente!

―Pasen a la otra ―el "amable" le indico a los hombres, quienes pasaron a la otra chica americana, al igual que la primera ella no dejaba de llorar pero del susto no decia nada. El mismo proceso de venta con ella ―sigues tu ―señalaron a Lina. Sin esperar más los hombres le quitaron la cinta lo más brusco que pudieron, ella dijo algo y con cuidado se acercó a nosotras.

―Ustedes fueron unas buenas chicas, me alegro de haberlas conocido y pase lo que pase espero que les vaya bien ―susurro Lina con una sonrisa. El hombre la jalo y se la llevo.

Ana empezo a llorar muy despacio pero de repente empezó a hiperventilar y llorar demasiado fuerte, pude ver su cara demasiado roja ya que se estaba ahogando ella misma, uno de esos hombres le quito la cinta. Un grito se escuchó, hiperventilaba y lloraba mi y fuerte, el mismo hombre se acercó a ella y la oí echar un grito ahogado, cerré los ojos y cuando los abrí ella empezó a silenciar sus ruidos sola. El hombre tenía una jeringa en la mano y la miraba esperando alguna reacción, si, le habían inyectado alguna sustancia para doparla. Quedó como desmayada pero aún tenía sus ojos abiertos pegados en mi, parpadeaba demasiado lento y su respiración era extraña, como cuando duermes.

Deje de verla cuando escuche que empezaron a vender a Lina: ―Aqui tenemos una linda chica, diecisiete años pero pronto cumplira 18, no es grosera y fue una de las mas faciles de traer aqui. ¿ Comenzamos?

―Doy quinientos dólaresse escucho la voz de un señor mayor.

Señores por favor, seriedad ―todos empezaron a reír.

¿Alguien da una buena suma? ―hablo el del micrófono.

Mil dólaresse escucho una voz.

¿Alguien da más?

―Mil setecientos dólares ―otra suma de dinero.

Mil setecientos dólares ¿Alguien da más?

Mil novecientos dólares y ¡punto! ―grito una voz masculina.

¿Alguien da más? ―silencio total ―¿nadie? Mil novecientos dólares a la una, a las dos y a las tres. ¡Vendida al hombre de traje negro!

Soy Tu Dueño |Jungkook Y T/N |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora