4 (SPANISH)

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Singto leía la lista de los efectos personales del joven fallecido cuando Tae, seguido por Krist, entraba por la puerta del dormitorio con el semblante lleno de curiosidad.

- " Acababa de llegar a las dependencias policiales" – dijo mientras se sentaba en uno de los sillones y colocaba las piernas sobre la mesita que tenía en frente – "¿ Para qué me has hecho venir con tantas prisas?"

- " ¿ Lo has traído contigo?" – preguntó el joven sin dar ningún tipo de explicación.

Tae sonrió mientras les mostraba una tarjeta idéntica a la que ellos tenían y que estaba dentro de una bolsa de pruebas

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Tae sonrió mientras les mostraba una tarjeta idéntica a la que ellos tenían y que estaba dentro de una bolsa de pruebas.

- " Aunque no sé para qué la queréis.."

- " ¡Vamos!"

Singto se levantó y se encaminó hacia la puerta de las habitaciones con pasos rápidos y ágiles.

El joven apenas podía controlar su excitación mientras subía de dos en dos los peldaños de la escalera que llevaba a la tercera planta.

Finalmente se detuvo frente a una de las puertas y aguardó a que Tae y Krist le alcanzaran...

- " Tú y tu manía del ejercicio" – masculló Tae mientras intentaba recuperar el aliento.

- " Y tú deberías hacer algo más de deporte, que estás engordando" – respondió Sing mientras miraba hacia la barriga de su primo.

- " ¡ No estoy gordo!" – exclamó Tae mientras sacaba la bolsa de la prueba y acercaba la tarjeta a la puerta.

Ésta se abrió con un leve click dejando al inspector y a los dos jóvenes con la mirada puesta en el hueco desde el que se veía el interior del dormitorio.

- " Entonces, si ésta es la tarjeta de Max, ¿ de quién es la que está en su cuarto?" – musitó Tae mientras abría la puerta completamente y entraba en las habitaciones.

Krist frunció el ceño mientras observaba la puerta cerrada del compañero de habitaciones que se había marchado el curso anterior. 

¿ Y si....?

- "¿Por qué no pruebas con la cerradura de la otra habitación?" – dijo cuando vio a Tae volver con la tarjeta en la mano.

Singto frunció el ceño mientras veía a su primo probar la tarjeta con la puerta. Un clic se oyó y ésta, sin hacer ningún ruido, se abrió dejando ver un cuarto de tonos rojizos que, a pesar de estar desocupado, no presentaba ninguna mota de polvo.

 Un clic se oyó y ésta, sin hacer ningún ruido, se abrió dejando ver un cuarto de tonos rojizos que, a pesar de estar desocupado, no presentaba ninguna mota de polvo

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ASSESSINATION AT MIDNIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora