2 (SPANISH)

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Krist sonreía mientras observaba el dormitorio que le había tocado.

Krist sonreía mientras observaba el dormitorio que le había tocado

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"Debería habérmelo imaginado...", se dijo mientras dejaba su mochila sobre la cama.

Y es que debería haber pensado en que los alumnos eran integrantes de las familias más influyentes del país por lo que los dormitorios no podían ser como los de la mayoría de las universidades.

No, un simple dormitorio de la residencia Lunar estaba formado por dos amplias habitaciones con una sala de estudio y un baño privado. 

Lo único que se compartía, por lo que se podía apreciar, era el salón con cocina incorporada al que se accedía nada más entrar por la puerta principal.

- "Parece que al final no va a estar tan mal"– musitó el joven mientras salía del cuarto y entraba en el salón.

A lo largo de la pared, y amontonadas unas encima de otras, estaban sus maletas mientras que las diferentes cajas que había traído consigo se encontraban dispersas por todo el cuarto. 

Unas encimas de los sillones, otras sobre la mesa y los armarios.

"Me parece que he traído más de lo que pensaba...", se dijo mientras contaba tres maletas y catorce cajas en total.

Krist se mordió el labio inferior mientras pensaba por dónde empezar. 

¿Debería colocar primero las ropas que estaban en las maletas? 

¿ O sería mejor comenzar por las cajas en las que estaba todo lo demás?

- "¿Te ayudo?" – dijo una voz desde la puerta principal, sobresaltando al muchacho que, perdido en sus pensamientos, no había reparado en la puerta abierta ni en el joven que le observaba desde el pasillo.

-         "¿Te ayudo?" – dijo una voz desde la puerta principal, sobresaltando al muchacho que, perdido en sus pensamientos, no había reparado en la puerta abierta ni en el joven que le observaba desde el pasillo

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- "¿Eres Singto?" 

- " Sí. Tú debes de ser Krist..."- respondió el muchacho mientras  entraba en el salón y cerraba la puerta.

Krist, mientras tanto, observaba al que iba a ser su compañero de habitación. 

Sin duda era un año mayor que él si se tenía en cuenta el color de la corbata que llevaba anudada en el asa de la mochila. Pero, lo que llamaba más la atención, era esa expresión inteligente pero fría con la que estaba mirando las cajas amontonadas.

Krist sonrió incómodamente mientras se pasaba la mano por la nuca.

- " Siento todo el desorden.." – dijo finalmente – " intentaré arreglar esto lo antes posible".

- " No pasa nada..." – musitó el joven mientras se volvía finalmente hacia él – " si quieres te ayudo y así terminamos antes".

- "¿En serio?, ¡ Te lo agradecería!" – exclamó Krist mientras asentía vigorosamente con la cabeza.

Singto sonrió mientras intentaba hacer caso omiso de las cajas y del desorden que había en la amplia sala. 

"Puedes hacerlo", se dijo mientras fijaba la mirada en el muchacho que le observaba con estrellas brillando en sus ojos, "tan sólo tienes que controlarte y, antes de que te des cuenta, estará todo en su sitio...".

- " Bien, ¿ qué te parece si empezamos por eso?" – dijo mientras señalaba hacia las tres pesadas maletas de brillantes colores que estaban al lado de la pared.

- " Ok" – dijo Krist mientras cogía una de ellas, la más grande, del asa y tiraba de ella hacia su dormitorio.




TRES HORAS MAS TARDE....

Krist y Singto se sentaron en uno de los sillones de la sala completamente agotados. Pero al menos habían acabado por fin de colocar todas las cosas en su sitio.

- " Gracias por tu ayuda" – dijo el joven con una tímida sonrisa en el rostro – " no podría haberlo hecho tan rápido yo solo.."

- " No pasa nada" – respondió Singto mientras asentía feliz.

El salón estaba nuevamente impecable y el joven sentía que, por fin, podía volver a respirar. 

"Todo está en orden, menos mal...pensé que me iba a dar algo"

Sin embargo, cuando su mirada se posó en una pequeña caja negra que estaba junto a la puerta del dormitorio, frunció el ceño mientras se volvía hacia su nuevo compañero de cuarto y señalaba el pequeño paquetito.

Sin embargo, cuando su mirada se posó en una pequeña caja negra que estaba junto a la puerta del dormitorio, frunció el ceño mientras se volvía hacia su nuevo compañero de cuarto y señalaba el pequeño paquetito

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- " Parece que se nos ha olvidado esa de ahí..."

Krist miró con extrañeza la caja que, sin nada escrito, estaba sobre el suelo y justo al lado del quicio de la puerta.

- " Que raro..." – musitó el muchacho mientras se levantaba y comenzaba a andar hacia la pequeña cajita.

- "¿El qué?" – preguntó Singto desde el sillón.

- " Pues que no recuerdo que usáramos este tipo de cajas para guardar nada..."

No había terminado de pronunciar la última palabra cuando Singto ya se había levantado del asiento y, con un par de pasos rápidos, había alcanzado al joven. 

- " Espera un momento" - dijo Singto mientras agarraba al joven del brazo impidiendo que se acercara más al pequeño paquetito.

Fue entonces cuando ambos jóvenes vieron por primera vez un sello que estaba sobre una de las asas y que representaba un reloj con las manecillas indicando las doce.

- "¿Qué..?" – musitó Krist con el ceño fruncido

- "Lo que me temía" – dijo Singto a modo de respuesta y, tras decirle al joven que no tocara nada, se volvió hacia la mesa y tomó su móvil marcando con rapidez un número de teléfono.


Media hora más tarde Tae observaba a sus expertos revisar el paquete en busca de huellas o restos de algún artefacto explosivo mientras Singto y Krist miraban desde la mesa que estaba al otro lado de la habitación.

Cuando, tras unos minutos, le dieron el visto bueno, el joven inspector tomó el paquete por las asas y lo abrió mirando con cuidado hacia el interior.

Una expresión de perplejidad asomó a su rostro y, con mucho cuidado, sacó una tarjeta que tenía el mismo símbolo que la cajita y, en cuyo revés, venía escrito en blanco:

FERRERO T24 AÑO 3

Aquellos que escaparon serán castigados

Faltan 11.

ASSESSINATION AT MIDNIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora