Isabela
Hay una frase popular que dice que el dinero no puede comprar la felicidad, y yo era un vivo ejemplo de que eso es completamente cierto. Considerando mis orígenes, no tenía motivos para quejarme de la vida que mi padre me proporcionó. Siempre fue el mejor padre del mundo y nunca permitió que yo pagara las consecuencias por sus errores.
Si ser hija fuera de matrimonio ya era suficientemente complicado, vivir con la esposa de mi padre lo hacía aún más difícil. Mi padre cometió errores, y uno de ellos fue tener un breve romance con la mujer que era mi madre, cuyo paradero desconozco actualmente, y de esa relación nací yo, Isabela. No culpo a mi madrastra por no quererme; no puedo ni imaginar lo incómodo que era para ella ver a la persona que representaba el pecado de su esposo.
Mi padre era un exitoso abogado, lo suficientemente adinerado como para comprar una casa en uno de los residenciales más exclusivos de Curridabat, en San José, la capital del país. Él y mi madre se conocieron cuando ella necesitaba de sus servicios legales, y por alguna razón, él olvidó temporalmente su matrimonio de más de siete años en ese entonces y tuvo una noche de pasión con ella, lo cual resultó en mi existencia.
La razón por la que viví con mi padre desde mi primer año de vida era bastante sencilla. Según la versión que él me contó, mi madre no tenía la capacidad financiera ni las habilidades maternales (por no decir que para ella también fui un error) para cuidarme adecuadamente, así que mi padre luchó para obtener mi custodia, y lo logró. Desde los seis años, no supe nada de mi madre, mi padre siempre me dijo que se fue del país en busca del sueño americano, tal vez ahora se encuentre en alguna parte de Nueva York o Europa, o quizás esté viviendo bajo un puente en algún rincón de la ciudad. La verdad es que no le doy muchas vueltas a eso.
En esa familia de cuatro, no tenía las de perder. Tenía a mi padre, el hombre que siempre estuvo a mi lado y luchó literalmente por mí. Por otro lado, estaba mi madrastra, la mujer que, cada vez que podía, me recordaba que no era una parte natural de la familia. Pero todo se equilibraba con mi hermano, Mateo.
Nunca entendí cómo Mateo podía amarme tanto. Aunque solo éramos medios hermanos, eso nunca le importó. Él me protegía y amaba como si fuéramos hermanos por ambos padres. Hace mucho tiempo me confesó que no siempre fue así. Cuando llegué a la casa, él tenía seis años y le costó adaptarse a la idea de tener una hermana menor que no compartía a la misma madre. Al principio, me rechazó y no me quería en su vida, pero algo cambió en su corazón, y desde entonces me amó más que nadie, sin contar a mi papá.
Dada la clase social en la que siempre viví, era común que me relacionara con personas adineradas. Mis amigas eran las típicas hijas de papá que conseguían lo que querían en cuestión de segundos. A veces, me resultaban un tanto irritantes. Era odioso ver cómo no tenían que esforzarse para conseguir las cosas, cómo podían permitirse ir a la universidad sin la necesidad de trabajar, mientras menospreciaban a las personas que no tenían los mismos recursos económicos y cómo eso era algo normal para ellas. A pesar de pertenecer a la misma clase social y de que mi padre pagara mis estudios y me diera todo lo que le pidiera, no era como ellas, al menos en mi forma de pensar. Si mis amigas descubrieran que Isabela Agüero jugaba a ese "jueguito patético", como solían llamar a Elentroia, seguramente se alejarían de mí rápidamente. No hacía falta decir que después del incidente se enteraron de la verdad, aunque sinceramente, eso era lo que menos me preocupaba.
Ese día me sentía emocionada. Faltaba muy poco para que comenzara el juego. Sabía que Elentroia era mi oportunidad para demostrarle al mundo que, a pesar de todo lo que había vivido, era una persona fuerte. Estaba consciente de que estando allá, tarde o temprano tendría que competir contra mi hermano, pero eso no disminuía mi entusiasmo por vivir una experiencia inolvidable.

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Elentroia: Un Juego Peligroso [COMPLETA]
Science FictionEl futuro está aquí. Los mundos de realidad virtual son cada vez más famosos, y entre ellos destaca uno: Elentroia. Todo cambió después de que los desarrolladores duplicaran parte de este mundo en la vida real. Los mejores 70 jugadores de un país de...