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El ambiente en la ceremonia era extraño. Contrario a lo que había pasado en la mañana, nadie estaba alterado, era como si ya el hielo se hubiera roto y ya todos hubieran asimilado lo que estaba pasando, y no sólo eso, era como si ya lo hubiesen aceptado. Todos los jugadores estaban muy bien vestidos, parecía que la estrategia de mostrarse de manera segura frente a los demás se le había ocurrido a todos los Maestros.
Todos los equipos estábamos acomodados en las mesas según nuestro color, las otras tres mesas que sobraban —las blancas —, estaban desocupadas. Los Maestros descansaban cada uno en su trono, mientras la ausencia del Vocero en ese lugar era notable, no sabíamos por qué el Vocero de los Maestros no estaba ahí aún, dudábamos en si era parte del protocolo o solamente se había atrasado, aunque eso último era casi imposible, el Vocero era como otro Maestro, una autoridad más, jamás se habría atrasado, a no ser que ya estuviera planeado.

—Te ves muy bien vestido así... tan formal. —Me habló Sofía en medio de todo el ruido que había en la Sala Principal.
—Gracias —tenía un poco de vergüenza —, en realidad todos en este lugar se ven muy bien, creo que a todos les llegó la orden de mostrarse seguros frente a los demás equipos. —Reí con discreción.

Poco tiempo después, en medio de las conversaciones que había en la Sala Principal, apareció por fin el Vocero. Salió de una de las puertas que estaban a un lado de la tarima en la que se encontraban los Maestros. Sin llamar mucho la atención subió a la tarima y habló con los Maestros, nadie sabía de qué hablaban, en realidad nadie se preocupó mucho por saber, pero siempre nos manteníamos alerta por si nos daban alguna instrucción.
Yo no podía dejar de ver a los demás equipos, varios habían perdido a algún miembro de su equipo. En todas las mesas, exceptuando la de los rojos, los verdes y la nuestra, había al menos una silla desocupada, esta pertenecía a un miembro que no logró sobrevivir hasta la cena. Lo más impactante era ver que a ellos se les veía tranquilos, como si nada hubiera pasado, como si estuvieran completos.
El Vocero reventó mi burbuja de pensamiento.

—¡Buenas noches, jugadores! ¡Sean todos ustedes bienvenidos a esta ceremonia que hemos planeado con el fin de que ustedes disfruten de este hermoso lugar! —Hablaba como si quisiera convencernos de que estábamos en un paraíso disfrutando de unas hermosas vacaciones. —Antes de comenzar, quiero felicitarlos por haber sobrevivido al primer juego, la Guerra del Poder. Al mismo tiempo quiero dar el pésame a los jugadores cuyos compañeros no lograron llegar hasta esta hora. Pero bueno, el juego debe de continuar, ¿no?

Las palabras del Vocero no cayeron del todo bien a la mayoría de los jugadores, principalmente a los equipos que no habíamos perdido ningún miembro.

—Es increíble que gente muriera hoy por culpa de ellos y quieran pasar página como si nada. —Dijo Sofía con voz baja a los que estábamos en la mesa. —Miren la tranquilidad de esos jugadores. Parece que ni les importa haber perdido compañeros.
—La posibilidad de sobrevivir los 70 jugadores siempre fue nula, todos lo sabíamos. —Respondió Ricardo a secas. —Además sus respectivos Maestros debieron hablar con ellos o algo, al igual que como hicieron con nosotros, tal vez por esa razón se comportan así. —Me miró. —Es más, si yo llegara a morir, ustedes no pueden darse el lujo de bajar su rendimiento, mucho menos andar de luto.
—No nos pidas eso, Ricardo. —Dije algo molesto.
—Si eso sucede, tendrás que pasar de página rápidamente, por tu bien y el del equipo. —Argumentó mi amigo.

No supe qué responder.

—Muy bien —siguió el Vocero —, me corresponde hablarles de algunas cosas antes de comenzar a cenar. Como pueden notar, al fondo de la Sala Principal hay una pequeña habitación a la cual ustedes tienen libre acceso, el nombre de ese lugar es: «El Cuarto de la Realidad». Ese lugar cumple una función muy sencilla, sabemos que ustedes en la isla darán todo por su supervivencia, eso ya lo demostraron apenas en el primer juego, también sabemos que frente a sus enemigos mostrarán un perfil lleno de fuerza, pero no olvidamos que ustedes son humanos, y esa humanidad a veces puede volvernos débiles. En ese lugar podrán desahogarse sin que nadie en todo Elentroia sepa qué sienten realmente, ni puedan sacar ventaja de esas debilidades. Pero, también tiene otra función, y esa es la de enviar mensajes a sus familiares, esto con el fin de que ellos sepan cómo se encuentran ustedes, o bien, puedan desahogarse con ellos, cabe aclarar, jugadores, que son solamente mensajes de salida, ustedes no van a recibir mensajes de respuesta por parte de ellos. —Hizo énfasis en eso último.

Elentroia: Un Juego Peligroso [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora