Lo Necesario para Ganar

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Joshua

La pregunta de todos fue la misma: «¿qué tal había salido todo con Elías?». Todos estaban desesperados por saber lo que el capitán rojo había revelado, aunque no era mucho.

—No es el momento de hablar de eso. Primero necesito que nos enfoquemos en el juego. —Dije. —Después si quieren nos quedamos hablando del tema hasta el amanecer.
—Me parece justo. —Siguió Sofía. —¿Qué tenemos pensado?
—Creo que ya sé quiénes irán a la isla, espero que todos estén de acuerdo. —Sabía que las reacciones podían ser diferentes cuando anunciara el equipo.
—Te escuchamos. —Agregó Ricardo.
—Seremos tres hombres y dos mujeres. —Anuncié. —El equipo está conformado por Ricardo, Sofía, Dayanna, Marcos y yo. —Los miré uno por uno mientras dije sus nombres. Al anunciarlos hubo un pequeño silencio. —¿Cuento con ustedes?
—Claro, ya lo veía venir. —Afirmó Ricardo con una mirada.
—Sabes que cuentas conmigo. —Afirmó Sofía.

La respuesta de Marcos y Dayanna seguía siendo el silencio. Sabía que ninguno de los dos quería tener que ir a la isla nuevamente, ni siquiera yo quería tener que hacerlo.

—Sé que es mucha presión, chicos, créanme que lo es hasta para mí. Pero si los escogí es porque los necesito ahí. No sería justo escoger nuevamente a Mariana, recién jugó la Batalla de Gravedad, necesita un descanso, con Ricardo y Sofía es diferente, los necesito a mi lado, guiándome.
—¿Nos necesitas? —Preguntó curioso Marcos.
—Lo hago. Tienen las capacidades para estar ahí con nosotros. —Creía en mi selección de jugadores, necesitaba transferir esa vibra positiva a ellos.
—De ser así, entonces, gracias por tomarme en cuenta. —Me miró con una sonrisa insegura. —Ahí estaré con ustedes.
—La idea no deja de causar terror. —Confesó Dayanna. —Pero también puedes contar conmigo.
—Creo que el miedo nunca va a desaparecer, pero todos estaremos juntos allá, nuestra prioridad es estar a salvo. —Miré a Sebas. —Te iba a escoger para ir con nosotros, pero te necesito aquí. Mientras estemos en la isla, tú estarás a cargo.
—¿Yo? —Preguntó inseguro y sorprendido.
—Sí. Tú descuida, no será nada que no puedas llevar a cabo. Necesito que te encargues de coordinar los entrenamientos mientras no estemos. Nosotros iremos a la isla, pero eso no significa que puedan relajarse.
—Oye, usa preservativo. —Molestó Ricardo.
—¡De qué mierda estás hablando! —Reaccionó Sebas.
—Ya sabes, no queremos una versión pequeña de ti en estos momentos.
—Vamos Ricardo... —Dijo Sebas incómodo por el comentario.
—¡Por Dios, chicos! ¿Podemos centrarnos en lo que es importante en este momento, por favor? —Interrumpió Sofía.
—Serán cuatro días largos. Necesitamos conseguir esa Tabla lo más rápido posible y acabar con ese juego primero que los demás. —Ignoré el tema anterior por completo. Abrí el Mapa y lo hice lo más grande que se podía. —¿En dónde creen ustedes que esté la Tabla?
—Apuesto por los Grandes Condominios, o la Ciudad de Kathnar. —Lanzó Esteban.
—Vamos, de ser así deben tener la mayor precaución del mundo. —La expresión en la cara de Elena cambió. —Procuren tener sus escudos intactos y conseguir escudos de repuesto en caso de emergencia.
—¿Qué pasa si no está en un lugar específico y solamente les dan una coordenada o algo por el estilo? —Cuestionó Adriana.
—Es una buena observación —me preocupó escuchar eso —, de ser así tendríamos un obstáculo extra.
—Ahí va otra observación —habló Sofía —¿cómo vamos a poner la Tabla en la Estatua sin ser recibidos por una lluvia de balas en el intento?
—Eso es verdad, cuando la Estatua se active esa será una zona de guerra. —Afirmó Ricardo.
—Por eso no se preocupen, tengo una idea que puede llegar a funcionar. —Aseguré.
—¿En dónde empezaremos el juego? —Preguntó repentinamente Dayanna.

Se notaba el estrés por parte de todo el equipo.

—Creo que puede ser en el Taller. —Dije.
—Es casi seguro que por lo menos un equipo empezará en ese lugar, y de ser así, estamos muertos si consiguen armas antes que nosotros. —Argumentó Ricardo.
—¿Qué tal si van a la Armería? —Sugirió Sebas.
—Nunca. Eso sería mil veces peor que el Taller. —Habló Sofía.
—¿Y si vamos a la Fábrica?
—¿La Fábrica? ¿Estás seguro, Joshua? —Preguntó Ricardo.
—Piénsenlo. Si vamos a ese lugar podemos conseguir escudos de repuesto y toda clase de equipo de curación, digo, sólo por precaución. —Expliqué. —Cuando tengamos lo que necesitemos de ese lugar podríamos ir hacia el sur, a la Herrería —señalaba con mi dedo el camino que seguiríamos —, es un lugar muy grande donde encontraremos refugio, ahí podemos quedarnos y esperar a que nos revelen la ubicación de la Tabla.
—La verdad es que es buena idea. —Dijo Marcos. A él se le sumaron los demás.
—¿Tenemos un plan entonces? —Pregunté.
—Eso parece. —Sofía tenía una sonrisa de seguridad en su rostro.
—Sí, nada más tenemos que rezar porque la Tabla no esté al otro lado de la isla. —Dijo Ricardo que no dejaba de parecer preocupado.
—Registraré el equipo entonces. —Me puse en pie y me dirigí al panel para hacerlo.
—Por favor tengan cuidado, es en serio. —Dijo Mariana.
—Haremos nuestro mejor esfuerzo... —Contestó Ricardo. —Oye, ¿ahora sí nos vas a hablar de Elías?

Elentroia: Un Juego Peligroso [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora