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El juego comenzaba en diez minutos, el reloj con la cuenta regresiva lo dejaba muy en claro. No podíamos negar los nervios que sentíamos, seríamos vistos y estudiados por toda la isla, nuestros aciertos y errores, todo lo iban a tomar en cuenta para mejorar su juego.
Nos terminábamos de preparar, las Tablas descansaban sobre una enorme mesa, a un lado de ellas, los Brazaletes de Gravedad. Estos tenían un gran tamaño, podíamos introducir nuestras manos con facilidad, no eran elásticas, estaban hechas de algún tipo de metal, cuando nos la colocamos estas adaptaron un tamaño ideal para poder sostenerse en nuestras muñecas.

—¿Entonces, cuál será la estrategia? —Preguntó Ricardo con un rostro que intentaba disimular su nerviosismo.
—Como les dije en la gradería, los primeros minutos serán de adaptación. Tengan confianza al momento de moverse sobre las Tablas, no tensen sus cuerpos o de seguro se caerán. —Intuí. —Hay que ser realistas, los naranjas nos llevan una ventaja enorme, no sólo jugaron su primera partida, sino que la ganaron sin mayor dificultad. Pero si ellos se adaptaron al juego rápidamente, a nosotros no tendría por qué costarnos más que a ellos.
—¿Cómo haremos para que no nos exterminen con jugadas como la que hicieron a los marrones? —Preguntó Mariana.
—Jugaremos la primera parte de manera defensiva, nuestro objetivo principal será evitar que nos anoten. —Los miraba uno a uno mientras hablaba. —No vamos a precipitarnos yendo al ataque de manera estúpida. Para eso tenemos la segunda parte, en esa iremos por el ataque, eso confiando en que todos habremos dominado las Tablas. Los objetos que consigamos tendremos que usarlos de manera defensiva. Al mismo tiempo tenemos que dominar la forma en la que se usan.
—Jugaremos como cobardes. Eso quieres decir. —Ricardo estaba en desacuerdo con mis palabras.
—No. Vamos a jugar con la cabeza, no podemos correr si ni siquiera sabemos caminar. —Miraba a Ricardo. —Tenemos que acoplarnos primero al juego, luego vamos a pensar en atacar. No podemos caer en la desesperación, ese fue el más grande error de los marrones.
—Muy bien, una vez que aprendamos a usar las Tablas ¿cómo atacaremos? —Preguntó Sofía.
—Vamos a jugar de manera estratégica, no iremos al ataque sin haber planeado algo, usen los comunicadores, no duden en hablar si sucede algo, o si tienen algún plan. —Esperaba que mi plan funcionara, de no ser así estábamos perdidos.
—¿Cómo vamos a planear algo mientras jugamos? —Preguntó Mariana. Su cara evidenciaba confusión.
—Para eso necesitamos tener la cabeza fría, concéntrense en todo lo que esté pasando a su alrededor. —Contesté.
—Chicos, debemos acorralarlos. No dejarlos jugar. —Ricardo contradijo el plan una vez más.
—¡Entiende! No tenemos nada de experiencia como para pensar en hacer ese tipo de cosas. —Comencé a sentirme molesto. —No podemos darnos el lujo de perder la partida, nada nos asegura que los marrones vayan a ser más fáciles que los naranjas, ya vieron cómo le dificultaron la partida en la primera parte.

El reloj, como en un abrir y cerrar de ojos llegó a cero y de inmediato se abrieron las puertas para salir al terreno de juego. La partida estaba por comenzar.

—Es hora. —Dije. —Por favor, no olviden que somos un equipo. —Rogué.
—Vamos a dar lo mejor. —Contestó Sofía.

Ambos equipos salimos del camerino al terreno de juego, el Vocero comenzó a presentarnos mientras caminábamos a nuestras posiciones.

—La segunda partida está por comenzar. El equipo Azul se enfrentará al equipo Naranja. Para el equipo Azul juegan: el jugador número 3 y capitán, Joshua; el jugador número 6, Ricardo; la jugadora número 15, Sofía; y la jugadora número 17, Mariana.

La cara de asombro de muchos jugadores al escuchar nuestras posiciones fue notable, parecía como si estuvieran a punto de ver jugar a unas estrella, lo que me hacía sentir más presionado, pues éramos novatos jugando eso en la vida real.
Nuestros compañeros en la gradería comenzaron a apoyarnos desde el momento en que nos vieron salir del camerino. Estaban a muerte con nosotros.

Elentroia: Un Juego Peligroso [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora