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Aún en la cena me sentía terrible por lo de Elías, seguía tratando de negar eso que me había confesado. No quería que fuera verdad. No quería aceptar que su equipo fue capaz de hacer eso.
Habíamos finalizado de comer, solamente esperábamos a que se nos diera información del juego: ganadores, perdedores, quiénes irían al Juicio y cuándo iba a ser.
Por los murmullos había entendido que los demás equipos, o por lo menos la mayoría, pensaban que los enjuiciados serían los amarillos y rojos. Tal vez como me pasó a mí en un principio, se les olvidó que existía una inmunidad al eliminar a un equipo entero, realmente el equipo Rojo había ganado el juego, por eso ni se asomaron al Centro del Mundo. A parte de mí, la única persona en mi equipo que sabía lo que Elías y los rojos habían hecho, era Marianela, que me acompañó en aquel momento.

—¡Jugadores, las Tablas de la Vida ha finalizado! El Juicio será celebrado el día de mañana. —El Vocero se acercó al borde del escenario. —Los felicito por su gran desempeño, al mismo tiempo que lamento a los jugadores caídos. Pero así es el juego, esto debe continuar.

Los comentarios despectivos no iban a dejar de molestar nunca.
Notaba que Elías me miraba desde su mesa, no me molesté en devolverle la mirada, seguía furiosa con él, en ese momento consideraba seriamente no permitir que nos volviéramos a relacionar, no si esa iba a ser la manera en la que pretendía ganar. Aunque sintiera algo por él, no quería ser su cómplice.

—¡Ha llegado el momento de anunciar a los equipos que participarán en el Juicio! Aunque, sería más una confirmación, ya que todos saben quiénes son. El primer equipo, es el Amarillo. Sus cinco jugadores fueron eliminados dentro de la isla, por lo que no tuvieron la oportunidad de colocar su Tabla en la Estatua de la Vida. El segundo equipo, es el Naranja, este equipo fue el último en llegar a colocar su Tabla de la Vida. —Guardó silencio unos segundos. —Este es el orden en el que los Equipos dejaron sus Tablas de la Vida: Primero, Equipo Rojo; segundo, Equipo Verde; tercero, Equipo Azul; cuarto, Equipo Morado; y quinto, Equipo Marrón.

Al escuchar el anuncio, los demás equipos comenzaron a murmurar, la confusión por parte de ellos era evidente. Yo bajé la cabeza con pena.

—¡¿Qué dices?! —El capitán marrón se levantó de golpe. —¿Cómo es posible que los rojos sean primeros si ni siquiera hubo rastro de ellos en la Estatua de Vida? —Preguntó con enojo. Muchos otros jugadores se sumaron al cuestionamiento de Mario.
—No necesariamente colocaron su Tabla sobre la estatua —explicó el Vocero, la bomba estaba por caer —, pero el equipo Rojo ganó la inmunidad por la eliminación de un equipo entero.
—¡Hijo de puta! —El capitán amarillo se puso en pie y gritó. —¡Eres un completo hijo de puta! —Sus compañeros lo detuvieron, estaba dispuesto a irse contra Elías.
—Deja de pretender ser un héroe, capitán amarillo. —Elías se puso sobre sus pies sin perder la cabeza. —Tú ni siquiera tuviste el valor de ir a esa isla a pelear. Enviaste a tu gente a morir.
—Si yo fui a la isla, o no, ¡no es tu asunto, ni el de nadie!
—Como tú digas, capitán. —Sonrió. —Sugiero que dejes de gastar energías conmigo, mañana tienes que enfrentar el Juicio y no sería cómodo hacerlo con la garganta cansada por gritar... aunque, no me sería extraño que envíes a otro jugador a pelear por ti. —Soltó una breve risa en forma de suspiro.

Sus palabras lo único que hacían era causar que yo me enojara más con él. Volví a bajar la cabeza, no quería tener que verlo más.

—¡Jugadores, orden! —Intervino el Vocero. Al escuchar su voz todos dirigimos nuestras miradas a él.
—Como usted mande. —Respondió Elías de forma respetuosa.
—El Juicio será el día de mañana, al ser las tres de la tarde. —Informó. —Capitanes, escojan a su combatiente. Al ser el medio día, su respectivo guía irá en su búsqueda, así tendrá un tiempo para prepararse. Le deseo la mejor de las suertes a ambos equipos. —Finalizó.

El ambiente era tenso, sin embargo, nadie intercambió más palabras. Los amarillos se llevaron a su capitán antes de que pensara en hacer algo de lo que se pudiera arrepentir después. Con el pasar de los minutos el resto de equipos comenzaron a retirarse de la Sala Principal.

—Es momento de irnos... —Mateo se puso en pie.

Los demás lo siguieron, yo me mantuve sentada. Aún necesitaba hacer algo más en ese lugar.

—¿Estás bien, Isa? —Preguntó mi hermano.
—Sí, lo estoy. —Rompió la burbuja de pensamiento en la que me encontraba. —Es sólo que necesito un momento.
—¿Qué pasa? —Se acercó.
—Quiero ir al Cuarto de la Realidad. —Dije. —Pueden adelantarse, yo vuelvo pronto.
—Si necesitas hablar con alguien aquí estoy yo, o también está el resto del equipo, lo sabes.
—Lo sé. —Sonreí. —Es sólo que necesito desahogarme en privado, tal vez llorar un poco sin tener en mente que alguien puede que me esté escuchando al otro lado de la pared de mi habitación.
—De acuerdo... —Dijo después de pensarlo un momento. —No tardes demasiado. Estaba pensando en hacer chocolate caliente.
—Tranquilo, no lo haré. —Solté otra sonrisa a mi hermano.

Mi equipo comenzó a retirarse. Seguramente Alicia preguntó qué pasaba, pues volvió su mirada hacia mí y sonrió, yo le devolví el gesto con pena.
El lugar se estaba terminando de vaciar, de hecho pensé que estaba vacía, hasta que escuché una voz.

—¿Te quedarás buscando fantasmas? —Era Elías que estaba sentado en su mesa, a mis espaldas.

Lo miré un segundo y quité la mirada.

—No quiero hablar contigo. —Dije fría.
—Habla conmigo, por favor. —Comenzó a acercarse.

De igual forma yo me puse en pie aún dándole la espalda. Él no se detuvo en su marcha.

—¿¡Qué es lo que quieres de mí!? —Me giré y pregunté llena de frustración.
—A ti. —Estaba a unos pasos de mí.
—¿Qué? —Me sorprendió su respuesta.
—A ti, te quiero a ti. —Confesó. -Quiero decir... tu apoyo, que trabajemos del mismo bando. Que me ayudes a sacarnos de este lugar.
—No puedo trabajar con alguien que en menos de un día mató a cinco personas por venganza. —Dije con enojo. Cuando cambió sus palabras sentí un golpe de baja moral en mí.
—¿Qué quieres que haga entonces? Necesito ganar el juego para salir de aquí, para sacar a los demás... —se terminó de acercar —, para sacarte a ti.
—¡Hay mil y un formas mejores para sacarnos de este lugar!
—¿Cómo cuáles? Pronto esa estrategia pacifista que tiene tu equipo va a caer. ¡Dime! ¿Cuál es esa mejor forma de la que todos hablan? —Preguntó mirándome a los ojos con angustia.
—No lo sé. —Quité el rostro. Una vez más mis ojos querían ponerse vidriosos por las lágrimas. Estaba harta de eso. —Pero debe de existir. Matar gente a diestra y siniestra no es la manera... Y no quiero tenerte cerca si esa es tu forma.
—Perdóname.
—No puedo... —Negué con la cabeza.
—Por favor. —Tomó mis manos. —Si no lo haces entonces perderé a mi mejor aliada dentro del juego.
—Entonces, ¿sólo por eso quieres que te perdone? —Pregunté mirándolo con lágrimas en los ojos.
—No es sólo por eso... te quiero en mi vida, desde que te conocí no he podido dejar de pensar en ti, Isa. Lo único que quiero es estar cerca de ti. Aun después de salir de esta isla. —Confesó.
—Elías... —Bajé la mirada. No sabía qué decir.
—Por favor, dime que puedo contar contigo para salir de esta isla —se veía desesperado —, que eres mi aliada, que nos cuidamos el uno al otro. —Esperó mi respuesta. —Isa, por favor. —Siguió al ver que no dije nada.
—Está bien... —Dije finalmente.
—Mírame a los ojos y júramelo.
—Te lo juro... —Hice lo que me pidió.

En el momento que terminé de decir mis palabras, Elías acercó su boca a la mía con un suave movimiento, y me besó. Quería alejarme, pero no lo hice, creía que esa era la señal que me indicaba que por fin me había decidido, pensaba que finalmente había aclarado los sentimientos que tenía desde que llegamos a la isla.

—Oh, lo siento...

Al escuchar esa tercera voz, ambos nos detuvimos y miramos la entrada de la Sala Principal. Ese balde de agua fría me dijo que estaba equivocada, mis sentimientos no se habían aclarado. Tener sentimientos por dos personas era de las peores cosas que alguien podía experimentar, al verlo frente a nosotros lo entendí.

Elentroia: Un Juego Peligroso [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora