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Isabela

—Tú explícitamente nos dijiste que estaríamos juntos en todo momento y por nada del mundo nos íbamos a separar. —Daniel se estaba perdiendo en los nervios.
—Lo sé. Sé que lo dije, pero con esto condicionaron nuestro juego por completo. —Respondió Mateo que no dejaba de frotarse la sien.

Era un problema, y grande. Sabía que Mateo estaba preocupado por tener que tomar una decisión de lo que íbamos a hacer. Después de que nos dijeron la ubicación de la Tabla a media noche la actitud de mi hermano cambió por completo, estuvo callado, analítico, se notaba en su rostro la preocupación que estaba llegando para atormentarlo.
Nuestra Tabla estaba ubicada en los Establos, en primer momento parecía sencillo de comprender, y lo habría sido, de no ser porque no nos dijeron en cuál de los dos estaba. Era juego sucio contra nosotros, no era justo. En el momento que nos informaron de esa ubicación el estado de ánimo de todos cambió. La idea era evitar separarnos, pero no existía una manera eficaz de ir juntos a un establo y después al otro sin perder al menos un día. No podíamos darnos ese lujo, la Estatua se activaría al día siguiente y los otros equipos comenzarían a dejar sus Tablas. Fue la noche más larga de todas, yo solamente deseaba que Mateo me hubiera contado otra historia de cuando éramos pequeños, como había hecho la noche anterior a esa.

—¿Por qué no vamos primero a un establo y si no está en ese, vamos al otro? —Insistió Daniel.
—Sería una gran idea, si tuviéramos más tiempo, desgraciadamente no es así. Ya lo hablamos. —Era al menos la quinta vez que Alicia explicaba la cuestión del tiempo.
—Los demás equipos ya deben de estar ahí afuera buscando su Tabla —Mateo miró la ventana —, la única razón por la que eso no me estresa es porque el Centro del Mundo no está activo aún. Aunque eso no es excusa para quedarnos aquí todo el día.
—El plan es un asco, pero no hay otra alternativa. —Alicia masajeaba su nuca. —¿De qué manera vamos a dividirnos? —Preguntó al capitán.
—Lo pensé bastante, creo que lo tengo... Tú, Isa y Daniel irán a los Establos del este. Bryan y yo a los del norte.
—Mateo, ¿estás seguro? —No me agradaba para nada la idea de no estar con mi hermano, me aterraba, de hecho.
—Así es, iremos al Centro del Mundo y de ahí nos vamos a separar hacia nuestros destinos. —Explicó. —La idea es llegar antes del mediodía, si lo logramos, vamos a ahorrar mucho tiempo.
—Mateo... —Insistí inundada por el miedo, se notaba en mi tono de voz y mis torpes movimientos.
—Si vas a los del este será menos recorrido para ti, no puedo arriesgarme a que vayas a los del norte conmigo.
—Técnicamente es la misma distancia, después de todo, nos vamos a dividir en el Centro del Mundo, o sea, el centro de la isla. —Contradijo Daniel.
—Ese lugar no es realmente el centro de la isla —Bryan estaba agotado de tener que explicar cosas tan lógicas del juego a Daniel —, es simplemente el nombre del lugar. El centro de la isla está un poco más al sur. —Torció los ojos.
—Es verdad lo que dice Bryan. —Aprobó Mateo. —Los envío a ese lugar para que tengan menos probabilidad de un encuentro enemigo. Bryan y yo haremos un viaje más largo. Es de vital importancia que estemos en constante comunicación.

No podía dejar de sentir miedo por la decisión de Mateo, por más que trataba de mantenerme relajada, era imposible. Pensaba en la última vez que me aleje del equipo y lo mal que casi termina eso para mí. Me aterraba pensar que incluso estando con Alicia y Daniel eso podía llegar a pasar de nuevo.
Nadie estaba seguro en esa isla, lo entendí después de escuchar de la muerte de un jugador rojo, un miembro de uno de los equipos más fuertes del juego. Me sentía al mismo tiempo preocupada por Elías, rezaba porque estuviera bien tanto física, como mentalmente a pesar de lo que le pasó a su compañero.

—Bien, todos saben la estrategia. Debemos evitar a toda costa enfrentarnos a otro equipo, en caso de que sea imposible, deben responder con fuego, necesito que todos volvamos a salvo a la Base de Vida. Perder miembros no es una opción. —El capitán habló con firmeza.

De pronto, el comunicador se activó.

—Sharon, la jugadora número 43, perteneciente al Equipo Morado, ha sido eliminada. —Informó.

Al escuchar eso, todos no miramos las caras en silencio. Eso no ayudaba en nada, solamente atraía más preocupación.

—Confíen, ninguno de nuestros nombres será mencionado por esa voz. —Dijo sólido mi hermano.

Mateo

Mateo hablaba con seguridad a su equipo, pero eso no significaba que él no fuera el que más nervioso se sentía. Por más fe que tuvieran, el plan seguía siendo un riesgo para todos.
Isabela no quería separarse de él y por supuesto que entendía su preocupación y miedo mejor que cualquier otra persona, tampoco le gustaba la idea, pero no podía ponerla en riesgo al hacerla ir hasta más al norte de la isla, era arriesgado desde la posición que ocupaban en ese momento.
Sentía miedo de lo que pudiera pasar en las próximas horas, el día apenas comenzaba y aún faltaba mucho para que nuevamente estuvieran a salvo, eso esperaba, que todos llegaran a salvo esa noche al punto de encuentro.

—Es momento de irnos. —Indicó. —Estén todos preparados.

Al decir esas palabras pensaba en todo lo que había pasado hasta ese momento. Apenas habían cumplido una semana en la isla. En su interior seguía sin entender cómo es que aún no habían perdido la cordura, en cómo increíblemente nadie había tomado la decisión de acabar con su propia vida para acabar con su infierno personal, le impresionaba cómo se aferraban a la esperanza de salir de ese lugar con vida. Pero él los entendía, pues pensaba de la misma forma que ellos, sabía de qué se trataba, por qué ninguno se había rendido, y, por lo menos a él, nadie le iba a poder quitar eso, ni siquiera los Maestros lo iban a despojar de lo más valioso que tenía: la esperanza.

—Creo en ustedes, vamos a ganar este juego. —Dijo con la misma seriedad con la que había estado hablando.

Todos asintieron. Creían en sus palabras. Confiaban en que él no les iba a fallar, pusieron su fe en su capitán, y si él les demostró seguridad en sus palabras, ellos —a pesar del temor que nunca se iría— caminarían con él.
El equipo Verde, finalmente, salió de su refugio en busca de la Tabla que les daría vida un juego más.

Elentroia: Un Juego Peligroso [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora