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Isabela

La música en la Sala Principal era lenta, llena de clase, al escucharla parecía que estaba en un castillo, todo muy fino, elegante, incluso al verme con ese vestido puesto ya me sentía dentro de una de esas fortalezas; la diferencia era que me sentía como una princesa encerrada en la torre más alta, como en los cuentos de hadas. Estaba con todas esas personas acompañándome en esa torre y no íbamos a ser rescatados. La fe nunca se perdía, por más pequeña que fuera.
Todos habíamos acabado de cenar, la comida deliciosa como ya era costumbre. La noche seguía y los jugadores del equipo Marrón se veían claramente afectados por lo que había pasado más temprano ese mismo día. Sentía pena por ellos.
El Vocero nos había dicho que teníamos el día siguiente libre. Por primera vez lo íbamos a tomar, nada de entrenamiento, nada de estrategias, Mateo nos lo había ordenado, nos pidió que disfrutáramos la noche, que tratáramos de no pensar en lo que había pasado en ese largo día y saliéramos a bailar si queríamos, nos pidió que nos divirtiéramos. Casi todos en nuestra mesa habían hecho caso a las palabras de Mateo, solamente nos quedamos Angie, Daniel, Carlos y yo. Era incómodo, no les tenía la suficiente confianza, no sabía de qué hablarles, así que decidí no hacerlo, me sentía sola ahí, Mateo y Alicia salieron a bailar, se les veía bien juntos, era cuestión de tiempo para que algo entre ellos pasara. Incluso Marianela se estaba divirtiendo, bailaba con un jugador del equipo Azul, uno de los cercanos a Joshua, no sabía su nombre, sólo sabía que no se trataba de su mejor amigo, tampoco sabía en qué momento Marianela y él se conocieron, tal vez fue esa misma noche. El resto de mis compañeros bailaban mezclados con jugadores de otros equipos, era curioso, parecía que ya todos habían perdido el miedo a acercarse a los que no fueran de su mismo color, solamente se preocupaban por divertirse, pasarla bien, y eso era lo positivo de la situación que parecía no mejorar.
Seguí observando el ambiente del lugar, mientras paseaba la vista por el lugar noté que en la mesa de bocadillos había un jugador del equipo Rojo, su capitán, que no me quitaba los ojos de encima. Él sabía que yo me había dado cuenta de lo que hacía y aún así no apartó la mirada, más bien sonrió, en ese momento yo desvié mis ojos de ese lugar. Recordaba las palabras de Mateo, no quería caer en su juego, pero también sabía que no iba a poder dejar de pensar en eso durante toda la noche, necesitaba saber la verdad. Nuevamente lo miré para asegurarme de que seguía ahí, y aún me estaba viendo. Me levanté de mi silla antes de seguir dándole vueltas al asunto en mi cabeza. Caminé hacia donde estaba él, mientras me acercaba lo único que él hacía era mantener su sonrisa llena de confianza.

—¿Por qué lo hiciste? —Fue lo primero que dije cuando llegué.
—¿Disculpa? —Bajó su sonrisa y respondió con confusión.
—No te hagas, sé lo que hiciste. Necesito saber por qué fue.
—No entiendo de qué hablas. —Respondió manteniendo su rostro de confusión.
—Basta... —Renegué. —Sé que nos dejaron ganar en nuestra partida de la Batalla de Gravedad.
—Eso no es cierto... —Contradijo.
—Vamos, es imposible que perdieran contra nosotros y después le dieran una paliza al equipo Morado como si fuera un entrenamiento para ustedes.
—Si lo vez desde ese punto de vista creo que fuimos bastante obvios. —Analizó.
—Bueno, de hecho sí, lo fueron. —Solté una risa breve llena de nerviosismo. Solamente quería una respuesta.
—Vaya, tal vez lo hice porque creo que a nuestros equipos les conviene estar unidos, si es que queremos ganar Elentroia. —Explicó midiendo sus palabras.
—¿De qué hablas? —Me confundió por completo.
—Lo discutí con mi equipo, y piénsalo, los dos mejores equipos unidos, llegaríamos fácilmente hasta el final del juego. Imagínalo, exceptuando al capitán azul, seríamos los jugadores del top cinco jugando juntos.
—Vaya... no sé en qué momento la conversación tomó este tono... Pero lo que dices tiene sentido, creo. —Me sentía totalmente sacada de serie, no esperaba que ese fuera su motivo para ayudarnos. —Y ¿por qué no incluir al equipo Azul a lo que dices? Ellos tienen a Joshua, es un gran jugador.
—Suena bien, pero mi prioridad son los verdes, ustedes juegan de forma magistral. —Halagó.
—Gracias, supongo. —Dije. El nerviosismo de la situación aún estaba presente.
—¿Te puedo considerar una amiga entonces? —Preguntó con una enorme sonrisa en su rostro.

Recordaba las palabras de mi hermano, pero no podía negar que tener a los rojos de nuestro lado era una idea estupenda, al verlos jugar la Batalla de Gravedad de la manera en que lo hicieron era indiscutible pensar que tenían habilidades grandiosas.

—Claro... —Aún dudaba. —En ese caso, soy Isabela.
—Eso lo sé —soltó una breve risa, bastante discreta —, lo escuché cuando el Vocero te presentó al inicio de las partidas. Pero no importa, yo soy Elías, es un privilegio conocerte por fin. Y ya que dimos este primer e importantísimo paso, te propongo entonces una alianza entre los dos equipos.
—Bueno, lo que pasa es que yo no soy la capitana del equipo, no puedo tomar esas decisiones. —Respondí de inmediato.
—Sé que no lo eres, pero eres la hermana del capitán, podrías decirle de mi parte. —Propuso.

Eso no era una opción, Mateo no podía saber ni siquiera que estaba hablando con Elías, de hecho. En todo el tiempo que estuve con él, me mantuve atenta a que Mateo siguiera distraído con Alicia, de lo contrario habría salido corriendo del lugar.

—Es que... —No sabía qué decir.
—Vamos, no puedes negar que una alianza es una buena idea. —Insistió.
—Bien, lo haré. —Respondí después de unos segundos en los que fingí pensarlo. Claramente no le iba a decir nada a mi hermano.
—¡Excelente! —La felicidad se desbordó de Elías al momento de escuchar mi respuesta. —Es bueno saber que te tendré más cerca ahora. Desde que llegamos a Elentroia no he podido dejar de notar tu presencia. —Sonrió.
—¿En serio? ¿Por qué lo dices? —Me sorprendieron sus palabras.
—No lo sé, es que me pareces una persona muy interesante.
—¿De verdad piensas eso? —Respondí nerviosa.
—Por supuesto, permíteme decir que aparte de ser una chica muy atractiva para la vista, eres la jugadora número cinco a nivel mundial, en serio estoy interesado en saber cómo has adquirido tu nivel, estoy seguro de que hasta me podrías ayudar dándome consejos. —Se notaba el interés en sus palabras.
—Vaya... qué lindo que pienses eso de mí. —Me sonrojé. — ¿En serio piensas estas cosas que dices? —Seguía dudando.
—Claro que sí, Isabela. —Me miraba a los ojos.

Eso no ayudaba a que dejara de sentirme nerviosa.

—Gracias, entonces...
—Solamente digo lo que es obvio, de seguro muchos chicos en este lugar piensan lo mismo que yo.

No dije nada, me sentí intimidada por la forma en la que me miró. Él habló nuevamente ante mi falta de respuesta.

—¿Te parece si nos sentamos a hablar?
—Me parece una buena idea. —No lo pensé mucho.

No entendía qué había pasado, solamente había ido a hablar con él con la intención de entender qué había hecho y ahora estaba ahí, aceptando pasar lo que quedaba de la noche hablando con él, sus comentarios acerca de mí me habían atrapado por completo. Me sentía sumamente sorprendida al mismo tiempo que halagada de que el segundo jugador del mundo pensara eso de mí. Mateo siempre me decía que me admiraba, pero me sentía acostumbrada viniendo de él, sentía que lo hacía más por ser su hermana que porque lo pensara de verdad.
Mientras más avanzaba la conversación más me atrapaba, era alguien sumamente interesante, y sobre todo amigable, eso era muy bueno.
Me sorprendió la humildad del top tres, los conocí a todos, y más que grandes jugadores, eran grandes personas. Desde que conocí a Joshua, cuando me salvó en las cascadas hasta el momento, me había demostrado que no lo había hecho con ninguna doble intención, no lo había hecho para después perjudicarme, fue todo lo contrario era un gran chico, al igual que Elías, que en esa noche logramos entablar una buena comunicación para haber sido la primera vez que hablamos.
Aún no entendía por qué tenían roces con el equipo Morado, pero no me atreví a preguntárselo, no quería parecer entrometida y tampoco era asunto mío.

Elentroia: Un Juego Peligroso [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora