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Joshua

Nos habían informado que debíamos presentarnos en la Sala Principal, tenían información para nosotros. Todavía quedaba un poco de tiempo, así que decidí por fin hablar con Sofía, aún me sentía terrible por lo que había pasado, quería encarar el tema.
Al tocar la puerta creí que se opondría, pero todo lo contrario, me dejó pasar.

—¿Cómo estás? —Pregunté.
—Hace menos de dos horas vi cómo una persona moría con una espada incrustada en su cuerpo, ¿cómo crees que estoy? —Abrazaba sus rodillas.
—Claro. Fue una pregunta tonta, lo siento. —Dije al caer en cuenta.
—¿Qué pasa? ¿Necesitas algo? —Preguntó con un tono neutral.
—Sí, todo está bien, es sólo que... quería saber si todo entre nosotros está bien... No quiero que todo esto se vuelva incómodo después de lo que pasó.
—Todo está bien, Joshua. Solamente debo acostumbrarme a la idea de que lo que siento no es recíproco... quiero pensar que lo superaré en unos días, pero verte a diario no será de mucha ayuda.
—No lo veas de esa forma, es solamente que no sé, Sofía... no es un buen momento. Tú no eres el problema.
—¿Por qué no es un buen momento? —Cuestionó.
—Mira a tu alrededor, mira el lugar en el que estamos.
—No te creo. —Negó con su cabeza y sonrió sin convencimiento. —¿Sabes por qué? Porque si hubiera sido Isabela quien te besaba, no habría sido un mal momento para ti. ¿Estoy equivocada? —Me miró fijamente. —Dime que si hubiera sido ella la que te daba ese beso, le habrías dicho lo mismo que me estás diciendo a mí. —Guardó silencio esperando mi respuesta, la cual no llegó. —Eso pensaba... —Dijo para cubrir mi silencio.
—No quiero perderte, eres una persona estupenda, eres sumamente importante para este juego. —Confesé.
—Perfecto, entonces que nuestra relación sea profesional, Joshua, si aún me consideras importante para ganar y como tú mismo dices «tu mano derecha», que sea así. Por favor háblame solamente cuando tengas un plan que nos haga mantenernos con vida en la isla, de ahí en fuera creo que hemos hablado todo lo necesario... Creo que estaré mejor si me mantengo lo más alejada que se me permita de ti. —Dijo tratando de disimular el dolor en sus palabras.
—Lo entiendo... —Estaba resignado, no quería que fuera de esa manera, pero era lo único que me iba a ofrecer.
—Ahora, si me disculpas, quiero estar sola un rato. Nos vemos cuando nos llamen a la Sala Principal. —Me invitó a salir de su habitación.
—Está bien. Respeto eso... —Dije, y con la cabeza baja me retiré del lugar.

La gran división

Joshua aún tenía una cita con el Cuarto de la Realidad, quería sacar todo lo que había en su interior, necesitaba desahogarse, decir aquello que no se había atrevido a decir en voz alta, su corazón se sentía más agotado que su cuerpo, había vivido muchas cosas que lo tenían bajo presión, que lo hacían sentir que, en vez de estar más cerca de ser libres, se alejaban más de esa salida hacia el mundo al que pertenecían. Decidió ir antes de la reunión con el resto de los jugadores en la Sala Principal. Al entrar en la sala comenzó a creer que algo malo iba a pasar por presentarse en momentos inoportunos, creía que empezaba a dar la figura de fisgón, y nadie iba a querer uno de esos en Elentroia. Y aunque diera esa imagen, él no se iba a quedar callado ante lo que tenía en frente.
Carraspeó para hacer notar su presencia, por alguna razón no le impresionó ver a Elías y su jugadora Melany besándose al borde de la mesa del equipo Rojo. Se separaron en el acto, y Elías, al ver de quién se trataba se acercó inflando el pecho y sin perder la cabeza.

—Ya es la segunda que besas en menos de veinticuatro horas. —Retó Joshua. —Parece que eres todo un maestro con las chicas. —Dijo lleno de sarcasmo.
—Y parece que tú no puedes dejar de meterte en asuntos que no te incumben. —Respondió el capitán rojo con frialdad.
—¡Oye! —Habló a Melany. —Tengo una pregunta ¿tú eres la oficial, o eres, ya sabes, la «otra»? —Joshua no iba a dejar que Elías le pasara por encima, estaba harto de él y de ver cómo jugaba con la gente.
—¿Disculpa? —Preguntó Melany con enojo, no terminaba de entender por qué Joshua decía eso.
—No te pases de listo. —Elías marcó sus palabras con un tono agresivo, quería intimidar a Joshua con su mirada.
—Aléjate de Isabela, te lo advierto, Elías. —Ambos se veían fijamente a los ojos.
—Eso no está en mis planes, discúlpame. —Dijo, y sonrió con maldad.
—Hazlo. —Repitió el capitán azul.
—¿O sino qué? —Retó. —¿Qué harás?
—No me importaría acabar contigo con tal de defenderla.
—Pero que tierno... —Habló con un tono lleno de ironía. —¡Por fin dejaste de ser un hipócrita con tus intenciones y lo que sientes por ella! —Alzó la voz.
—Escúchame... —Joshua comenzaba a perder la paciencia.
—¡No! ¡Escúchame tú! —Lo señaló. —No te metas en mis asuntos, o acabarás como todos aquellos que se han atravesado en mi camino. —Amenazó.
—No me da miedo tu vago intento de intimidación.
—¿Oh, en serio? —Preguntó Elías, pues el cuerpo de Joshua estaba por completo tenso, era notable.

Elentroia: Un Juego Peligroso [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora