5 - Jugar con fuego

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Altagracia llegó un poco tarde al restaurante en el que había quedado de verse con Regina y la saludó con un beso en la mejilla.

_ Amiga, tú llegando tarde y esta novedad ¿que pasó? – Regina le preguntó sorprendida.

_ Es que no fui a la joyería esta mañana. Fui a firmar unos papeles antes de llegar aquí y terminó me tomando más tiempo que me esperava. – le explicó sentandose.

_ Pero dime, ¿qué es eso que Daniel tenía que decirte? A noche no contestaste mi llamada, me imagino que fue porque estabas procesando a la noticia que recibiste de él.

_ Sí, Regina, fue eso.

_ ¿Cuál fue la noticia? Que te dijo él?

_ Que encontró a mi hija, Regina, ¡la encontró! – Dijo emocionada

_ Dios mío, Altagracia, la notícia que siempre quisiste recibir. ¡Qué alegría! – dijo sosteniendole la mano de su amiga – pero y entonces, ¿quién es ella? ¿En dónde está?

_ Lo importante, Regina, es que voy a recuperarla! Voy a recuperar a mi hija y ya sé cómo hacerlo!

Regina pidió vino y Altagracia amenazó con protestar. Antes de que ella abriera la boca, Regina se justificó:

_ Ya sé que no te gusta tomar, pero un información como esta, no se puede pasar en seco, ¡hoy tomarás vino conmigo!

Altagracia no dijo nada. Unió sus manos bajo a la barbilla, como solía hacer cuando se ponía nerviosa y movió los ojos hacia arriba. Regina sabía que esta era su manera de ponerse de acuerdo. La amistad de las dos era muy antígua y forte, a veces, las palabras no eran necesarias, se entendían con gestos y miradas, sin la necesidad de verbalizar.

_ Tranquila Altagracia, dime todo. ¿Dónde está tu hija y qué has planeado para recuperarla?

_Regina, no lo vas creer. No vas a creer quién fue el que adoptó a Elena y en dónde ha estado todo este tiempo.

_ ¿Quién Altagracia, por el amor de Dios? Basta de suspense, sabes que odio los rodeos.

_ No estoy haciendo rodeos, eres tú la que no me deja hablar.

_ ¡Pues habla, mujer! ¡Te escucho!

_ Recuerdas que te conté acerca de Saúl, que era mi novio cuando fui arrestada hace 20 años? – empezó Altagracia.

_ Sí, por supuesto. Es él el único hombre que te ha hecho sentir amor, el único de quién te has enamorado...

_ Y precisamente por eso nunca volví a permitir que el amor ocupara otra vez mi corazón. Con él pasé muchas decepciones por falta de confianza. – Dijo con mucho peso en la voz con lo que hizo que Regina se conmovera.

_ Altagracia, como bien dijiste, eso fue hace 20 años. No está bien que hables de él y sobretodo del amor con tanto resentimiento.

_ Sabes que no es solo eso, Regina. – Altagracia se alteró. – Tú, más que nadie, sabes que esto no fue todo lo que creó en mí el resentimiento con los hombres, con la vida y el amor. Recibí golpe tras golpe antes de volverme tan dura y no confiada.

_ Lo sé. – Regina dijo sosteniendole la mano. – Perdóname. Conmigo que no tienes que justificarte de nada porque conozco tu historia y todo lo que te ha tocado pasar. Y estaré a tu lado brindándote mi apoyo pase lo que pase.

_ Muchas gracias. – Altagracia le agradeció – Entonces... Este hombre, Saúl, mi ex novio. Fue él quien adoptó a Elena, él y su esposa Consuelo, que siempre se interpuso entre nosotros mientras estuvimos juntos.

_ ¿Él adoptó a la niña? ¿Pero... como? ¿La secuestró? – Regina no pudo evitar sorprenderse.

Todos se sorprendián cuando escuchaban esta increíble coincidencia. ¿Sería realmente una coincidencia?

_ No lo sé. No lo sé, Daniel no sabe bien cómo la niña llegó a sus manos. Ella fue registrada como hija de ambos com el nombre de Isabela Aguirre. Años más tarde, Consuelo se quitó la vida. Por lo tanto, todo es más complicado.

_ ¿Y tienes alguna forma de averiguarlo?

_ Daniel va a seguir investigando, ahora que sabe la relación que tuve con esas personas, tiene uno dato más, aunque una de esas esté muerta. Y yo también voy a investigar a mí manera.

_ Cuando llegaste aquí, me dijiste ya que sabías cómo recuperar a la pequeña Elena, que ahora es Isabela, no sé qué...

_ Sí, eso fue lo que dije.

_ Y ¿cómo vas a hacerlo? Pronto ella cumplirá 18 años, es una mujer y tiene una familia.

_ ¡Precisamente! No puedo presentarme frente a mi hija y decirle: "Yo soy tu madre, toda tu vida es una mentira."

_ ¿Y por qué no? Es precisamente lo que debías hacer.

_ No voy a poder ganarme su afecto si me acerco de esta manera, Regina, y me va a considerar una intrusa en su mundo.

_ Ayyy Altagracia que cosa contigo. Te encanta complicarte la vida. – Regina no era de juegos.

_ ¿No lo entiendes? También me dijo Daniel que ella tiene una muy buena relación con Saúl y su hijastro Diego, a los que considera su verdadera familia.

_ Conociéndote bién esta noche en lugar de dormir, estuviste buscando a la forma de acercarse a la jóven, ¿no es así, Alti? – Regina entendió parte de las intenciones de Altagracia.

_ Sí, ya sé cómo acercarme. Tú lo dijiste: «Ella va a cumplir 18 años, es una mujer y tiene una familia». Lo que tengo que hacer es entrar a su vida. – Altagracia habló como se dictara un veredicto.

_ ¿Entrar a su vida? – Regina se sorprendió. – Pero para entrar en su vida tendrías que...

_ El primer paso es encontrar una manera de acercarme a Saúl por medio de su trabajo. Entrando a la vida de su padre, podré acercarme a Isabela. Si él se cae en mi red, puedo terminar casándome con Saúl Aguirre. – Altagracia completó. – Con un poco de suerte, él todavía puede tener algún tipo de sentimientos por mí y, si no, encontraré la manera que vuelva a tenerlos. Entraré a su empresa convirtiéndome en su socia y, poco después, a su casa para convertirme en la madrastra de sus hijos. Voy a hacerlo para tener la oportunidad de conocer y conquistarme el cariño de mi hija.

_ Altagracia, pero esto es una locura. – Regina no se recuperaba del asombro – Y te lo digo yo, que soy la reina de las locuras. Esto no va a funcionar, ¡es demasiado arriesgado!

_ Por supuesto que es arriesgado, pero mi hija lo vale. – Altagracia estaba decidida – Estoy dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias, voy a tener el amor de mi Elena cueste lo que cueste.

_ Pero ¿no piensas que este juego puede ser riesgoso para ti? Altagracia, entra en razón, estuviste enamorada de ese hombre, quizá todavia lo estés... Sigues enamorada de él, ¿verdad? - Regina preguntó cómo que afirmando.

_ Yo...

_ Qué tal que sigas enamorada de Saúl Aguirre y llevas a cabo este plan, puedes creer que le estás tendiendo una trampa a él, pero eres tú la que saldrás enredada y inevitablemente lastimada, ¿no lo ves? Ya sabes que el que juega con fuego termina quemándose. ¿Estás segura que quieres jugar con fuego, Altagracia? ¿Estás segura que quieres jugar con el más peligroso de los fuegos que es el amor?

***

Para el siguiente capítulo
Daniel busca a Rafael y le hace una propuesta por sus acciones. Rafael busca a Saúl y le avisa que piensa aceptar a su propuesta.

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