10 - La sangre

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Isabela era una persona muy inquieta. Fue una de las primeras cosas que notó Altagracia en el primer encuentro con su hija. Ella tenía cierta dificultad para permanecer inmóvil, y esa inquietud se notaba en sus gestos, pero sobretodo, en sus ojos verdes como los suyos. Eran ojos muy vivos, de quien añora abrazar al mundo, de quien es feliz. Tenían esa levedad tan propia de la juventud, esa misma que Altagracia perdió en la cárcel y en la violación. Los ojos de Isabela le daban a Altagracia algo de tranquilidad. Se veía en sus ojos que era feliz. No podría soportar descubrir que su vida había sido triste, infeliz. Que en todo ese tiempo en el que la buscaba, su falta hubiera sido más perjudicial de lo esperado. Pero mirandola a los ojos veía que la joven estaba feliz.

_ Sí, usted tuvo una gran influencia en mi vida. – Isabela contestó. – Siempre fui muy voluble y esto, que le quede claro no lo digo yo, sino mi papá y mi hermano que son los que mejor me conocen.

_ ¿Entonces te he influenciado a ser voluble? – Altagracia dijo sonriendo bromeando. La sonrisa era una manera de tratar de contener la emoción de ese encuentro.

_ No, por supuesto que no. – Dijo dando una carcajada. Como ella venía fácil. Su sonrisa volvió a conmover Altagracia. – Es todo lo contrario. Cuando yo tenía 14 años leí a su biografía en una revista de joyería. Todavía no sabía que quería de la vida, lo que no es sorprendente por mi manera de ser. ¿Y quién sabe que quiere en la vida a los 14 años?

_ Tienes razón. – Sonrió Altagracia tratando de contener la emoción. – Pero te ves muy joven para estar en la Universidad.– Comentó.

_ No lo crea, ¡eh! Sí entré algo temprano, pero no mucho. Cumplo dieciocho muy pronto.

_ Entonces se explica porque desde los catorce te interesaba la joyería.

_ Bueno, antes de interesarme por la joyería, me interesó su biografía, o más bien, me fascinó. He leído que ha empezado su negocio de la nada y la joyería Sandoval es hoy una referéncia en todo el país. No hay nadie en este medio que no sepa quien es usted. Y, además, sus piezas son increíbles. Tienen una diseño diferente, imagino que vengan desde usted, tu sensibilidad y talento. En la revista se veía muy bonita y ahora, viéndola personalmente lo confirmo. Y al escucharla me admiró aún más la valoración que da a sus piezas.

_ Te lo agradezco. No sabes lo importante que es para mi escucharte decir esto. – Isabela cambió su expresión con la sorpresa, Altagracia pronto justificó – de una joven estudiante que se inicia en esta profesión.

_ No me de las gracias, es la verdad. Por eso ha influido mucho en mi elección. Ve por que su influencia en mi vida. Si no hubiera conocido su historia hace cuatro años, hoy no estaría aquí. estoy al principio de la carrera, pero muy entusiasmada. Cuando visité la joyería Sandoval, mi pasión por está profesión aumentó...

_ ¿Has estado en mi joyería? – Altagracia la interrumpió sorprendida abriendo los ojos como platos.

_ ¡Muchas veces! – Confirmó Isabela ajena a la sorpresa que esa información le provocaba a Altagracia. – Incluso antes de empezar la universidad. La visitaba y me quedaba admirando el diseño de las piezas. Tengo algunas piezas de su joyería, pero lo que más me gusta es el proceso. Yo sentía una conexión con ellas, con el lugar. Y terminé aquí en la universidad y tú... Perdón, usted, ha sido y es mi inspiración.

_ Muchas gracias. – Altagracia se conmovió con sus palabras. – Nos acabamos de conocer, pero tú me has provocado una muy buena impresión.

Era muy difícil contener los sentimientos en un momento como ese. Su hija, su pequeña le admiraba y le consideraba una inspiración. Pero lo que más le sorprendió fue saber que Isabela había visitado su joyería. Quizá, alguna vez pudiera incluso haberla visto sin darse cuenta que era la persona que tanto había buscado.

_ No me acuerdo haberte visto allí.

_ Sin embargo yo la he visto allí algunas veces. Esta es la primera vez que hablamos, pero ya le he observado un par de veces. Me quedaba admirandole: la manera que trata las piezas, a los empleados y el amor y el cuidado que le pone a ese trabajo. Fue entonces cuando supe que quería ser como usted. Pero sé que todavía tengo un largo camino por recorrer.

Los ojos de Altagracia se llenaron de lágrimas en este momento. Pensó que tal vez no hubiese puesto la debida atención a las señales de su corazón.

_ Pero estás en el camino correcto.– Fue todo lo que pudo decir. –¿Como te llamas?

_ Isabela. Me llamo Isabela Aguirre.

_ Vas en el camino correcto Isabela Aguirre Ya entendiste que la producción y el diseño de piezas de joyería no es un proceso mecánico. Gran parte de esto no se puede aprender aquí sino con la experiencia de tratar con las piezas, con la materia prima y el proceso de creación. Es necesario el respeto a los objetos y al proceso de transformación que tu trabajo le dará a él. Estoy segura de que elegiste bien tu carrera, hablas como alguién que tiene vocación. Es importante amar lo que haces y veo que tienes una muy buena relación con la profesión que pretendes.

Hablar con su hija emocionaba a Altagracia al mismo tiempo que le dejaba dolida ¿Por qué tuvo que crecer lejos de ella? ¿Por qué le quitaron su bien más preciado? Era injusto que ni siquiera el nombre que tenia era el suyo. Esto era algo que le dolía. Sin embargo la persona en que ella se ha convertido la llenaba de orgullo, ¿que madre no estaría orgullosa de una joven como Isabela? Al menos eso Saúl lo había hecho bien.

_ Qué cosas bellas ha dicho usted. Lo dice de una manera tan especial, ni siquiera parece que somos dos desconocidas.– La admiración que Isabela sentía por Altagracia creció con la cercanía.

_ Pero no lo somos Isabela. Me hablaste de tu amor por la joyería y su proceso de producción y son los mismos sentimientos que yo tengo. Esto nos da cercanía, hace que no seamos extrañas.– Altagracia le confesó con sinceridad.

_ De hecho, sentí una empatía a primera vista con usted, pero creo que es porque ya conocía su historia y le admiraba.

_ Sí, tiene que ser por eso. – Condordó Altagracia triste.–Cuando quieras, buscame en la joyería, puedes ir y hablar conmigo. Me dará mucho gusto mostrarte el proceso de producción desde que seleccionamos las materias primas hasta la creación de las piezas, desde el diseño al desarrollo.

_ ¿En serio? – Isabela no lo creía, sus ojos brillaban con la emoción.

_ ¡Claro que sí! Del mismo modo que me has dicho que valoras mi trayectoria y admiras mi historia, yo valoro la pasión de los estudiantes como tú por esta profesión. Es por eso que estoy aquí hoy, para mostrarles el camino tan bonito que eligieron y hasta dónde pueden llegar. Puedes ir a la Joyería Sandoval cuando quieras y buscame.

_No sabe el placer que ha sido conocerla personalmente y que hayamos tenido la oportunidad de hablar. ¡Le tomaré la palabra! Le prometo que voy a su joyería tan pronto como sea posible. Y no voy a quitarle más su tiempo. Ha sido todo un gusto.

_ El gusto fue mío. –Altagracia respondió con su voz ligeramente ahogada.

Esa situación superó las expectativas de Altagracia. Isabela era una persona mucho mejor de lo que se imaginaba. No sólo constató que la joven estaba feliz, también se dio cuenta que era una persona maravillosa que tenía un espíritu fascinante, apasionado, inquieto y más que nunca quería estar cerca de ella. "No puedo negar que Saúl ha hecho un buen trabajo", dijo para si.

***
Para el capítulo siguiente:
Saúl está ansioso por verse con Altagracia por la tarde. Él le conta a Rafael que la encontró y le dice que va a buscar su proceso en el juzgado.

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