44 - Aclarando los hechos

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Hablar con Regina, como siempre, le hacia muy bien a Altagracia. Ella volvió a la joyería pensando en la conversación con ella, de haber puesto palabras a lo que la atormenta, era bueno desahogarse"¿Y si le decía la verdad a Saúl, o parte de ella?" Pensó. Esto podría aliviarla un poco y hacer menos tensa la convivencia con él. El sentimiento de culpa por estar engañándolo disminuiría un poco y así podría al menos comenzar a desatar los nudos de su historia.

El trabajo en la joyería fue intenso. Todos los empleados estaban involucrados en la organización del evento del día siguiente y Altagracia estaba extremadamente distraída y sumergida en sus problemas. Por la tarde Daniel llegó a hablar con ella. En cuanto lo vio se fueron a la oficina de Altagracia.

_ Sabes que estoy trabajando casi todos los días en el bufete del Aguirre que es tuyo y... y de tu marido, ¿por qué me has llamado aquí? – Se le hizo extraño a Daniel y más por recordar la reacción de Saúl el otro día.

_ Quiero hablar contigo acerca de la investigación de la desaparición de mi hija. Y, como podrás entender, es mejor que hablemos lejos de Saúl, de su hijo, y del bufete Aguirre. – Se justificó Altagracia.

_ Claro, ahora lo entiendo. – Y realmente tengo que hablar contigo acerca de esto, iba justamente hacer una cita contigo para darte la información.

_ ¿Esto significa que tienes nuevas noticias? ¿Encontraste algo?

_ Sí, Altagracia. He estado revisando los registros de la ciudad en donde se registró a Isabela y descubrí que fue registrada solamente por Consuelo, Saúl no estaba con ella.

_ Pero me dijiste cuando la encontraste que ella había sido registrada por los dos.

_ Sí, pero fue porque Consuelo declaró que Saúl, era el padre de la niña, presentándose, junto a un abogado con su certificado de matrimonio. Por eso ella pudo registrar a la niña como hija de los dos, sin que su Saúl estuviera presente.

_ ¿Un abogado? Y este abogado es...

_ Es exactamente quien estás pensando: ¡Rafael Cabral! Su firma aparece en el documento que autorizó la inscripción de la niña sin la presencia del padre.

_ ¿Esto significa que los dos fueron cómplices, Daniel? ¿Que probablemente Rafael y Consuelo secuestraron a mi hija?

_ Es lo más probable – Confirmó Daniel.

_ ¡Maldito! ¡Ese desgraciado tiene muchas cuentas pendientes conmigo! ¿Cómo pudo? Como si no fuera suficiente con haberme engañado, violado, me ha hecho tanto daño y ahora estoy confirmando que también me quitó a mi hija, esa basura no merece vivir, voy a hacerle pagar cada sufrimiento, cada lágrima derramada, él no sabe con quién se ha metido pero muy pronto lo sabrá, juro que voy a cobrarle cada dolor que me hizo sentir ¡lo juro! – Altagracia decía cada palabra con mucho rencor.

_ Altagracia cálmate... – Daniel intentó tranquilizarla, sin ningún resultado.

_ ¡No me pidas eso, Daniel! – Ella dijo elevando el tono de voz – Tú conoces muy bien mi sufrimiento, ¿como te atreves a pedirme que me calme? Tu dijiste que los culpables del secuestro de mi hija ya no pueden pagar ante la justicia por el crimen que cometieron ¿Cómo puedo mantenerme en calma imaginando a un criminal como Rafael, disfrutando de la libertad después de haberme quitado todo, Daniel, ¿¡todo!?

_ Lo sé, Altagracia. Sé todo lo que has pasado por culpa de esos criminales.

_ ¿Y Saúl, Daniel? ¿Él está involucrado? – El tono de voz de Altagracia fue de angustia y dolor.

_ Estos datos, dejan claro que Saúl no participó en el registro de la niña. Altagracia, sabes que te amo y que daría cualquier cosa por tener una oportunidad contigo...

_ Por favor, Daniel, no es el momento. – Ella lo interrumpió.

_ Pero sé que amas a Saúl y respeto tus sentimientos, por eso quiero que quede claro que siempre te diré la verdad sobre esta investigación. Tú sabrás todo lo que yo descubra.

_ Así que, ¿piensas que Saúl es inocente?

_ Como te dije, no puedo estar seguro, Saúl también es abogado. ¿Por qué no estaba al lado de Consuelo cuando se registró a la niña? ¿Por qué tuvo que recurrir a Rafael para hacer el documento de nacimiento de su hija? Es poco probable que Saúl sepa la verdad. Lo más probable es que Rafael y Consuelo lo hayan engañado, como a Isabela y a todos.

_ Es lo que me mata en todo esto, Daniel. La falta de certeza. Estoy muy confundida y dividida. Te juro que si tuviera esa certeza ahora revelaría ¡todo! Le diría toda la verdad a Saúl y a Isabela. Haría pagar de inmediato a Rafael. Tiene que haber algo que podamos hacer en contra de él.

_ Lo has dicho bien, Altagracia. Hay pocas armas legales que podemos utilizar en contra de Rafael con respecto a este crimen. La única arma que tenemos en contra de él es la verdad pero no tenemos muchas pruebas. Si lo decides, podemos destruir su reputación entre todos sus conocidos, por el momento es todo lo que podemos hacer.

_ ¡No lo acepto, Daniel, no puedo aceptarlo! ¿Quién me va a regresar los años perdidos con mi hija? – Gritó – ¿Quién me va a regresar mi vida? – Volvió a gritar antes de estallar en llanto.

Daniel, al verla tan frágil y llorando la abrazó para consolarla. Ella no rechazó el abrazo desvalida, entregándose totalmente a esas lágrimas que la invadieron por la desesperación de darse cuenta que no podía hacer mucho para recuperar su vida para tratar de sanar un poco su pasado. Daniel amaba tanto a Altagracia que al tenerla así sabía que ella lo necesitaba, pero podía ser capaz de renunciar a ella, renunciar a su desesperado deseo de que ella correspondiera a su amor. Se contentaba con su felicidad. Pero no podía resistir verla llorar, no podría mantenerse lejos al verla tan desprotegida sufriendo de esa manera.

***

Saúl llegó a la tienda de la joyería con un ramo de flores para Altagracia. Había ido a buscarla con la intención de darle una sorpresa. Imaginó que ella tendría mucho trabajo con los preparativos para el evento del día siguiente. Al entrar en la joyería, notó mucho movimiento. Los empleados ni siquiera se dieron cuenta de su presencia porque estaban corriendo de un lado hacia el otro ajustando hasta el más mínimo detalle. La sala en donde se expondrían las piezas en venta estaba sufriendo algunos cambios. Gradas fueron movidas de lugar, muebles eran arrastrados y piezas de joyería eran inspeccionados por la limpieza. Algunas de las piezas que quedarían expuestas en el lanzamiento, ni siquiera habían llegado a la tienda y estaban siendo preparadas aún en el sector de producción, habían muchas personas.

Saúl observó por todo el lugar y no vio a Altagracia, así que imaginó que se podría encontrar en su oficina. Cuando llegó al espacio de recepción de la oficina de Altagracia, se sorprendió de que Cristina no estaba en su escritorio. "Probablemente también está involucrada en los preparativos para el evento de mañana", pensó. "Seguro le gustará la sorpresa!" Se dijo con confianza, y una sonrisa pícara, Caminó con pasos tranquilos a la puerta de la oficina y la abrió con las flores en la mano, delante de su cuerpo:

_ Mi amor yo...

Cortó las palabras al ver a Altagracia y Daniel abrazados. La escena lo volvió loco de celos. El no podía soportar ver a otro hombre tan cerca de su esposa. Y mucho menos este. "¿Qué significaba eso?" Se preguntó desesperado y, al mismo tiempo, lleno de coraje. Altagracia se alejó de Daniel sorprendida al ver a Saúl ahí y con una mirada llena de rabia.

_ ¿Qué está pasando aquí, Altagracia? – Preguntó Saúl, su voz tenía un todo muy acusador.

***

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