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Mientras firmaba los últimos papeles, Rafael todavía parecía incrédulo de lo que le estaba pasando. Era como si la vida lo hubiera puesto repentinamente en un callejón sin salida cobrándole cada una de sus pecados y culpas que él siempre cargó muy guardadas dentro de si. Luchó por mantenerlas escondidas, no revelárselas a nadie, pero dadas las circunstancias, se dio cuenta que de un momento a otro tendría que hacer frente a cada uno de esos secretos que ingenuamente creyó que eran solo suyos.
_ Altagracia, puedes estar segura que un día pagarás por las cosas que estás haciendo. – la amenazó – No creas que vas a hacer todo lo que quieres, disponer así de la vida de otras personas y salir impunemente.
_ Rafael, ahórrate tus amenazas, yo ya no te tengo miedo. Además, no estás en condición de hacerlas. Tú eres muy cobarde y no tienes el valor para enfrentar a alguien que esté a tu altura. Por eso me atacaste hace diecinueve años, por que estabas seguro que yo no haría nada, porque estábamos en condiciones muy diferentes.
_ No sé de que estás hablando. Nunca te hice nada, por el contrario yo fui quien te ayudó...
_ ¡No seas cínico Rafael! Aquí no tienes que disimular, Daniel conoce toda mi historia incluyendole la monstruosidad fuiste capaz de cometer conmigo y... Si alguien tiene cuentas pendientes con la vida ¡ese eres tú! Sé que algún día tendrás que hacerte responsable de todas las mentiras que le dijiste a la gente a tu alrededor y también por aquello. – Ella habló como si se liberara de algo que, por razones opuestas a las de Rafael, también mantuvo dentro de si.
Rafael se levantó aflojando el nudo de la corbata demostrando que se sentía mal, le hacía falta el aire. Para él no era nada simple enfrentarse a su mayor pecado, Altagracia era la prueba viva del tipo de persona despreciable que era.
_ Ya tienen lo que querían. Mis acciones ya les pertenecen y pueden tomar posesión de lo que han comprado mañana mismo si quieren. Creo que está todo terminado por aquí. Realmente, Altagracia, tu abogado fue muy eficiente y trajo todos los detalles preparados para no dejar ningún pendiente. Ustedes han preparado bien la trampa para chantajearme y engancharme.
_ ¡No seas ridículo Rafael! Nada peor que una persona vil y despreciable como tú que juega a la víctima. Al menos podrías fingir tener un poco de dignidad. Por una vez, trata de no actuar como un cobarde.
Él la miró quieriendo contestarle, pero no tendría las palabras. Su mirada era de odio.
_ Ahora si Rafael, si ya firmaste todos los papeles, no tienes nada más que hacer aquí. – Altagracia lo despreció. –Lo que tú me hiciste en el pasado no tiene precio, lo único que quería de ti, eran estas acciones. ¡Ya las tengo! ¡Vete, no quiero verte nunca más!
Cuando Rafael se fue, Altagracia se derrumbó, se sentó y puso su mano derecha en su frente y el codo en la mesa, lloró. Daniel se acercó a ella conmovido. Se sentó a su lado y no dijo nada, solo sostuvo su mano izquierda mostrando su apoyo, como diciéndole que estaba a su lado, a pesar de los desacuerdos que tuvieron. Después de unos minutos él la miró tomando valor:
_ Perdona lo del otro día en tu oficina, Altagracia.
_ No, Daniel. Por favor, no me pidas perdón, no hay razones.
_ Sí, las hay. Te prometí estar a tu lado, apoyándote como amigo. No tenía el derecho a reaccionar de esa manera, cuando me contaste acerca de tu... De tus planes con respecto a Saúl.– Mordió el lábio, recordárselo aún le molestaba, pero más grande eran sus ganas de estar cerca de Altagracia.
_ Me dolió mucho sentir que no podía contar con tu apoyo, Daniel. Eres alguien muy importante en mi vida y yo daría cualquier cosa por que no tuvieras ese tipo de sentimientos por mí, que me vieras solo como una amiga y que pudieras encontraras a una mujer que te haga feliz, porque te lo mereces.
_ Y tú también. También mereces la felicidad aunque digas no creer más en ella, Altagracia.
_ Para mí, la felicidad es solo ganarme el amor de mi hija. Si lo logro, estaré completamente satisfecha, es todo lo que necesito. Créeme, no tengo ningún otro interés que no sea este. Quiero una oportunidad para estar cerca de ella y no hay otro camino más que vivir en su casa.
_ No hablemos más de esto. – él pidió – Sólo soy tu amigo y no tengo ningún derecho a inmiscuirme en tus decisiones, incluso si no estoy de acuerdo con ellas. Ya has sufrido mucho en tu vida Altagracia y sabes muy bien lo que haces. Cuenta con mi amistad y fidelidad, Siempre esteré a tu lado.
_ Y no sabes lo mucho que significan para mí, Daniel. – Ella dijo sonriendo.
_ Y con respecto a la empresa, como Rafael mismo dijo, ya es tuya. Puedes presentarte ahí y dar esta noticia cuando quieras, mañana incluso si lo deseas.
_ Lo haré mañana mismo como él sugirió. Altagracia sonreía con triunfo. Y tú administrarás estas acciones por mí. Eres el mejor abogado que conozco, la empresa no podría estar en mejores manos. Quiero conocer el trabajo, familiarizarme con él, cumplir con las obligaciones que me correspondan, pero como hemos acordado antes, tú serás mi representante directo en la oficina Aguirre y te pagaré muy bien por eso.
_ Por supuesto. Como tu quieras Altagracia.
***
Al llegar a su oficina Altagracia fue sorprendida por el enorme arreglo floral que estaba sobre su mesa. Tomo la tarjeta que lo acompañaba y leyó las sentidas palabras de un hombre completamente enamorado:
Estas flores son para recordarte que no puedo hacer lo que me pediste
Es imposible olvidarme de lo que pasó.
Pienso en ello todos los días.
Saúl AguirreAltagracia sonrió al leerlo. Conocía sus encantos y el poder que tenía sobre los hombres, pero nunca se había sentido tan satisfecha con esto como en esa situación. Se dio cuenta que no tendría ninguna dificultad en conquistar a Saúl, él seguía enamorado de ella. Más que eso, podría manejarlo y hacerle pensar que era él quien la conquistaba. En medio de estos pensamientos de triunfo, una tristeza se formó en su cara y ella dijo sentida:
_ Sería maravilloso si pudiera ser de verdad.
Altagracia de verdad, se veía obstaculizada con respecto a esta situación. Le daba mucho miedo perder el control sobre sus sentimientos, a entregarse en cuerpo y alma. Frente a él se transformaba, no era ni sombra de esa Altagracia segura de sí y que tenía claro sus objetivos, que tenía el control de todo. Un ejemplo era, las sensaciones que le provocaba el recibir flores de este hombre con una nota tan apasionada, debido a un simple beso. "¿Simple?", se preguntó. El beso...
Todavía pensaba en todo eso cuando oyó el timbre del teléfono que la conectaba con el escritorio de Cristina:
_ ¿Sí Cristina?
_ Un señor la busca. Es el cliente que compró un collar exclusivo hace pocos días. Saúl Aguirre. Quiere hablar con usted.
_ Voy a recibirlo, Cristina. Hazlo pasar.
***
Para el siguiente capítulo
Saúl trata de convencer Altagracia a volver a confiar en él de esa manera que solo él sabe hacerlo 😏
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La Socia
FanficAltagracia y Saúl se vuelven a ver después de 20 años. Este encuentro fue planeado y calculado por Altagracia. Él es el dueño de un prestigioso bufete de abogados, ella la dueña de una joyería muy reconocida que ahora sorprendentemente se quiere hac...