***
_ ¡No! – Se negó Saúl. – Esto aún no ha terminado, Altagracia.
_ Mira, Saúl. Tienes razón. Tus besos no me fueron indiferentes, pero... no debimos besarnos. Lo siento, si es difícil para ti, yo asumo a mi culpa y...
_ ¡Ya deja de hablar de culpa, cuando se trata de momentos tan llenos de sentimientos! – él le reclamó alterado. – Es la segunda vez que lo dices Altagracia. Aquí no hay culpa, aquí hay amor, mi cuerpo, mi boca, mi piel se queman de deseo por ti las veinticuatro horas del día.
Se acercó a Altagracia con eses ojos tan llenos de sentimientos que ella tuvo la intención de alejarse.
_ No hay un segundo en el que yo no añore estar cerca de ti, para corregir el pasado, para vivir nuestra historia, esta vez completamente. Vamos a vivir todo lo que este amor nos ofrece y que hemos dejado atrás por mi culpa. ¿Cuántas personas se pasan toda su vida en busca de una oportunidad de amar, Altagracia? Y nosotros hemos tenido dos, no la desperdiciemos. No por la segunda vez.
_ Saúl, todo lo que me dices son sólo palabras. Y ellas no pueden curar mi corazón lacerado por tu culpa. No puedo y no quiero volver a creer en tus palabras, ni en el amor que dices tenerme. ¡Vete y no me vuelvas a buscar! – Dijo alejándose más de Saúl.
_ Ya te lo dije que no puedo hacer eso. Voy a buscarte todas las veces que sean necesarias hasta que te pueda convencer de la sinceridad de mi amor. Por favor Altagracia, si te entregas a mis besos es porque me puedes perdonar. Piensa en lo maravilloso que es estar aquí ahora y sentir el mismo amor y el mismo deseo de la juventud. Deja de pensar solo en lo malo de nuestra historia, piensa en lo hermoso que ella nos dejó.
Altagracia se sintió incomoda por sus palabras. De la misma manera que deseaba tenerlo rendido a sus pies para llevar acabo su plan de casarse con él, tenía miedo de volver a confiar en sus palabras de amor. Quería tener el control y la presencia y las palabras de Saúl la provocaban perturbación. Protegiéndose del efecto que le causaba estar cerca de él, se posó detrás de su escritorio
_ Vete, Saúl. No quiero que vuelvas a buscarme o a llamarme. Y esta es mi última palabra.– Ella aparentaba una seguridad que en verdad no poseía.
_ Sabes que me puedo ir ahora pero no voy a dejar de buscarte o de llamarte. Si después de un único beso me quedé loco de deseo, de amor, pensando en ti, después de lo que pasó aquí hoy no voy a ser capaz de dormir una noche más deseando estar contigo. Te amo, Altagracia. Te amo como te amé hace veinte años y éramos solo dos jovens. Ahora estoy seguro de que te voy a amar hasta el final de mi vida.
_ Basta Saúl, basta ¡vete! – Ella suplicó.
Él le hizo caso y caminó hasta la puerta, pero victorioso por el momento que acababan de vivir. Altagracia lo miró confundida, no entendía muy bien, tenía miedo. Este momento que le debía dar la seguridad de que su plan iba bien, la dejó con miedo y menos satisfecha que Saúl que supuestamente era su presa. Se fue a la casa pensando de que forma actuaría el día siguiente cuando anunciaría a Saúl y a los otros empleados del bufete Aguirre que era la nueva socia. No sabía cómo sería su reacción y la de Isabela, pero ya no había vuelta atrás.
***
_ Espero que sea un tema realmente importante para que me hagas levantarme a esta hora de la madrugada a desayunar contigo. – Regina se quejó.
_ Perdón Regina, te necesito. En un momento llega Daniel y nos vamos al bufete Aguirre. Anunciaré delante de Saúl y su personal que soy la dueña de las acciones de Rafael desde ahora. Tenía que hablar contigo antes de que encontrarme con él.
_O sea que tú te metes en tus líos porque te encanta complicarte la vida y yo soy la que necesita despertar temprano.
_ ¡Regina!– Le regañó Altagracia.
_ Está bien, tienes razón. Esta sí que es una buena razón para levantarse temprano. Te veo tensa, preocupada ¿Todo esto es por el temor a la reacción de tu ex?
_ Ayer él me envió flores y vino a verme. Nos besamos otra vez Regina y esta vez no fui yo quien provocó el beso.
_ ¿Y cómo fue el beso? – Regina sentía curiosidad – ¿Fue tan apasionado como el primero?
_ No amiga, mucho más. Fue mucho más que un simple beso.
_ No me digas que ¿hicieron el amor?
_ No Regina, no hicimos el amor, pero estoy segura de que no lo hicimos porque me mantuve firme y me resistí. Él me llenó de caricias, de besos, me dejó tan... tan...
_ ¡Llena de deseo! – Regina completo la frase
_ ¡No!
_ Altagracia, reconócelo. Mírate! Mira la manera que hablas de este hombre. Estás loca por él. Nunca te he visto así en todos estos años desde que te conozco.
_ No puedo negar que sus caricias me confunden.
_ Eso no es toda la verdad, pero es un comienzo que lo reconozcas. Regina soltó con una sonrisa triunfadora
_ Sin embargo no quiero volver a creer en su amor Regina, yo no puedo hacer eso. Dices que me puedo lastimar con el plan de estar cerca de mi hija casándome con Saúl, pero lo que de hecho puede hacerme daño es confiar de nuevo en el amor de ese hombre. Él me ha hecho mucho daño Regina. Y yo todavía no sé hasta qué punto él está involucrado en la desaparición de mi hija.
_ Sí, tienes razón, hay muchas cosas entre ustedes.
_ Regina te imaginaste que pasaría si me entregará a Saúl, si vuelvo a confiar en él y descubro que él fue responsable del secuestro de Elena? No me perdonaría volverle a permitiera a este hombre romper mi corazón.
_ Altagracia aunque sigas desconfiando de él, te estás haciendo daño porque está claro que todavía lo amas.
_ No, esto no está claro. Estoy confundida, pero esto no es amor...
_ Buenos días, mis bellas damas – Apareció Daniel saludándolas.
En la distracción del asunto Altagracia y Regina no se dieron cuenta de su llegada.
_ Buenos días, al apuesto caballero. – Regina saludó con su característico buen humor.
_ Buenos días Daniel. – Altagracia saludó.
_ Altagracia llegó el momento. ¿Estás lista?
_ Estoy lista Daniel, Vámonos al bufete Aguirre a anunciar la nueva socia y propietaria del 45% de la oficina.
***
Para el siguiente capítulo
Altagracia se presenta en el bufete Aguirre como socia de su empresa.
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La Socia
FanfictionAltagracia y Saúl se vuelven a ver después de 20 años. Este encuentro fue planeado y calculado por Altagracia. Él es el dueño de un prestigioso bufete de abogados, ella la dueña de una joyería muy reconocida que ahora sorprendentemente se quiere hac...