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Comienzo de FlashbackAltagracia era una persona solitaria. Sus padres habían muerto y todo lo que le quedaba era una pequeña casa, donde aún vivía. Acababa de cumplir los diecinueve años y ya había conocido el lado amargo de la vida con la muerte de su madre. El amor de Saúl la rescató, sin embargo Altagracia no había perdido su alegría con la orfandad. La tristeza de verse sola para enfrentarse al mundo no se volvió en amargura, y su luz seguía latente. Cuando Saúl la vio por vez primera, su llegada podría compararse con la invasión del sol por la mañana en ese momento.
Altagracia era fluida en inglés y fue contratado por su oficina para actuar como traductora en una junta. Adentró en la oficina vestida de manera seria, el cabello recogido, un maquillaje austero, pero aun así, de inmediato irradió una luz única que sólo se podía ver en ella.
Saúl apenas podía concentrarse en la junta con su presencia, nunca había visto a una mujer tan atractiva, una luz tan viva, era como si Altagracia tuviera un magnetismo que lo jalaba hacia ella. Después de la junta le habló y le arrancó algunas sonrisas, que no fue fácil de hacerlo y sintió que se iba al cielo con ver su hermosa sonrisa. Poco después comenzaron a salir y su relación fue sólo una consecuencia, algo que se dio de manera natural.
Al principio Altagracia se intimidó por la complicada vida de Saúl. A lo hijo de Consuelo él quería como si fuera suyo y ella sabía que esto era un vínculo de por vida con una mujer, además, el niño era tan pequeño. Pero el amor y el romanticismo de Saúl la ganaron y se enfrentaron con valentía y amor a los obstáculos. La objeción de su familia, su ex que era una presencia tan frecuente y dañina e incluso las barreras invisibles como el enfermizo interés de Rafael hacia Altagracia desde antes de que ella se convirtiera en la novia de Saúl.
Después de todo, Altagracia se consideraba afortunada, sentía que había tenido suerte a pesar de haberle tocado enfrentarse a la vida sola. Y después que conoció a Saúl esta situación había cambiado. Cambió radicalmente, él fue su luz. Él trajo alegría a su mundo, esperanza, y eso que todo el mundo espera de la vida: el amor verdadero. Pero en ese momento, en esa delegación de policía después de ser encerrada en una fría y oscura celda, Altagracia conoció la soledad.
Altagracia se dio cuenta de que estaría sola. Estaba sola, dolorosa e injustamente sola. La mirada de Saúl... Nunca podría olvidar a la mirada de Saúl en esa joyería. Durante tres días estuvo completamente sola. Nadie apareció, su compañía eran solo la oscuridad y la soledad. Fue allí que su lado duro, frío, paso a formar parte de su carácter. Pocas cosas en el mundo son tan intragables como las injusticias y Altagracia sintió su gusto de la peor manera. Probó su sabor y tocó su alma. Allí, en esa celda oscura y fría Altagracia entendió que una persona nunca vuelve a ser la misma después de sufrir una injusticia.
Fin de Flashback
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_ ¿Estás bien? – Indagó Saúl abrazando a Altagracia cuando entraron en la hermosa casa que hasta hace unos días había vivido ella, después de darse cuenta de que ella llevaba mucho tiempo callada._ Estoy... – Se limitó a decir la palabra sin cambiar su expresión y se dejó caer en el sofá, mirando a la nada.
Habían pasado mucho tiempo tratando trámites con la policía poco después de la muerte de Rafael dentro y fuera de la casa de Altagracia, había sido muy agotador estar dando tantas declaraciones. Ese lugar era agobiante para ella después de esa gran tragedia. Ellos les habían explicado que tuvieron que dar varios disparos cuando el desobedeció la orden de detenerse, al salir corriendo de la casa y haber disparado en contra de la policía, y que contaron con la suerte de la mala puntería que Rafael tenía.
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La Socia
FanfictionAltagracia y Saúl se vuelven a ver después de 20 años. Este encuentro fue planeado y calculado por Altagracia. Él es el dueño de un prestigioso bufete de abogados, ella la dueña de una joyería muy reconocida que ahora sorprendentemente se quiere hac...