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Rafael se levantó desconcertado. No lograba verse controlado y, al mismo tiempo encontrar las palabras para alejar a Saúl del expediente judicial de Altagracia. Si ponía sus ojos en él, no tendría otro remédio que revelarle toda la verdad. Y no pensaba hacerlo, no tan pronto.
_ Porque... Bueno, porque sé cómo esta historia te molesta. Y ya sabes que consultar un viejo proceso de esta clase parecería extraño que un destacado abogado como tú lo hiciera. Daría de que hablar, porque esto es un trabajo para un aprendiz. Y conozco la persona perfecta para hacerlo y traerte una copia de este proceso si todavía existe. – Rafael trató de ganar tiempo para impedir que Saúl tuviera acceso al proceso o falsificarlo de manera a ocultar su nombre como abogado de Altagracia. Era lo que tenía que hacer.
_ ¡Ah!, ¿pero que podrían hablar que yo vaya al juzgado y le encargue ese trabajo a algún estudiante? Estás muy raro. ¿Seguro estás bien, Rafael? – Saúl desconfió de su actitud tan rara.
_ Sí, es que me preocupo por ti, Saúl. Sé cómo este reencuentro te afecta. Me imagino que revolver ese proceso puede que te traiga momentos desagradables y dolorosos recuerdos. Yo me encargaré de eso por tí, no te preocupes. Sería una manera de decirle adiós a nuestra sociedad haciéndote un favor. Claro, si el negocio con el tal abogado Llamas se concreta.
_ Está bien, si quieres ayudarme, no me negaré.– Aceptó Saúl. –De hecho, sería desagradable para mí hurgar en el pasado aún más sabiendo que pude haber sido tan injusto con Altagracia. Te agradezco por esta prueba de amistad, Rafael.
La vida le estaba dando a Saúl la oportunidad de poner en tela de juicio todos los momentos decisivos de su pasado, aunque él no sabía que era un error confiar en Rafael. Esta amistad también sería desafiada en ese momento y confrontada. Y esto le traería sorpresas a Saúl aunque no todas buenas.
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Saúl entró en la joyería y con los ojos muy inquietos empezó a buscar Altagracia. No la veía . Se acercó a uno de los vendedores y le preguntó de ella.
_ ¿Usted es Saúl Aguirre?
_ Si, soy yo.
_ Ella dijo que le avisara cuando usted llegara. Le está esperando.
Cuando Cristina le dijo a Altagracia que Saúl había llegado, ella se levantó y rapidamente fue al baño a verse en el espejo y arreglar su bello pelo. Esta vez quería que todo saliera como planeó. Se veía muy hermosa y la seguridad del control de su aparéncia le dio mucha confianza. Sabía lo que tenía que hacer.
Saúl entró, acompañado de Cristina que pronto los dejó solos. Él sonrió mientras la miraba de arriba hacia abajo, como si la midiera. Altagracia estaba con un vestido rojo muy elegante cuyo escote aumentaba la curiosidad por su cuerpo bien dibujado valorando sus senos y sus curvas. Alrededor de su cuello llevaba una gargantilla de plata con brillantes que le dio una cierta altivez. Esa altivez que ella tenía independientemente de las joyas que utilizara. Además hacía que sus senos parecieran aún más prominentes.
Su maquillaje realzaba sus bellos ojos verdes, sin exagerar y en la boca tenía labial color chocolate que hacía con que sus lábios se vieran como una verdadera tentación . En un minuto Saúl termino su observación, pero podría hacerlo por horas, "Está hermosa", repitió para sí mismo.
_ Buenas tardes, Saúl. Siéntate, te estaba esperando.– Habló caminando hacia su escritorio de manera seductora, pero no se sentó.
_ Y yo esperé todo el día por venir aquí. – Dijo Saúl con una sonrisa. – Te ves magníficamente hermosa. No te lo dije ayer, pero los años sólo te hicieron muy bien. Estás más hermosa que hace 20 años.
_ Gracias por el elogio. Viniendo de ti es valioso. Aquí tienes tu pieza. – Bajó su cuerpo y deslizó la caja con el collar sobre la mesa hacia él, mientras lo miraba provocativa. – ¿No has cambiado de opinión? ¿Esta es la joya que deseas regalarle a tu hija? – sus ojos brillaban como si una llama flamejante estuviera dentro de ellos.
_ No cambié de opinión, tu sugerencia fue perfecta. Incluso yo no tenía dudas ayer. Cuando tú me la enseñaste, percibí que la joya se parecía mucho a Isabela. Como si la conocieras.
_ Es que tengo mucha experiencia en este negocio.– Altagracia había calculado cada paso y ensayado cada palabra. – Cuando la gente me habla acerca de su relación a quien quiere darle un regalo ya puedo imaginar que pieza es la mejor, es una habilidad inherente a mi profesión. O tal vez sea vocación.
_ Eso creo. – Contestó Saúl como que incómodo por su actitud.
_ Pero... si no tenías dudas... – Dijo rodeándole a la mesa en pasos cortos, seguida por sus ojos y se detuvo detrás de la silla en la que él estaba, provocandole inquietud. – ¿Por qué no te llevaste la joya ayer? Me estuve preguntando eso. ¿Cuál sería la razón para que regresaras hoy?
_ ¿No lo sabes? – Se paró frente a ella.
_ No, no lo sé. – Dijo ella, mirándolo a los ojos estableciendo ese contacto que tanto lo afectaba – Fue una sorpresa volverte a ver, fuíste una persona muy importante en mi vida, pero, en realidad no sé que te hizo querer regresar.
_ ¿Por qué sería raro? Cuando me hablaste acerca de tu proceso, que comprobaste tu inocencia, mi mundo se vino abajo, Altagracia. No sabes lo que fueron todos esos años sin ti... – dijo con mucho pesar en su voz, su corazón latía acelerado.
Altagracia lo miraba agitada, sabía que la manera como él observaba a su rostro, sus ojos y su boca era con deseo, que estaba loco por besarla. Conocía el poder que tenía sobre él, quería mucho que la besara por tener la oportunidad de comenzar su plan. ¿Será solo por eso? - Se preguntó.
Su cuerpo contestó a la inquietud del momento, la cercanía que había provocado y las dudas que creía tener. Ella temblaba. Su respiración se alteró. Estar tan cerca de él otra vez, oír su voz le provocó una sensación de protección y al mismo tiempo vulnerabilidad. Le dio miedo entregarse, perder el control y eso era algo que ella no se permitía, y mucho menos en ese momento. Ella nunca se había sentido así con ningún hombre. "¿Por qué tuvo que ser él, Dios mío?" – Se preguntaba.
_ Entonces dime, Saúl ¿Dime qué fueron estos años sin mí? – Le preguntó viendolo con una mirada de invitación y una pequeña sonrisa mientras se acercaba un poco más a él.
Saúl ya no pudo más con los nervios, anhelaba el contacto con su boca, no se resistió ni podría. Acarició suavemente su rostro, sintió su respiración entrecortada, su pulsación más perceptible que el normal. Se acercó mientras veía intensamente sus ojos y su boca y ¡la besó!
Fue un beso tierno, lento al principio, como reconociéndose, sus pieles reencontrandose, sus almas recuperando la paz que solo podrían tener cuando se unían físicamente como en un beso. Cómo si experimentaran en los sabores de sus bocas todos los sentimientos que se tenían el uno al otro. En segundos, el beso se fue haciendo más intenso, Saúl envolvió la cintura de Altagracia con sus brazos apretando su cuerpo contra el suyo mientras ella reposó sus brazos en su cuello haciendo que los dos se encajasen perfectamente. Sus lenguas se encontraron y ellos se perdieron, todo se les olvidó, estaban exactamente donde les gustaria estar, en ese largo y desesperado beso.
Me gustaría mucho saber sus impresiones sobre este capítulo
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Para el siguiente capítulo
Altagracia se queda muy confundida con el beso y duda seguir adelante con su plan.
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La Socia
FanfictionAltagracia y Saúl se vuelven a ver después de 20 años. Este encuentro fue planeado y calculado por Altagracia. Él es el dueño de un prestigioso bufete de abogados, ella la dueña de una joyería muy reconocida que ahora sorprendentemente se quiere hac...