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Saúl no podía ocultar la ansiedad que se apoderó de él al pensar que iba a verse con Altagracia otra vez esa tarde. Estaba tenso, nervioso y sabía por qué. Volver a verla después de tantos años, tan hermosa y exuberante le dejó muy afectado, más que eso, revolvía todos sus sentidos. No había podido dormir a noche, es como si hubiera vuelto a la vida después de un largo sueño. Como si su vida sin ella no existiera. Siempre la había amado y si se alejó de ella fue por creer que era una persona deshonesta, una mentirosa y una criminal. Nunca se imaginó tener la oportunidad de volver a verla y darse cuenta de que pudo haber sido tan injusto. Al mismo tiempo que la culpa lo consumía, el deseo de hacer las cosas bien también. Decidió hablar con Rafael, necesitaba un amigo y ¿quién mejor que él que conocía esa historia desde cerca?
_ Rafael, ¿puedo pasar? – Preguntó abriendo la puerta de su oficina.
_ Claro, pasa Saúl.
_ Necesito hablarte acerca de algo importante.
_ Ya casi termino de preparar los documentos. En la noche los llevo a tu casa para que Isabela los firme y sea una accionista de este bufete.
_ No, no se trata de eso. Tengo que contarte algo. Ayer me encontré a Altagracia.– Dijo Saúl con una naturalidad que contrastó con la sorpresa de Rafael que abrió sus ojos como platos.
Rafael sintió todo su cuerpo enfriarse. No podía creer esa coincidencia. El imaginaba que los dos algún día se volvieran a ver, pero en realidad, nunca estaría preparado para oírlo. Altagracia era un tema "tabú" para Rafael. La culpa le corroía desde hace diecinueve años. Jamás le habló a Saúl acerca de sus sentimientos hacia Altagracia, y mucho menos, de la brutalidad que había sido capaz de cometer en nombre de ese amor. ¿De verdad sería amor? Quizás obsesión fuera un nombre más apropriado.
Al oír esa frase de Saúl, sus sentimientos se voltearon en él. Su culpa, sus remordimientos, su falta de lealtad hacia su amigo tan fiel. Siempre supo de la inocencia de Altagracia y nunca se lo dijo, por el contrario, le ayudó a Consuelo y a Natalie a crearen en la mente de Saúl una sensación de traición con respecto a la conducta de Altagracia. El nunca le había dicho que fue su abogado que estuvo en contacto con ella, no por que le molestara a Saúl si no por que siempre que se tocaba el tema Rafael se sobresaltaba y hacia todo lo posible para escapar de la conversación y por huir de su propia consciência. Ese era uno de esos momentos. Ella estaba de regreso y ahora de nuevo sería parte de sus vidas. Era algo aterrador para Rafael.
_ ¿Altagracia? – Preguntó con asombro – ¿Altagracia la que fue tu novia?
_ Sí, ella. ¿Que pasa Rafael? Pareces muy asombrado. – Saúl se extrañó la reacción de Rafael.
_ No Saúl, solo me tomó por sorpresa. – intentó disimular la gran molestia – Es una persona de la que no escuchamos nada desde hace 20 años, no me lo esperaba.
_ Yo menos. ¿Te imaginas que sentí cuando escuché su voz ayer en la joyería a la que fui para elegir el regalo de Isabela? – Saúl volvió a ocuparse de sus sentimientos.
_ Me imagino. Sé que ella fue muy importante para ti.– Contestó el muy disimulado.
_ Mucho... – le dijo Saúl distraído.
Rafael se dió cuenta de la distracción y emoción con que Saúl hablaba de ella. Esta era la prueba de que, al menos por parte de Saúl, todavía había algo de ese antigo sentimiento, estaba claro. ¿Y de su parte? ¿Había podido olvidarla? ¿Había sido capaz de vivir con lo que fue capaz de hacerle? Nunca se preocupó por las consecuencias del que hizo, el llevaba consigo a las consecuencias de por vida, nunca había tenido paz. Ahora, la vida los enfrentaría inevitablemente una vez más, seria una cuestión de tiempo, Rafael lo sabía. Y si Saúl y Altagracia volvian a tener cercanía, todas sus mentiras estarían amenazadas. Necesitava defenderse.
_ Sin embargo lo que quiero hablar contigo Rafael es sobre el proceso judicial. – Esas palabras aterraron todavía más a Rafael.
_ ¿El de Altagracia? ¿Del robo de las joyas?
_ Sí, ese proceso. – Dijo Saúl lleno de seguridad.
_ ¿Por qué quieres hablar conmigo de eso?
Sospecharía Saúl de algo, ¿de la verdad? ¿Tendría Altagracia le contado algo y puesto fin a esa mentira? – Pensó Rafael tomado de temor.
_ Es que recuerdo que una vez me dijiste que la habías consultado en una de tus visitas al juzgado. – Saúl le sacó de sus pensamentos llenos de remordimiento.
_ ¿Te lo dije? No lo recuerdo. – Por ser tan mentiroso era difícil recordar que había dicho y que no en una historia tan antígua y tan viva.
_ Sí, me lo has dicho. Yo no quise saber, en ese momento yo estaba tratando de olvidarla y no me sentía bien al hablar sobre Altagracia. Pero fracasé en las dos cosas: en tratar de olvidarla y en no recordar las cosas relacionadas con ella como esa, nuestra conversación.
_ Lo siento. Es triste vivir con algo que nos atormente toda la vida. Incluso si es el amor... – Dijo Rafael tragando en seco. No le gustó escuchar que Saúl no la había olvidado.
_ Sí, no es fácil. Y mucho menos con el mal matrimonio que tuve y la forma como Consuelo se fue. Fui obligado a llevar una vida silenciosa, fría, triste. Sin embargo, reencontrarme con Altagracia me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas. Especialmente por lo que ella me dijo.
_ ¿Qué te dijo? – Preguntó con la voz sobresaltada.
El temor de que toda la realidad de esa historia saliera a la luz frente a Saúl, que era prácticamente el único que confiaba en él, era algo aterrador para Rafael.
_ Tranquilízate, Rafael! Veo que hablar de esto te afecta mucho y no lo entiendo.– Saúl lo cuestionó.
_ Sí, me afecta recordar el pasado. Aunque es tu pasado, no me hace nada bien.– Fingió que su alteración era por amistad.
_ Entonces voy directo al grano. Altagracia me dijo que demostró su inocencia en los tribunales. ¿Entiendes que significa eso? ¿Entiendes que puede haber sido muy injusto con la mujer que siempre he amado? No le di ni una oportunidad de defenderse, no la defendí, no hice nada, absolutamente nada por ella y además la abandoné. Opté por creer en su culpabilidad, fui un imbecil.
_ ¿Pero sabes si eso es realmente cierto, Saúl?
_ ¿Qué cosa? ¿Lo de haber demostrado su inocencia?
_ Eso exactamente. – Rafael trataba de hacer todo lo que podía para huir de sus propias culpas.
_ No lo sé, pero creo que si es verdad. Altagracia ya no es aquella joven desprotegida e ingenua que conocimos Rafael. Es una gran mujer de negocios, salió adelante y posee una gran joyería y por lo que supe, muy reconocida en la producción de piezas exclusivas. Produce prácticamente obras de arte y arte de la más valiosa. Si tuviera una deuda con la justicia en el ramo de la joyería sería muy difícil que ella fuera tan respetada y reconocida, justamente por el delito que fue acusada. Esto a mí me parece una gran prueba de su inocencia.
_ Esto realmente es un fuerte indicio. – No tenía otra opción más que concordar.
_ Por eso pedí hablar contigo. Cuando revisaste su proceso, no encontraste algo raro? ¿ No viste indicios de que ella pudiera ser inocente?
_ No, no lo sabía. Al igual que tú, he evitado revolver el pasado, volver a tocar esta historia justamente porque sabía que te hacía daño, que te incomodaba. - Él mintió.
_ Voy hablar con algunos de mis contactos en el juzgado en donde su proceso se llevó a cabo y trataré de obtener información aunque que se trata de un caso antíguo...
_ ¡No lo hagas! – Rafael volvió a alterarse y se levantó rapidamente.
_ ¿Por qué no? – Saúl se quedó confundido.
Rafael no contestó de inmediato. Sabía que Saúl estaba muy cerca de la verdad y no sabía como evitarlo. Sin embargo podía retardarlo. Y lo haría, haría todo lo que pudiera para impedir que Saúl le descubriera. Si Saúl lo hacía, parte de sus mentiras quedarían descubiertas. Su amigo sabría que él fue su abogado y nunca le dijo nada. Tenía que detenerlo.
***
Para el siguiente capítulo
Altagracia trata de seducir a Saúl. ¿Él podrá resistirse?
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La Socia
FanfictionAltagracia y Saúl se vuelven a ver después de 20 años. Este encuentro fue planeado y calculado por Altagracia. Él es el dueño de un prestigioso bufete de abogados, ella la dueña de una joyería muy reconocida que ahora sorprendentemente se quiere hac...