***
_ Altagracia, Altagracia, lo siento tanto. – Dijo Saúl conmovido al escuchar esas palabras mirándola con ternura desde el otro lado de la sala.
_ ¡Pero no tanto como yo! – Ella elevó su voz, no pudo evitarlo. – Esto sucedió hace diecinueve años, Saúl y no puedo hablar sin que me duela. – dijo sollozando – Ha marcado profundamente mi vida y nunca podré borrarlo, ni olvidar todo eso y más ¡con la consecuencia de que me dejó! ¿Te das cuenta Saúl? – Altagracia se rebelaba cuando hablaba de este hecho, ella jamás podría aceptar su historia.
_ Lo sé, mi amor, me lo imagino. – Saúl se mostró comprensivo con su dolor. Era visible en sus ojos, en su voz, en las lágrimas derramadas.
_ ¡No! No puedes imaginarlo porque no te paso a ti, no puedes sentir el dolor que yo sentí, la angustia, la frustración, la indignación, todo eso y más. – afirmó con cierto cinismo y mucho dolor provocando que se volviera un poco en contra de Saúl. Era la amargura que la vida le dejó.
_ Sé que no lo he vivido, pero te veo sufrir escucho tus palabras e imagino y siento tu dolor como mío. – Dijo acercándose a ella y sosteniendo su mano, conduciéndola a sentarse de nuevo en el sofá – Lo que tú sientes o has sentido me interesa, mi amor. Estoy a tu lado. Como tu marido, como la persona que más te quiere en este mundo. – Levantó su mano para acariciarle tiernamente el rostro.
Altagracia miró hacia abajo y estalló en llanto. Se cubrió la cara con las dos manos y Saúl la abrazó. Quería protegerla del mundo, de tanto dolor. Quería poder con ese abrazo borrar sus heridas del alma.
_ Me dijiste que tenías una hija cuando nos volvimos a encontrar. – Dijo sin dejar de estrecharla y acariciar su brazo. Ella se aferraba en sus brazos donde recibía la comodidad que la vida durante tanto tiempo le negó. – ¿Te acuerdas? – Preguntó tierno.
_ Sí, y me pareció extraño que no me hayas preguntado nada de ella desde esa vez. Te lo dije en ese momento porque todavía había tanta tensión entre nosotros y tú jamás lo mencionaste. – Altagracia recordó.
_ Yo pensé que no era un tema fácil para ti. Nunca me imaginé que esta niña era el resultado de esa... desgracia tan dolorosa, pero sabía que era una parte de tu historia que te dolía, Altagracia. Por lo que conocía de ti y por la forma en que hablaste ese día, por eso no quise insistir en eso.
_ Fue algo tan rápido. – Dijo Altagracia un poco más tranquila – ¿Pudiste observar todo eso?
_ Sí, por que todo lo tuyo me interesa y pongo mucha atención a todo lo que tú haces, tus reacciones, tus gestos. – Dijo acariciando su nariz tiernamente. – ¿No me crees cuando te digo que quiero conocer cada rincón de tu alma y de tu cuerpo?
_ Y yo tengo un cierto temor de esta manera que dices quererme conocer. – Ella respondió sonriendo.
_ No tengas ningún temor, ni dudas, nada de eso hacia mí. – Saúl le devolvió la sonrisa y la apretó más fuerte contra su pecho. – Yo sólo quiero conocer los fascinantes secretos de la mujer que amo.
_ ¿Yo te parezco una mujer fascinante como dices?
_ No lo dudes ni un momento. Por eso a veces actúo como un adolescente inmaduro y celoso.
_ Como un tonto... – dijo Altagracia sonriendo y frotando su mejilla contra su pecho.
_ Tú me conviertes en un tonto. – tomó la barbilla de Altagracia y la obligó a verlo, Sonrió y la beso cariñosamente.
_ Pero eso no es todo lo que quiero decirte, amor. – Dijo en voz baja terminando su beso.
_ ¿Vas a decirme en dónde está tu hija? ¿Quién te la quitó?
![](https://img.wattpad.com/cover/161367179-288-k587392.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Socia
FanfictionAltagracia y Saúl se vuelven a ver después de 20 años. Este encuentro fue planeado y calculado por Altagracia. Él es el dueño de un prestigioso bufete de abogados, ella la dueña de una joyería muy reconocida que ahora sorprendentemente se quiere hac...