Daryl abre la puerta y la golpes fuerte, si hay un caminante, o más, vendrán enseguida.
-Necesito tomar algo para el dolor -masajeo mi cien.
-¿Tienes algo de medicamentos en tu mágica mochila? -entra cautelosamente.
-Tengo de todo en mi mochila -hago un gesto de obviedad.
La casa está extrañamente limpia. No había visto un lugar así desde hace años, te acostumbras rápido a ver muerte y suciedad a diestra y siniestra... muy rápido.
Tomo mi espada. Reviso el piso de arriba, cada cuarto, cada puerta, todo. Todo limpio acá arriba, pero ni señas de que halla un baño. Tendré que cambiarme en uno de los cuartos y después me las arreglo para limpiar la mancha en mis pantalones.
Entrecierro la puerta, busco una de las blusas que no están tan llena de sangre de caminante... y que no apeste tanto, claro. De paso tomo un conjunto de ropa interior limpia.
Me coloco de nuevo mi chaqueta, me echo la mochila a los hombros y bajo la empinada escalera. Daryl asoma la cabeza por el marco que une dos habitaciones, me hace señas de que me acerque.
Entró a la habitación, que resulta ser la cocina. La alacena esta llena de comida, comida que no ha sido abierta nunca y la cual esta desempolvada. Alguien vive aquí, el detalle es que no sabemos si son buenas o malas personas.
-yo pido la carne seca -dice Daryl. Toma un tarro de mermelada de fresa.
-para mi es el cóctel de fruta -anuncio.
Daryl come como un animal, de la misma forma por la cual mamá me reprendía. Decía ella que parecía hombre, ¡hola! y tengo un medio vato dentro de mi.
Dejo mis pertenencias a un lado de la ballesta de Daryl. Logró abrir la lata y me deleitó con el rico sabor de la fruta en almíbar. Mi pancita retumba, diría Pooh.
Luego de atiborrarme de comida, yo misma recorrí la planta baja. Quiero conocer cada rincón de éste sitio por si hay que correr cuando lleguen los dueños. Sigue sin dejar de sorprenderme lo limpio que está, no hay ni la más mínima partícula de polvo. Esto me hace recordar el mugrero que dejamos en la cocina. Mamá me mataría si lo viera.
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Killer Queen
Hayran KurguYa no se puede confiar en nadie. Nadie confía en ti. Las personas hacen lo inimaginable para sobrevivir al apocalipsis. Adiós a la democracia, todos están por su cuenta. Dos chicas han sobrevivido solas, hasta que cierto grupo las encuentra o mejor...