Pasado el medio día nos reunimos Daryl y yo en la entrada como habíamos acordado. Él está revisando algo en el motor cuando llego. Arrojo mi mochila y mi espada en la parte trasera, me detengo a su lado observando lo que hace. Papá hizo lo mismo cuando el carro quedó a mitad de camino a Atlanta, está revisando el aceite.
—Pensé que te vería en casa de Rick —comenta indiferente, manteniéndose concentrado en lo suyo.
—Iba a ir, pero Marcus trajo unas sopas instantáneas a casa —explico. Meto mis manos en mis bolsillos traseros—. Exactamente ¿qué haremos?
—Vas a mostrarme lo mal que conduces —cierra la tapa de golpe, asustándome—. Puedes abrir. Gracias.
Tuvimos una vida plena. Ocupo mi lugar detrás del volante en lo que Eugene nos abre. Daryl me explica las cosas básicas del auto, cómo: dónde están las preventivas, la palanca del parabrisas, las luces.
—Sabes encender un auto, ¿no?
—No soy tan idiota, Daryl.
Giro la llave. Trago saliva al escuchar el motor, presionó el freno y muevo la palanca de de velocidades hasta la D; por lo menos eligió un auto automático y no un estándar. Suelto el freno, al sentir moverse el auto acelero un poco hasta alcanzar una velocidad pasable. Tarareo una canción, la primera que viene a mi cabeza, tengo que calmar mis nervios de algún modo.
La primera y última vez que papá me llevo a conducir un estupido buzón apareció en mi camino, el de la familia Jefferson, un bonito buzón color pálido con unas letras blancas recién pintadas permaneció quieto en la acera mientras yo iba sin control contra él. Desde entonces papá no quizo prestarme el carro hasta que aprendiera la teoría sobre conducir bien.
—Conduces bien —habla rompiendo el silencio de mis nervios—. Relaja las manos un poco, nadie va a quitarte el volante.
—Estos autos son fáciles, enséñame en un estándar —pido. Aparto la mirada del camino un segundo para verle la cara. Asiente despacio—. ¡Si!
Entre más kilómetros avanzamos más confianza tengo en mi misma y mis aptitudes de conductora. Dejo de preocuparme por qué salga un auto de la nada o por una persona; los únicos que salen son los muertos y a esos ya los mataron, así que no hay problema si los arrollo. Al igual que cuando sólo éramos él y yo al escapar de la prision, hablo todo el camino, exprimo mi cerebro en busca de nuevas anécdotas que no le haya contado ya, teorías locas que tuve en prepa y alguna otra pregunta para ver si descubro algo sobre él. A diferencia de antes que le irritaba escuchar mi empalagosa voz chillona, ahora es todo lo contrario, escucha mis historias sin poner cara de "cállate o te golpeo", me ve cada que hablo y a veces hasta sonríe si le parece gracioso; una pequeña sonrisa, un espejismo a veces.
Trato de memorizar cada indicación que Daryl dá. Busco alguna señal para ayudarme a guiarme al volver y leo los letreros con los nombre de las calles. Al llegar al pueblo estaciono el auto afuera de la antes tienda de videojuegos, las calles están vacías salvo por un montón de autos abandonados, más sucios que mi cochambrosa cabeza.
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Killer Queen
FanfictionYa no se puede confiar en nadie. Nadie confía en ti. Las personas hacen lo inimaginable para sobrevivir al apocalipsis. Adiós a la democracia, todos están por su cuenta. Dos chicas han sobrevivido solas, hasta que cierto grupo las encuentra o mejor...