Ya no se puede confiar en nadie. Nadie confía en ti. Las personas hacen lo inimaginable para sobrevivir al apocalipsis. Adiós a la democracia, todos están por su cuenta.
Dos chicas han sobrevivido solas, hasta que cierto grupo las encuentra o mejor...
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Un sonido proveniente del bosque me alerta. Desenfundo mi arma. Ruby si encontró el silenciador que le pedí. Bajo los cortos escalones, lentamente para no ser escuchada, aunque estoy segura de que ya fui vista, también para no abrirme los puntos que cada vez hacen que mi pierna sabe más rápido, camino hacia donde proviene el alboroto de hojas y ramas.
Mentalmente reproduzco la canción típica de suspenso que suelen poner en las películas de terror, hay que ponerle sabor a esto. Hacerlo entretenido, pero el simple hecho de salir viva lo hace divertido. Hasta comico.
Quito el seguro del arma cuando veo que lo que sea (o quien sea) que esta detrás de las ramas muestra indicios de que va a salir. Dispara, es la palabra que se repite en mi cabeza a cada segundo. No soy tan estúpida como esas actrices de películas que hacen la pregunta más pendeja cuando hay algo que desconocen: ¿Hola? ¿hay alguien ahí?. ¡Obvio que alguien está allí! Y te va matar, sea persona o demonio... En mi caso un muerto.
Una mano se asoma entre el matorral segundos después el resto del cuerpo.
-Vengo en son de paz -levanta ambos brazos.
Una diminuta sonrisa aparece en mi rostro. Enfundo otra vez mi arma, él se aproxima a mi, se que la felicidad de verlo vivo ilumina mi mirada porque hasta yo siento brillar mis ojos.
Esta sudado y con la respiración entre cortada, evidencia de que estuvo corriendo mucho. Su mano roza mi brazo y es allí cuando recuerdo que estuve preocupada por horas. Mi puño se estamos contra su hombro, obviamente no lo golpee fuerte, tampoco quiero lastimarlo.
-Éso fue por dejarme preocupada. Esto... -repito lo acción- por salir a buscarme. Iba a volver, ¿Crees que me iría si todavía no termino de joderte?
-Lo siento por preocuparme por ti -ironiza.
-Deja la ironía, grandiso torpe. -acto seguido, lo rodeo por la cintura apretandolo contra mi-. Por poco haces que me de un infarto.
Siento como se tensa por un instante pero al final cede, devolviendome el abrazo. Sus brazos rodean mis hombros. Ya que soy una maldita gigantón al separarnos sus labios quedan en dirección a los míos, justo entre mis nariz y mi labio superior, nada más elevó un poco los ojos y tengo una vista perfecta de sus ojos azules que puedo mirar toda mi vida. Sus labios me tientan a besarlos, se ven tan apetecibles.
Peeero no estamos en una maldita comedia romántica; esto es un puto Apocalipsis. Cada vez que desaparezca y vuelva no correre a sus brazos, le diré que lo extrañé y nos besaremos como si no hubiera un mañana. Hay que ser profesionales.
Sigo siendo un ser sin corazón, con el alma negra como la noche y que odia las demostraciones de afecto... sigo trabajando en esta última. Regreso a mi puesto en la escalera. Máximo tengo dos días sin dormir bien, ahora que sé que Daryl esta vivo siento como mis párpados quieren sucumbir ante el placer de una buena siesta. Pongo los codos sobre mis rodillas, apoyo la frente en las palmas de mis manos, inhalo hondo y exhalo entrecortadamente. Los pasos de Daryl aproximándose resuenan en el silencio de la noche.
