Ya no se puede confiar en nadie. Nadie confía en ti. Las personas hacen lo inimaginable para sobrevivir al apocalipsis. Adiós a la democracia, todos están por su cuenta.
Dos chicas han sobrevivido solas, hasta que cierto grupo las encuentra o mejor...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Planeé para hoy en la noche una pequeña reunión en mi casa con todos los de mi grupo; Daryl se ofreció ayudarme, le pedí que trajera ardillas para asarlas al igual que en los viejos tiempos, Marcus recolecta muchas manzanas para hacer la tarta de manzana de mi abuela, y supuestamente deberíamos estar limpiando el patio trasero con Ruby, pero se me ocurrió contarle de mi hermoso momento de anoche con Dixon y ahora soy yo la única que está limpiando.
—Deja veo si entendí. ¿Daryl y tú ya son novios? —pregunta Ruby por segunda vez consecutiva desde que comencé a relatar lo sucedido el día anterior.
—Algo así —me encojo de hombros. Una sonrisa asoma por las comisuras de mis labios. Mi amiga tiene la expresión de alguien intentando descifrar una ecuación en su cabeza—. Lo sé, también es complicado para mí.
—¿Entonces no son nada? ¡Ya no entendí! —bufa frustrada por lo idiota que soy para explicar cosas.
Dejo de hacer lo que hago para explicarle con paciencia o darle un escobazo, lo que pase primero.
—Es complicado, ni él ni yo lo llamamos noviazgo, ¿está bien? Sólo dijimos que lo intentaríamos. Me gusta y creo que también le gusto, ¿puedes creerlo? —la sujeto de los hombros y la sacudo—. ¡Le gusto a Daryl Dixon!
—Siendo sincera creí que eran novios desde hace mucho —aparta mis manos evitando que la vuelva a sacudir—. Hacen linda pareja.
¿Cómo sabré que no estoy arruinando las cosas entre nosotros? Es la primera cosa seria que he tenido en toda mi maldita vida; ¿qué tal si soy demasiado empalagosa? Técnicamente he sido empalagosa con él desde siempre para hacerlo enojar, ésto queda descartado. De verdad no quiero echarlo a perder. Nunca fui de esas chicas que suelen dudar sobre las cosas simples como qué ropa usar, como mirarse o qué harán cuando tal cosa suceda, por sexta vez consecutiva tengo que admitir que jamás en la vida hay que decir nunca.
—¡Betty! ¡Betty! —Marcus llega al patio agitado, sus ojos están más saltones que de costumbre—. Tienes... tienes que venir rápido.
—¿Qué sucede? —inquiero preocupada.
—Vi una serpiente entrar al garage. ¡Date prisa! —se va corriendo.
Maldita sea. ¿Una serpiente en mi casa? Es el colmo, Dios mío. Me va a dar algo, la presión, un infarto, el soponcio, al final de cuentas me voy a morir si hay una serpiente en mi garage. Ruby ve el terror en mi rostro y la aura de pánico que tengo, siento como la ansiedad se apodera de mi de solo pensar en entrar allá y que una de esas cosas asquerosas, zarrapastrosas y escamosas me espera. No tenemos el antídoto para curar una picadura de serpiente, ni siquiera sabría qué ponerle a un paciente.