Ya no se puede confiar en nadie. Nadie confía en ti. Las personas hacen lo inimaginable para sobrevivir al apocalipsis. Adiós a la democracia, todos están por su cuenta.
Dos chicas han sobrevivido solas, hasta que cierto grupo las encuentra o mejor...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En los últimos días terminé convirtiéndome en una chica multi tareas. Ando de arriba para abajo por toda la comunida, si no es haciendo las guardias; es atendiendo a los que se lastimaron mientras expanden los muros o bien ya estoy allá afuera vigilando el perímetro para ver asegurar que ningún caminante anda cerca; casi olvido mi trabajo de tiempo completo que básicamente consiste en vigilar a Carl, piensa que no me he dado cuenta que sale todas las tardes al bosque con Enid a leer cómics. Niño raro.
Mi turno de cuidar la entrada termino hace no más de diez minutos, Eugene jamás apareció para cubrirme. Los días cuando tengo guardia en la madrugada y vuelvo a casa la encuentro completamente sola, Marcus se va con Cerbero al que próximamente será el huerto y Daryl sale con Rick por más víveres; contando la repentina mudanza de Ruby.
Me abandono por Beeckman.
Entro a la cocina por una taza de café. Casualmente Daryl dejo una preparada, ni tan caliente ni tan frío; justo como me gusta. La cafeína no será eterna en mi vida, tengo que ir empezando a dejarla antes de que en serio se me vuelva un problema. La casa está echa un desastre, vivimos tres personas aquí y un perro, parece central de autobuses con todo el tiradero, ni ganas de subir a mi cuarto, debe estar tres veces pero que acá. Entre un puñado de dibujos de Marcus sobre la mesa de centro en la sala llana mi atención un pedazo de papel.
Es la lista de Daryl, en la mañana le dije que no fuera a olvidarla, puse aquí algunos medicamentos que se nos terminaron y debemos recuponerlos; los principales son para la fiebre y calmantes. Salgo dispara hacia la entrada esperando no sea demasiado tarde para alcanzarlos.
—¡Betty!
Aminoro un poco mi marcha, nada más lo suficiente para escuchar rápido lo que sea que vayan a decir.
—¡Dale esto a Rick y Daryl! —vuelven a gritar detrás de mí.
Al igual que Emily Rose giro la cabeza. Porter sostiene un mapa en lo alto. Suspiro contando hasta diez mentalmente. Cruzo la calle con grandes zancadas hasta estar a pocos metros, mi cara le deja en claro la molestia que causa su irresponsabilidad.
—Debes estar en la entrada, Eugene. Intenta ser un poco más puntual, por favor —doy un vistazo al mapa.
—Señalé algunos lugares donde puede haber sorgo. —explica monótono—. El sorgo es...
Es fácil desconectarse con una platica de Eugene. Bla bla bla bla bla. Habla lento; yo tengo prisa, ¿que acaso mi va y ven no lo deja claro? Estoy que salgo como Wile E. Coyote sobre un cohete, mi sexy correcaminos esta por irse.
—Si, ajá. Muy interesante tu platica sobre el sorgo. Ya me tengo ir, vete a cubrir tu lugar ahora —digo, comenzando a correr otra vez.