Capítulo 13: La Reseta del desastre

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Narra Elijah

Hoy es un día un poco extraño para Ridley Hills, ya pasó una semana desde todo aquello con Sebastian, estaba tan sorprendido y enfadado al saber que fue el todo este tiempo; para Gabriel fue un tanto complejo tanto que aveces despertaba en las noches un poco asustado pero nada que con un poco de cariño y compresión se pudiese arreglar.

Ahora me encuentro enfrente su cama, bueno se puede decir que es nuestra e incluso ya me hizo espacio en su armario y tengo algunos de mis libros favoritos aquí conmigo, en mis manos tengo una bandeja cargada con desayuno para ambos le quiero dar una pequeña sorpresa.

- Aquí voy. - balbuceo dejando la bandeja en el escritorio para acercarme a mi novio quién aún duerme entonces retiro un poco la sabana de su cuerpo dejando ver su desnudez cosa que no le presto mucha atención por motivos de salud mental.

- Buenos días. - musito cerca de su rostro entonces frunce un poco su ceño arrugando su nariz de una forma muy graciosa.

- Elijah. - me nombra sin separar sus párpados.

- Si. - respondo con un tono infantil.

- ¿Porque huele a huevos con tocino? - pregunta con un ápice de diversión ante el evidente aroma.

- Porque te traje el desayuno a la cama. - sonríe pequeñito tomándome por debajo de mis brazos para dejarme sobre él.

- Gracias. - me agradece antes de darme un abrazo en el cuál le doy un giro en la cama dejándolo sobre mi.

- Te amo. - musito provocando muchas emociones en todo su ser e inconsciente de mis acciones he comenzado acariciar sus piernas hasta llegar a sus posaderas las cuáles sigo con las yemas de mis dedos sus curvaturas haciéndole reír.

- ¿Te diviertes? - asiento con una sonrisa maliciosa entonces se incorpora de la cama para tomar su café de un solo trago.

- ¿Tenías sed? - me burlo un poco pero es verdad está muy sediento lo puedo percibir entonces se encamina hacia su armario y de una de las gavetas extrae una bolsa de sangre para beber de ella de una forma muy desesperada.

- ¡Maldita sea, vampiro tenía que ser! - se queja relamiéndose sus labios los cuáles quedaron muy rojos.

- No me mires así. - pide.

- ¿Así como? - pregunto, mientras me acerco al armario para buscar unos boxers para él.

- Como si fuese a perder el control y saltar a tu yugular. - niego divertido acercándome a él.

- Sé que no eres tu, digo sé que son nuestros bebés... ellos tienen sed de sangre entonces tu también la tienes. - argumento poniéndole los boxers cosa que le causa gracia.

- ¿Te estaba torturado? - todavía pregunta.

- Si, creo que necesitaré varias horas de terapia con Jefferson. - admito.

- Ven vamos a desayunar. - dice tirando la bolsa de sangre al basurero para tomar la bandeja y sentarse en la cama entonces tomo asiento enfrente de él.

- ¿Tienes algo que decirme? - cuestiona con un ápice de diversión.

- ¿Sobre qué? - se hace el desentendido.

En Tierra de Lobos II© [Completa] (Corrigiendo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora