Capítulo 19: En ausencia de luz

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Narra Gabriel

— ¡No puede ser! — me dijo a mi mismo en el espejo, mis jeans favoritos no me caben.

— ¿Qué suced…? — Elijah se abstiene de preguntar al notar el problema y lo peor de todo es que se quiere reír.

— Si te ríes… te mato. — asevero.

— Lo siento es que es maravilloso, ¿A caso no lo vez? — cuestiona de una forma muy dulce haciendo que mi aparente enojo se vaya.

Suspiro pesaroso. — Tendré que usar ropa más grande.

— Yo ya me adelanté a eso. — menciona dirigiendo sus pasos hacia el armario para extraer una bolsa que me había dicho que eran unas pijamas.

— Ten usa esto, sé que te gustará y te sentirás cómodo. — me entrega la bolsa con una sonrisa maliciosa.

— Sabías que esto pasaría, ¿verdad? — asiente el muy desgraciado.

— Lo esperaba con ansias. — confiesa dándome un fugaz beso.

— Me las vas a pagar. — se ríe ante mi advertencia.

— Posiblemente. — me da otro beso para abandonar la habitación dejándome un poco pensativo y la puerta abierta.

Respiro profundo. — Está bien mis amores crezcan todo lo que quieran.

— Y lo harán. — expone Sent con un tono burlón entonces me quito los jeans para vestir la ropa que me obsequió mi novio.

— ¿Cómo estás? — pregunto, mientras me pongo los pantalones.

— Bien, aunque Ridley Hills está muy aburrido últimamente. — menciona vagamente.

— Lamento que este pueblo no haya tanta diversión algunos aquí nos divierte aceptar las consecuencias de tener un vientre mágico — expongo haciéndole reír.

— Uno de mis mejores trabajos. — le miro mal.

— Es muy agotador. — digo, mientras visto la playera de mangas largas y sobre ella mi chaqueta de mezclilla negra, luego un poco de perfume y mis tenis tipo bans.

— Nadie dijo que sería fácil. — elocuencia.

— No lo hice porque fuera fácil, lo hice porque era lo correcto. — se encoge de hombros.

— Fue más que hacer correcto, fue un acto de amor verdadero uno que te dará una familia a quién cuidar y amar. — expone de una forma muy especial haciéndome sentir bien pero noto algo en su voz, sé que me está ocultado algo.

— ¿Qué sucede? — indago.

— Pasó algo y debo irme con Laurent y Murat pero no te preocupes Davina se quedará a cuidarlos. — expone dejándome un poco preocupado.

— ¿Tan grave fue que tienen que irse? — asiente con un semblante serio.

— Me temo que se trata de algo muy complejo que no puedo contarte, sólo vine a despedirme algo que aparentemente solo yo puedo hacer. — expone sarcástico.

— ¿Pero volverás? — se encoge de hombros.

— No depende de mi. — expone dejándome un poco afectado, malditas emociones hormonales.

— Ey… está bien. — me toma de los antebrazos entonces niego divertido.

— Es tu culpa. — nos reímos.

— Yo no los hice, fuiste tu. — argumenta.

— No hablo de los bebés sino de la capacidad de engendrarlos. — se ríe el muy desgraciado.

En Tierra de Lobos II© [Completa] (Corrigiendo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora