Capítulo 22: Heridas sanadas con amor

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Narra Elijah

- Hey, hey, ¡Qué ni se te ocurra! - digo deteniendo la huida de mi novio.

- Sólo quiero ir al baño. - argumenta fastidiado.

- Yo te levantes yo te llevo. - niega divertido.

- No me precisiones Elijah Miles Jackman, el baño ni siquiera está a un metro de la cama. - riñe.

- Te puedes volver a desmayar si te esfuerzas mucho. - argumento cruzándome de brazos a la altura de mis pectorales.

- Creo que estás exagerado. - canturrea incorporándose de la cama entonces me acerco para ayudarle.

- Espera aquí porque hay una razón para que nunca hemos estado en la misma habitación cuando hacemos nuestras necesidades. - asiento al entender cerrando la puerta del baño.

- Dime si necesitas algo. - digo en voz alta acercándome a la cama y tomar asiento en la orilla. ¡Dios!, me alegra que este bien porque estábamos muy asustados pero lo preocupante es que al final no supimos que fue lo que le pasó.

- Elijah. - me nombra.

- ¿Si? - respondo un poco alarmado acercándome a la puerta.

- ¿Podemos ir a la cafetería?, morimos de hambre. - expone abriendo la puerta y desde aquí puedo escuchar el rugido de su estómago.

- Acabas de comer. - menciono con un tono burlón.

Suspira con pesadez. - Dile eso a nuestros bebés, creo que son tan glotones como su padre.

- No soy glotón. - me defiendo.

- Por supuesto que si pero eres mi glotón. - se ríe llevando su mano derecha a mi rostro, está fría por el agua que uso al lavarse las manos y huelen a coco, debe ser por el jabón líquido.

- Somos tus glotones. - corrijo antes de darle un beso en la mejilla.

- ¿En la mejilla? - se queja.

- Por ahora. - le tomo de la mano para salir de la habitación, se ve tan hermoso con la pijama que le traje, no soportaba que anduviera con una bata enseñando sus posaderas, son solo mías.

- ¿Cuándo podré ir a casa? - pregunta un poco molesto.

- La doctora dice que si todos los exámenes salen bien quizá mañana te dará de alta. - le explico.

- Ya les dije que estoy bien. - asegura por undécima vez pero hay que estar seguros de ello.

- Ten paciencia, ¿si? - asiente inconforme entonces unos niños pasan corriendo por nuestro lado.

- ¿Elijah sabes que ya casi tengo 5 semanas? - asiento muy entusiasmado.

- Si, llevo la cuenta. - admito.

- Nos tocó madurar muy rápido. - concuerdo con ello.

- Pero vale toda la pena del mundo, piensa por un momento nuestra propia familia, nuestros bebés. - sonríe complacido.

- Si, es genial. - abrazo su costado para entrar en la cafetería del hospital.

- ¿Qué se te antoja? - pregunto.

- Adivina. - me reta.

- Ehm... - digo mirando el pizarrón dónde está el menú y según mi base de datos de gustos de mi novio sé perfectamente que le apetece comer.

- ¿Lo tienes? - asiento y le indicó que busque unos lugares entonces se aleja con una pequeña sonrisa.

- Buenas tardes, dos cafés moca, dos órdenes de hamburguesa con papás con salsa extra y galletas de mantequilla, por favor. - le pido a la encargada entonces me entrega una ficha.

En Tierra de Lobos II© [Completa] (Corrigiendo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora