Capítulo 6: Reto de Mallas ajustadas

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Narra Gabriel

— ¿Vienes?, seguro debes tener algo de hambre. — me extiende su mano entonces no me hago rogar y la tomo para incorporarme del césped.

— Estoy seguro que tu no debes tener algo sino mucha hambre. — asiente con una sonrisa maliciosa llevándose ambas mochilas antes que tome la mía.

— Me conoces lo suficiente. — me encojo de hombros dando un profundo respiro.

— Demasiado diría yo. — elocuencio poniendo un poco de atención a nuestro alrededor, las chicas del Instituto suelen vernos de una forma muy tierna como algunos de los chicos pero la diferencia es que ellos si saben disimular.

— ¿Qué sucede? — pregunta rodeando mi cintura con sus brazos.

— Espero que el universo me diga que hice algo mal o al menos que Tía Jenna me regañe por obligar a mi cuerpo a desmayarse. — niega con desaprobación.

— No vuelvas a hacer eso. — me pide un poco enfadado.

— Está bien, lo siento mucho… no debí… — me interrumpe dándome un tierno beso y una pequeña mordida en mi labio inferior.

— Tengo tanta hambre que podría comerte. — niego divertido tomándole de la mano para encaminarnos hacia la cafetería del Instituto.

— Aún tenemos 20 minutos de receso. — digo, mientras nos abrimos paso por los pasillos repletos de chicos tonteando.

— ¿Sabes algo de Sentinel? — niego.

— No sé dónde esté pero aún está unido a mi porque lo puedo sentir aquí. — expongo llevándome la mano a mi pecho.

— ¿Qué les dijiste al equipo de natación? — pregunta intentando no hacerme sentir mal.

— La verdad. — expongo dejándolo muy sorprendido.

— ¿Enserio? — Inquiere.

— Por supuesto, son mis amigos después de todo y sabes que no me gustan las mentiras. Obviamente creyeron que estaba bromeando o algo así entonces les mostré que era nada más que la verdad y pues… lo entendieron o al menos eso creo. — expongo haciéndole reír.

— Debió ser extraño para ti decir que estás embarazado. — niego.

— Para mi ya no hay cosas extrañas. — me regala una coqueta sonrisa entonces vamos a entrar en la cafetería pero algo nos impide entrar.

— Ups… El trihibrido embarazado no puede entrar a la cafetería. — me burlo de la falta de madurez de Elisa y su hermano.

— ¿Ustedes no se cansan de joder la vida a todo el mundo? — agito mi mano en el aire rompiendo el patético hechizo de sirena.

— Dijeron que no podías usar tus poderes. — frunzo mi ceño provocando que todo el pasillo tiemble por completo.

— Puede que sea cierto pero eso no evita que pueda plantearle el trasero a quién intente molestarme. — declaro antes de entrar en la cafetería.

— ¡Pero que rudo! — miro mal a mi novio.

— Son unos idiotas. — digo, mientras tomo una bandeja para mi y le entrego otra para hacer cola para comprar nuestro almuerzo.

— Hay que darles una lección. — me dice al oído.

— Tal vez pero hoy no. — me acerco a la cocinera para pedir mi almuerzo y Elijah hace lo mismo para ir en busca de un lugar dónde sentarnos.

— Ya tengo todo para el fin de semana, solo queda invitar a quién queramos. — me dice cuando nos sentamos en un mesa en el centro de la cafetería.

En Tierra de Lobos II© [Completa] (Corrigiendo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora