Capítulo 63. Al Borde De la Guerra

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Narra Paúl

—Es aquí —le dijo a Lucian muy emocionado mientras me quito los zapatos y los calcetines para poner mis pies desnudos en el suelo provocando que la naturaleza responda ante mi tacto—. Inténtalo se siente muy bien —pido pero él niega con una sonrisa burlona plasmada en su rostro.

—Barro entre mis dedos de los pies, no gracias —dice entre risas levitando un poco de agua que me moja el rostro.

—¡Oye! —me quejo intentando hacerle lo mismo pero él desvía el agua.

—Eres muy aburrido —refufuño desviando mi vista de él a el río enfrente de nosotros, aquí solíamos nadar cuando éramos niños, eran tiempos más simples sin tantos contratiempos y no dejábamos nada para después.

—Está bien —dice Lucían llamado mi atención quién se ha empezado a desvestir.

—¿Qué haces? —pregunta con un ápice de diversión.

—Vamos a nadar —responde a mi pregunta encogiéndose de hombros con una sonrisa burlona plasmada en su rostro.

—Está bien —digo entonces me empiezo a desvestir quedándome en boxer como él—. ¿Qué? —cuestiono con un ápice de diversión porque se me ha quedado viendo un poco extraño.

—Nada, es que una vez me imaginé cómo sería cuando crecieramos pero eres mucho mejor de lo que me pude imaginar —expone de la misma forma mientras se acerca a mí con el fin de darme un brazo muy confortable que no dudo en responder.

—No soy aburrido es sólo que no se como actuar ante la hermoso hombre en que te has convertido, aún tu esencia es demasiado joven e inocente que a veces me resulta difícil detenerme a apreciar la perspectiva parcial que aún tienes sobre el mundo, nada es lo suficientemente malo o bueno, todo es gris para ti y amo eso —se explica con un tono serio dejándome un poco pensativo.

—Lo sé, aún tengo muchísimo que madurar pero el amor que siento por ti es algo que nada va a cambiar y no tienes que actuar diferente porque no creo que mi perspectiva sobre el mundo vaya a cambiar mucho después de todo lo que hemos pasado —le digo rompiendo un poco nuestro abrazo sin alejarme de él porque es lo último que quiero.

—Si, lo recuerdo —dice llevando sus manos a mi rostro para darme un dulce beso en los labios que termina en otro y otro un poco más candente que nos hace reír.

—Esto es como un cuento de hadas —se me ocurre decir entre risas—. Gabriel tiene su cuento de hadas entonces no veo porque no crecer esos finales felices de las películas animadas —agrego haciendo esa observación un tanto envidiosa.

—Nosotros podemos tener nuestro propio cuento de hadas, tal vez uno más moderno que el suyo. Quizá yo no sea un príncipe aunque he visto la forma única e incondicional que Elijah ama a su familia y eso es algo digno de imitar. Yo te amo Paúl Marshall, siempre lo he hecho y espero nunca dejar de hacerlo porque ni siquiera estar atrapado nuevamente en el hielo te va a librar de todo el amor que deseo… —va a decir pero un sonido animal a nuestro alrededor llama nuestra atención.

—¿Qué demonios es eso? —pregunto al ver una extraña criatura de lodo oscuro brotar del suelo a unos escasos pasos de nosotros.

—No lo sé pero no quiero averiguarlo —dice dándole un ataque psíquico a esa cosa y nos sorprende mucho cuando su cuerpo absorbe el ataque y toma su forma.

—Leviatán vendrá por todos ustedes —dice dejándonos un poco abrumados porque no sólo tiene su apariencia sino también su voz.

—¿Qué es lo que quieres? —le riñe Lucían y esa cosa le da una mirada muy rara.

En Tierra de Lobos II© [Completa] (Corrigiendo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora