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Capítulo seis:

—¿Saldrás con Mika? —giro el volante para estacionarme en mi puesto predeterminado y observo a Sophie por el retrovisor.

Ella sonríe con complicidad, ¿recuerdan su cita con JJ? Pues les ha gustado la última vez y han decidido repetirlo mañana antes de la fiesta, lo que posiblemente me deje a mi sola unas cuantas horas en las que estaré comiéndome las uñas. Mis padres como siempre, tienen viajes de negocios y regresan el lunes de nuevo. Pero no me quejo, estar solos en casa es más relajado.

Aunque tengo que admitir que la fiesta y su cita me pondrán muy ansiosa, esa especie de relación extraña ha avanzado estos últimos días, más de lo que esperaba.

—Si, hoy a las siete. —todos subimos al ascensor y mi hermanastro me dirige una mirada posesiva.

—Estás muy pequeña para eso.

Admito que es lindo que me cele, pero ya estoy grande para esto.

—Nada de eso, ella tiene todo el derecho de salir con alguien. Así que si nos disculpas, iré a preparar a tu hermana para su cita de esta noche.

—No es una...

Bah... antes de terminar ya estaba siendo empujada por Sophie hacia el piso de arriba.

—Ve a tomar una ducha, yo te buscaré un outfit.

Le hice caso por que se veía muy emocionada, pero debe entender que esto es cosa de un solo día. Una salida de amigos.

Luego de tomar la ducha me miré en el espejo y sonreí. Por primera vez en diecisiete años de vida empezaba a dudar de mí, ¿Porqué yo? No paraba de preguntarme eso.

—¿Olivia? ¿Lista? Falta una hora para que Mika llegue.

—No creo que... —abrí la puerta y observé el montón de ropa sobre mi cama. —¿que has hecho?

—Te mediremos algunos conjuntos y después decidiremos cual es mejor.

—Pero...

—Nada de peros, ve y cámbiate que todavía falta tu cabello y maquillaje.

Oh no.

*

A la final nos decidimos por un conjunto de jeans negros, camiseta gris, chaqueta de jean y una pañoleta en el cuello, zapatos blancos, cabello natural, delineado negro y labios con un leve color carmesí.

Me sentía bien. Estaba preparada para hoy.

Y ya era hora.

—Olivia. —Jayden tocó la puerta de mi habitación y entró, me miró de arriba-abajo y sonrió. —te ves preciosa pequeña. —me abrazó e hizo una seña con la cabeza. —él está abajo.

Asentí y tomé mi teléfono, un pequeño bolso de mano con llaves de casa, dinero y mi cédula de identidad.

—Hola. —llamo su atención bajando los últimos escalones de las escaleras con lo nervios de punta. Era la primera vez que alguien del instituto me veía vestida de esta manera. O por lo menos alguien popular.

Y tenía miedo.

—Wow. —me observó de la misma manera que Jayden y sonrió. Llevaba su respectiva chaqueta de cuero, camiseta blanca, pantalones oscuros y gorro gris. —te ves increíble.

Se acercó a mi y besó mi mejilla, dejando el contacto de sus labios con mi rostro un poco más de lo necesario.

Mi corazón se derritió.

—Tu también te ves bien. —le sonreí, con timidez, de vuelta y reí cuando Jayden carraspeó detrás de nosotros.

—La devuelves temprano y nada de tercera base. —ambos reímos y nos despedimos de mi mejor amiga.

Ahora que lo pensaba, ella iba a quedarse sola con JJ en casa.

—Pícara. —le susurré antes de irme con Mika. Sus mejillas se sonrojaron y me guiñó un ojo.

*

—Vaya... —observé el lugar con total enamoramiento.

Era completamente mi estilo. Las paredes eran de un verde militar bastante oscuro. Tenía escritos y cuadros con frases y pinturas tumblrs. Estaba alumbrado por bombillos que colgaban de sus cables, habían plantas y cactus por todos lados. Una estantería de libros y la barra donde pedir el café estaban más escondidos, pero ahí estaban. Mesas de madera, un pequeño escenario y una terraza con mesas y muebles.

Este, sin duda, era mi lugar soñado.

—¿Te gusta? —ambos nos sentamos en una mesa a unos metros del escenario improvisado. Un chico de aspecto vintage cantaba una canción bastante conocida de Passenger, Let Her go.

—Es... hermoso. —lo miré con una sonrisa. —gracias por traerme aquí.

—Supuse que te gustaría, yo siempre vengo por la música y el ambiente. Aquí suele venir la gente a escribir o a leer, y los viernes por la noche puedes cantar o recitar algún poema. Es como un show improvisado.

El chico terminó de cantar y aplaudimos.

Quizás Mika Harris si sea mi posibilidad de encontrar algo diferente.

—Bienvenidos a 20's caffe, ¿desean tomar algo? —un chico pelirrojo se acerca a nosotros con el uniforme del lugar y una pequeña libreta.

¿Ahora que digo? No tengo ni idea de que tipo de café venden aquí.

—Tráenos a los dos un Frappuccino doble con espuma extra y galletas de canela, por favor. —me miró esperando mi aprobación, a lo que asentí.

Parece mentira el lugar, y él.

¿Acaso estoy soñando?

La noche siguió de maravilla, hablamos de mi familia, de la suya, nuestros pasatiempos, observamos a la gente cantar, reímos. Sin duda creo que este ha sido el mejor día de mi vida en mucho tiempo.

Me sentía a gusto.

Y cuando llegó la hora de irnos, casi suplico quedarnos más tiempo. Jamás había estado tan bien en un lugar que no fuera el mío.

Sin embargo, todavía sentía que faltaba algo.

Me despedí mentalmente del café y prometí volver, así sea solo para leer. Pero volvería.

*

Mika y yo nos dirigimos a casa enfrascados en una conversación trivial sobre las películas de Adam Sandler, con la cual no podía parar de reír. Al llegar a casa lo miré y no podía expresar con palabras lo bien que lo había pasado, estaba encantada.

—Muchas gracias por todo, ha sido una de las mejores noches de mi vida. —enrollé mis dedos sobre mi regazo y lo observé sonreír.

—También yo, Olivia. —sonrió de lado. —creo que tenemos conexión, me gustaría que se repitiera.

Mi corazón se volvió loco en su lugar y una extraña sensación de felicidad invadió mi pecho.

Esto era por lo que tanto había estado esperando. Espontáneo, de la nada, de verdad.

—Seguro. —se acercó y besó mi mejilla por segunda vez en la noche. Pero al separarse dejó su rostro a centímetros del mío, podía oler su fragancia desde donde estaba, olía a shampoo de hombre.

—Hasta mañana. —susurró antes de dejarme ir. Pero yo no quería irme. Jamás había experimentado una sensación así, y no quería parar.

Me bajé del auto y subí en el ascensor con una gran sonrisa. No creo que nada pueda estropear mi felicidad en este momento.

Abro la puerta de casa y dejo caer las llaves inmediatamente.

Creo que hablé demasiado rápido.

23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora