Capítulo cuarenta y tres:
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Suspiro y me miro en el espejo, tengo miedo de hoy, pero he decidido seguir con el plan "Mejorar la confianza de Olivia". Le mostraré a Colton de lo que se pierde, -o eso dijo Sophie-.
Tomo una taza de té y opto por no desayunar, no me apetece. Múltiples imágenes de Holly con su perfecta figura pasan por mi cabeza. Quizás bajando algo de peso me sienta mejor conmigo misma. No lo sé.
—¿Estás bien? —asiento a Nancy y le guiño un ojo. Por dentro sigo llorando como lo hice toda la noche, pero luego del discurso motivacional de mi mejor amiga y madrastra, entendí que nadie iba a salvarme de esto, debía hacerlo yo sola.
Tenía que ser la misma Olivia de antes de conocerlo, fría y distante, cerrada. Además, esas bolsas de manzanilla sobre mis ojos para bajar la hinchazón habían hecho un gran trabajo, estaba como nueva.
Me despido de mi hermano y subo al auto con Sophie, quien se ha ofrecido a acompañarme en la entrada de hoy para no pasar ni un momento sola, como una medida preventiva de que, si lo veo, no huya de nuevo.
Lo agradezco, pero no le digo nada.
—Quizás debamos poner algo de música. —subo el volumen de la radio y canto al ritmo de How do you sleep? de Sam Smith. Una joya.
—¿Has pensado en cantar en el show de talentos del lunes? Estoy segura de que ganarías. —recuerdo los folletos pegados por todas partes, el club de teatro organizaría un concurso para toda la secundaria el lunes en la noche y así contribuir con los gastos del baile escolar.
—No, ni loca, solo me limitaré a ver a la gente hacer el ridículo.
Veo que hace una mueca.
Oh, vieja Olivia, como te extrañaba...
—No puedes volver a cerrarte y ser la misma de antes, Oli, ibas muy bien. —lo sé.
Simplemente bajo del coche al llegar. Todo lo que huelo es drama estudiantil y mucha testosterona en el aire. Oh, olvídenlo, son los chicos parados en la entrada.
A veces se me olvida que tienen un grupo de fans "secreto".
Digo secreto porque esas chicas son más obvias que Perry el Ornitorrinco, pero nadie les dice nada porque son lindas, y a los grandotes les gusta la atención. Hormonales.
—Hola. —sonrío ante las miradas expectantes de todo el equipo, se que estaban esperando una Olivia triste o incluso enojada. Pero no es como si me fuese a aparecer por aquí derramando moco por todos lados.
—Hola. —Mika se acerca a mi y me tiende una barra de chocolate. —Jayden me dijo que eran tus favoritos y... —le paro.
—Está bien, chicos, estoy bien, en serio. —vuelvo a sonreír y absolutamente todos se miran confundidos, incluso Chris, quien nunca hace muecas más que alzar la ceja para todo. —si Colton puede jugar al juego de que nada pasó, yo también.
Los veo asentir no muy seguros, pero se recomponen cuando Jay llega hasta nosotros y abraza a Soph desde atrás. Mi pecho se hunde.
—¿Listos para la venta de pasteles de hoy? El coach ha dicho que podemos comer todo lo que nos apetezca. —Shawn rompe el silencio y empiezan a hablar de eso.
Oh mierda, debo hablar con Jordan.
—Chicos, debo irme, tengo que hablar con alguien. —maldiciendo me despido de ellos y entro a la secundaria, gracias a Dios no lo veo por ningún lado, y puedo llegar a la sala de conferencias tranquila.
Jordan, el vicepresidente del comité estudiantil de Easton High, Maddison, la secretaria y todos los demás "diputados", por así decirlo, se encuentran caminando de un lado a otro acomodando papeles y hablando con estrés entre ellos. De pronto me siento culpable por haberme ido sin avisar.
Carraspeo en la puerta.
Todos detienen sus labores y sonríen aliviados de verme. Wow.
—Olivia, que bueno que llegas, tenemos algunos problemas con uno de los puestos. —me la paso todo el primer periodo terminando y mejorando el gimnasio principal con todos los carritos de comida. Resulta que los del club de cocina hicieron, además de pasteles, cupcakes, donas, algunos dulces como galletas y panqué, para ser vendidos y así poder iniciar realmente con los preparativos del baile.
Eso me recuerda que tengo que ponerme de acuerdo con Holly para la decoración. Debo ingeniármelas para pasar el menor tiempo posible con esa pequeña perra.
Calma, fiera.
Al tocar el timbre del almuerzo, el gimnasio es llenado por estudiantes hambrientos y sedientos de comida. Por un lado veo a Tyson y Owen llenándose la boca de donas, en la esquina, Chris habla con una chica de segundo año bien encantada.
Todos disfrutan de la buena comida y de la música de fondo; buena idea, Maddison.
Me quedo en una de las gradas vigilando que todo esté en orden, también para mantenerme alejada de la tentación de la comida, mi estómago está hambriento pero tengo que resistir.
Y lo veo entrar.
Como si fuese un modelo y el comercial estuviera en cámara lenta, lo veo caminar entre la gente con una expresión gélida y cansada. Mi corazón toma ese ritmo insano que de costumbre me hace sentir, y luego mi pecho se hunde cuando se para al lado de Holly, quien está vestida fabulosa, como siempre.
No la toca, ella no lo mira, ni siquiera sonríe. Eso me hace confundir más. ¿Qué hace?
Observo con cuidado su rostro y veo bolsas bajo sus ojos, tiene pinta de que no ha dormido ni dos horas, pero me abofeteo mentalmente, pues, sigue viéndose guapísimo.
Me cuesta admitirlo, pero lo extraño.
—Debes dejar de mirarlo así. —estaba tan sumida en mi examen visual, que no me di cuenta cuando Jayden se sentó a mi lado con una paleta de cereza entre los dedos. —no vale la pena.
Bajo la vista cuando me tiende el dulce y suspiro.
—Tenías razón. —Jay me lo advirtió y yo no hice caso.
—Lamento haber tenido razón. —sonrío un poco y recuesto mi cabeza en su hombro. Quiero cambiar de tema, ya bastante despotricó ayer cuando llegó del entrenamiento. Ya no quería oír más nada al respecto.
De pronto, el moreno ya no estaba a la vista.
—¿Qué harás con el asunto de tu padre? —rompo el silencio después de unos minutos, recordando que no había hablado de eso desde aquella vez que se apareció en el penthouse.
Siento pena por el pobre hombre.
—Creo que hablaré con él. —me sorprende lo que escucho y lo miro estupefacta, estaba reacio a escucharlo, ¿qué lo hizo cambiar de opinión? —no sé absolutamente nada de su historia, tengo que admitir que deseo saber el porqué.
Sonrío feliz de que se de una oportunidad.
—Mientras no te vayas de casa, todo bien. —no soportaría que fuera a vivirse con su padre biológico, sería la gota que colme el vaso.
—¿Y dejarte mi habitación? No lo creo. —sonrío y lo abrazo. Jayden ha sido el mejor hermano mayor que hubiera podido pedir.
—Te quiero, tonto.
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23:15 [LHC #1]
Teen Fiction[Primer libro de la trilogía: La Hora Cero.] -No lo entiendo, ¿porqué insistes en quedarte?-me abracé a mi misma y miré por la ventana. El gran ventanal con vista a aquella gran ciudad ahora inundada por un gran diluvio. -¿Es que no lo ves? Olivia...