Capítulo cincuenta y tres:
Cuando al fin pude escapar de las garras de los grandotes, salí al estacionamiento del instituto sin esperanzas de encontrarlo. Observé todo el lugar, pero no lo visualicé y supuse que ya se había ido.
Hasta que lo vi.
Estaba hablando por teléfono, tenía un semblante furioso y casi podía escuchar su conversación desde donde estaba. Y nos separaban, al menos, cincuenta metros.
Cuando sus ojos se cruzaron con los míos instantáneamente dejó de hablar, y colgó, sin apartar su mirada de la mía. Solamente que no me miraba como lo hacía más temprano. Me veía como si yo tuviese la culpa de algo, molesto.
¿Con quien estaría hablando al teléfono?
—Yo... —traté de explicarle cuando llegué hasta él, pero me calló.
—No, Olivia. —negó. —¿leíste la carta?
Baje la mirada con vergüenza, después de todo, así no había esperado que reaccionara.
—No puedo creerlo. —se rió sarcásticamente. —¿a caso no sabes lo que es la privacidad?
—Colton, yo-
—No, cruzaste la línea. —su voz vaciló un poco, y cerró sus ojos por un momento. —por favor, aléjate de mí.
Fue lo único que dijo. Pero de mi boca brotó lo que llevaba tiempo queriendo decirle.
—¿Entonces? ¿Así es cómo van a ser las cosas de ahora en adelante? Llegas, me ilusionas y me apartas.
Tome su mano, y por primera vez en todo el tiempo que llevaba conociéndolo, vi una lágrima vacilar en su ojo. Si había una oportunidad de tenerlo cerca de nuevo, por más mínima que fuera, la aprovecharía.
—En serio, tienes que alejarte de mí. —dijo en un susurro, recuperando su semblante serio. Pero lo conocía, sabía que podía romper en cualquier momento.
—No quiero, Colton. No se como son las cosas para los demás, pero a mí un poco de orgullo no me va a quitar una de las personas más maravillosas de mi vida.
Pero no dijo nada.
Sus labios se estamparon contra los míos con una ferocidad abrasadora, en un beso lleno de desesperación y tristeza, podía sentir como todos los vellos de mi cuerpo se erizaban por haberlo tenido lejos tanto tiempo. Estaba extasiada y extrañaba tanto su tacto, era todo lo que yo quería.
Pero como nada es perfecto, un estruendo hizo que nos separáramos.
Más bien, que él me empujara lejos.
Una camioneta negra, nueva y del año -no como la pintaban en las películas- estacionó a unos metros de nosotros, y pude ver la expresión de miedo disfrazada de frialdad en el rostro de Colton. Casi quise golpearme por no haberlo imaginado antes, empezaba a entenderlo todo.
Lukas bajó del vehículo con un arma en la mano, y sentí mis manos sudar. Mi ya acelerado corazón tomó un ritmo insano y pude sentir la falta de oxígeno cuando mi garganta se cerró.
Una. Puta. Arma.
—Vaya, vaya, Olivia. —el pelinegro me miró de arriba-abajo con una mirada lasciva. —después de tanto tiempo, al fin nos volvemos a encontrar.
No respondí. Se guardó la pistola en el pantalón y se cruzó de brazos, mirando a Colton.
—Parece que no sabes seguir instrucciones. Pero no importa, hoy tengo ganas de drama. —a lo lejos pude ver como Jordan caminaba hacia nosotros, pero con una negación de cabeza casi inexistente que le di, supo que no debía acercarse.
Estaba lo suficientemente lejos como para no escuchar nada, y ni siquiera podía ver bien su rostro desde aquí. Pero pude ver perfectamente cuando se posicionó detrás de un auto, pensando que yo no lo vería.
Oh, Jordan.
—Déjala a ella, fue culpa mía. —la gruesa voz del moreno se escuchaba firme y espeluznante, pero la mirada del chico frente a nosotros lo era el doble.
Estaba aturdida.
—Nunca doy segundas oportunidades. —fue lo único que dijo antes de que lo tomaran por los hombros bruscamente y lo metieran en la camioneta. Su grito desgarrador me hizo entrar en pánico.
—¡Corre Olivia!
Y todo pasó muy rápido
No lo dude y corrí lo más rápido que mis zapatos me permitieron, pero fue inútil. Estos chicos corren doscientas millas diarias y levantan trescientas libras con las piernas. Era obvio que jamás podría escapar de ellos.
Bruscamente la mano de uno de ellos se posicionó en mi cuello casi ahorcándome, y la otra me rodeó por el estómago hasta subir a la camioneta. Traté de gritar, pero sus dedos estrangulaban mi garganta y si usaba las pocas energías que me quedaban, no tendría más oxígeno en mis pulmones. Sentí como nos poníamos en marcha, pero mi vista estaba nublada por la oscuridad del vehículo y luego los cerré con dolor cuando uno de ellos tomó mis muñecas por detrás y les colocó cinta adhesiva al rededor. Ni siquiera podía sentir mis dedos y la sensación de quemazón se hizo evidente.
No podía decir nada, sentía que el sonido no saldría de mi garganta, estaba completamente sofocada. Pero traté de esforzarme y ver cuanta gente había dentro, hacia donde nos dirigíamos o donde estaba Colton. Solo alcancé a ver como le ponían una bolsa de tela en la cabeza al moreno, cuando mis ojos se cerraron pesadamente.
Narrador universal.
Jordan caminaba por todo el gimnasio tratando de encontrar a la pelirroja de vestido tierno, ya tenían que anunciar a los reyes del baile y la encargada de eso era Olivia.
Pero no la veía por ningún lado.
Se acercó con un poco de vergüenza hacia Shawn, uno de los jugadores del equipo y pareja del baile de la susodicha, que se encontraba bebiendo ponche y hablando con sus amigos del equipo. Le daba mucha pena interrumpir, pero no dejaría que el baile se estropease por culpa de él.
—Hola. —le tocó el hombro y vio como el grandote lo miró con una sonrisa tierna. Medía como dos metros, pero eso no lo hacía intimidante.
—Hola. —respondió con cordialidad.
—Siento interrumpir, ¿has visto a Olivia? Ya anunciarán a los reyes del baile y no la veo por ningún lado. —el rubio alcanzó a ver como su semblante decayó un poco. Se notaba a leguas que él gustaba de aquella chica, pero nadie parecía notarlo.
O al menos, lo ignoraban muy bien.
—Ha salido al estacionamiento, supongo, a buscar a Colton. —el de lentes asintió en agradecimiento y sin perder el tiempo caminó hasta afuera.
Alegremente visualizó a su amiga parada en medio del lugar, pero su semblante cambió a uno confundido al ver con quien se encontraba. Frente a ellos una camioneta negra y varios chicos fuera de ella, mientras Colton Williams musitaba algunas palabras, pudo ver como la chica pálida negó con la cabeza cuando lo vio.
Supo que no debía acercarse más.
Dio media vuelta para volver dentro, ya anunciarían a los reyes sin ella; pero tenía un mal presentimiento, así que siguiendo su instinto, decidió quedarse a observar. Tratando de que nadie lo viera se escondió detrás de un auto y esperó a ver que pasaba a continuación.
Aquellos chicos, más bien, grandotes, estaban de brazos cruzados detrás de uno en particular de cabello negro, pero no pudo verle la cara porque estaban de espaldas a él. Se dijo a sí mismo que todo eso parecía un atraco.
El corazón del rubio tomó un ritmo acelerado cuando dos chicos tomaron bruscamente de los hombros al moreno y escuchó como gritaba: "¡Corre Olivia!"
Sin dudarlo la muchacha huyó lo más rápido que pudo, y Jordan quiso salir a ayudarla, pero se dijo que si lo llevaban a él también, nadie lo sabría y no podrían rescatarlos. Tenía que hablar con Shawn.
Se tapó la boca cuando uno de ellos tomó de la garganta a Olivia y la subieron de una manera torpe a la camioneta.
Y de pronto, habían desaparecido.
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23:15 [LHC #1]
Teen Fiction[Primer libro de la trilogía: La Hora Cero.] -No lo entiendo, ¿porqué insistes en quedarte?-me abracé a mi misma y miré por la ventana. El gran ventanal con vista a aquella gran ciudad ahora inundada por un gran diluvio. -¿Es que no lo ves? Olivia...