Capítulo dieciocho:
El lunes por la mañana me desperté feliz. Tenía unas ojeras gigantescas y un sueño terrible, pero mi mente no podía parar de pensar en la noche anterior.
Sabía que después de ese momento, las cosas no serían iguales entre Colton y yo.
Y era algo que me emocionaba.
Las palabras de Holly resbalaron en mi mente y fue reemplazada por la voz del chico de ojos miel diciéndome que ella se equivocaba, y que poco a poco, me colaba más dentro de él.
Suspiré.
Me permití entrar a escondidas al cuarto de mis padres y robar un poco de corrector para ojeras. Había visto a Sophie colocárselo muchas veces, así que tenía alguna idea.
Me vestí con un suéter blanco y jeans oscuros y tomé mi mochila, a pesar de todo, el constante recordatorio de todo lo que me esperaba en cuanto a la situación de los chicos de BASIS seguía en mi mente, y era algo que difícilmente podría borrar hasta que todo se solucionara.
Fui a la cocina y esperando por que Jayden saliera de su habitación decidí ver instagram. Las llaves en la cerradura llamaron mi atención y luego la próxima voz de mis padres riendo y carcajeando llenó la habitación.
Ambos entraron con sus equipajes en mano y ropa formal.
—Hola. —salude.
Tenía que admitir que a veces me molestaba que ambos estuvieran en su propio mundo y no se esforzaran en forjar una mejor relación familiar.
Pero supongo que eso no es algo que se pide. Simplemente nace.
—Olivia, cariño, ya es tarde, deberías estar en el instituto ya, no quieres faltar a tu primera clase. —con un sabor amargo en mi boca, asentí como siempre y dejé el vaso de leche que estaba tomando para tomar mi mochila abruptamente.
—Bien, díganle a Jayden que lo espero en mi auto.
—Oh, eso no será necesario, ayer hablamos y puede volver a usar el suyo.
Un mal sentimiento se instaló en mi estómago, casi como decepción, pero no lo era.
—¿Hablaron con él?
—Oh, si. Nos escribió ayer para preguntarnos cómo estábamos y todo eso. —mi padre dejó su saco sobre el sofá y aflojó el nudo de su corbata.
—Oh.. —tragué aquel sabor a metal de mi boca y ni siquiera me esforcé en sonreír. —bueno, creo que ahora si es hora de irme. Adiós.
Y antes de que me respondieran, cerré de un portazo.
Jamás hablaba con ellos cuando se iban de viaje, principalmente por que no teníamos nada de que hablar, no teníamos una relación tan cercana, solo una diplomática. Casi artificial, desde que había dejado el psicólogo ambos volvieron a sumirse en sus vidas tanto como les fue posible y dejaron de lado, un poco, su vida familiar.
Ni siquiera estaba muy segura de que durmieran en casa la semana completa.
Me monté en mi auto y tragando el nudo en la garganta, me puse en marcha. Nunca me había molestado tener una relación tan distante con ellos, hasta ahora.
O es que nunca me había puesto a pensar que tan superficiales éramos.
Ni siquiera me detuve en la puerta de Sophie por que sabía que Jayden pasaría por ella y seguí de largo hasta llegar al instituto. Era temprano, otra razón que me hizo cabrear más.
Papá me quería perfecta, claro, era la hija prodigio con el mejor promedio en esta maldita secundaria, nunca faltaba y nunca llegaba tarde.
Y estaba asegurándose de que fuera así, simplemente para seguir manteniendo el estatus social.
Familia perfecta. Matrimonio cuarentón con un hijo mayor capitán del equipo de fútbol, seguramente asegurado con una beca deportiva y luego la hija cerebrito, santa, educada y femenina. Si esto fuera una novela yo sería una bailarina profesional o querría estudiar psicología en la universidad.
Me reí internamente.
Caminé bajo las miradas de algunas personas y me acerqué a mi casillero. Me sorprendí al verlo pintado con sprite y letras rojas "OXC".
Tragué grueso.
Lentamente lo abrí. Un sobre blanco descansaba sobre mis pertenencias. Pulcro, sin ninguna arruga, bien sellado.
Observé a los lados para verificar que no era una broma, pero nadie se estaba riendo.
Temblorosamente metí el sobre dentro de mi mochila y cerré abruptamente. Si seguía así, iba a terminar rompiendo algo.
Sabiendo perfectamente a quien llamar, me encaminé hacia el salón de música con el teléfono en la mano, y marqué.
—¿Hola? —su voz saltó a través de la línea y mi corazón se aceleró al escucharlo.
Pero estaba más nerviosa por la carta que por él.
—Colton, ¿dónde estás? —llegué al aula, cuidadosamente me fijé que nadie me siguiera y me adentré en él.
Solamente se usaban los martes y jueves, así que hoy no había nadie.
—Camino al instituto, ¿que pasó? ¿Estás bien?
—Si, bueno, no exactamente. —saqué el papel y lo observé.
Ninguna marca, ninguna firma. Nada.
>>Necesito que te apures, te esperaré en el salón de música, es urgente.
—¿Olivia? ¿Estás bien?
—Te espero. —tragué y revolví mi cabello. No sabía si debía abrirlo.
Quizás era mejor esperar a Colton.
Quince minutos después, el chico de ojos miel, con la chaqueta del equipo de fútbol, entró agitado y con un vaso de café en la mano.
Se veía adorable.
—Olivia, mierda, ¿estás bien? He llegado lo más rápido que pude pero...
Dejó de hablar cuando le tendí la carta.
Sus ojos bajaron hasta el papel y lo tomaron con lentitud. Tragó saliva.
—¿Qué es esto?
—Estaba en mi casillero cuando llegué. —observando si tenía sellos o algo, dejó su mochila y su café a un lado.
No me había parado a reparar en que se veía espléndido en esa chaqueta. Desvié mi mirada.
—¿Sabes de quién es?
—¿No es obvio?
Su mirada subió hasta mis ojos y luego paseó por mi cuerpo, volviendo a la carta y dejándome con un cosquilleo en el vientre.
—¿Crees que debamos abrirlo? —asentí con un sonido nasal, viendo como poco a poco, el sobre de papel era roto, dejando ver una hoja blanca con letra impresa.
La leyó en voz alta.
—Juguemos un juego, ¿no te parece? Oh, y disculpa por nuestra entrada un poco extravagante, pero queríamos que supieras quienes somos.
Por que lo sabes, Olivia.
Esto va así, se llama "OliviaXColton". Sabemos que no leerás esta carta sola, o que por lo menos, no te la callarás. Así que te damos una oportunidad más.
Para que juegues limpio.
Nosotros te contactaremos, y es mejor que no lo sepa nadie, por que pagarán las consecuencias.
Solo espera mi llamado.
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23:15 [LHC #1]
Teen Fiction[Primer libro de la trilogía: La Hora Cero.] -No lo entiendo, ¿porqué insistes en quedarte?-me abracé a mi misma y miré por la ventana. El gran ventanal con vista a aquella gran ciudad ahora inundada por un gran diluvio. -¿Es que no lo ves? Olivia...