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Capítulo trece:

Todos llevábamos, al menos, una media hora en la sala de espera. Las cosas se habían alargado puesto que Mika había tenido una reacción alérgica a unos medicamentos y tuvieron que bajar su hinchazón.

Este era el colmo. Sentía que todo iba de mal en peor.

Sin embargo, había podido observar con detalle a algunos de los chicos del equipo, entre ellos a Chris Evans, el muchacho era guapo, muy parecido al personaje de una serie que solía ver. Cabello castaño, ojos miel, tez blanca, lunares por todos lados, mirada seductora y una sonrisa no tan perfecta, pero casi imperceptible sus errores.

Una belleza europea.

Al hablar tenía una actitud seria y desafiante, con cierto levantamiento de cejas y mascando el chicle entre sus dientes de manera... ¿sexy? No lo sé, solo puedo decir que se ve bien.

Por otro lado, había llegado a la conclusión de que el hermano de Mika era simplemente su copia, lo único por lo que podrías diferenciarlos es gracias a su cabello. El cabello del mayor es de un castaño claro, tan largo como hasta la altura de sus hombros pero amarrado en una coleta en su nuca, sin embargo, con algunos mechones rebeldes escapando y cayendo por su frente; había descubierto que su nombre era Dylan cuando uno de los chicos lo llamó y este volteó, pero todavía seguía sin saber que tan mayor que Mika era.

Había tenido la oportunidad de hablar con algunos de los chicos y todos, la verdad, son muy simpáticos y divertidos, no había parado de reír en todo el tiempo que llevábamos aquí.

Retiro lo que dije antes cuando me referí a ellos como unos imbeciles. Son todo lo contrario.

Jayden se la pasó todo el tiempo hablando por separado con Chris y Dylan, los tres se veían preocupados y alertas, lo que me hace suponer que la reunión no ha acabado todavía.

¿Y Colton?

Estuvo sentado con Owen y Cameron mientras yo no paraba de reír con las ocurrencias de Landon, Hunter y Liam, siendo acompañada por Sophie.

La mirada penetrante del chico de ojos miel me perforaba la mejilla, pero me negaba a voltear.

Le había contado lo más oscuro de mi pasado, y ni siquiera me había hablado desde entonces. Pero al mismo tiempo no paraba de observarme con recelo y cada vez que reía junto con los grandotes, apretaba la mandíbula o apartaba la mirada.

Contradictorio...

Quería convencerme a mi misma de que no me había equivocado al abrirme a él tan rápido. Por que vamos... admitámoslo, puedo parecer fuerte y toda la cosa, pero soy fácil de romper.

Y ahora que veo hacia atrás. Muy confianzuda también.

Un sentimiento de arrepentimiento y paranoia se instaló en mi pecho, y de pronto todo el ruido empezó a aturdirme.

—Voy a por un café. Ya vuelvo. —le susurré a Sophie, quien estaba muy encantada escuchando historias de los tres grandotes y me levanté.

Los chicos me miraron expectantes, pero no dijeron nada.

A paso rápido caminé hasta la cafetería del hospital, la cual no estaba tan llena de gente. Solamente estaban los trabajadores y una pareja sollozando en una mesa apartada. En seguida me sentí mal por ellos.

Con el pecho un poco apretado me acerqué a la caja registradora y le sonreí al chico, este me sonrió de vuelta.

Se notaba que era joven.

—Hola ¿Me das un café negro bien cargado? Por favor. —busqué unos dólares que estaban en mi campera, pero una voz interrumpió mi búsqueda.

23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora